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La crisis deja 8.000 viviendas a medio terminar en la provincia de Málaga

Promociones como las de la Urbanización Sant Angelo Norte en Benalmádena apenas tienen inquilinos y están rodeadas de parcelas vacías.

Álvaro López Millán

Málaga —

La A7 cruza la provincia de Málaga de este a oeste. Más de 160 kilómetros de una autovía que transita a varios cientos de metros de la costa en la mayoría de su recorrido. Atraviesa 12 municipios y bordea miles de viviendas y urbanizaciones. Pero a diferencia de lo que sucede con la cercana Nacional 340, un gran número de los inmuebles de los que se ven desde la carretera están terminados, pero sin vender, o son estructuras de hormigón abandonadas.

Es la imagen de una crisis que, a tenor del estado de muchas promociones, parece que pilló por sorpresa de un día para otro a las empresas vinculadas al sector inmobiliario. La Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP) cifra en 12.000 el stock de viviendas a la venta en la provincia de Málaga. Son pisos y casas que están terminadas y preparadas para que, si son compradas, se pueda a entrar a vivir en ellas inmediatamente.

La cantidad es minúscula si se compara con las cifras del boom inmobiliario. En el año 2007, justo antes de que estallara la burbuja, se vendieron en la provincia de Málaga 19.526 viviendas según el Ministerio de Fomento. En esa década había listas de espera de hasta tres años para poder adquirir un piso. Sin embargo, esa misma cifra es un gigante si se extrapola a la realidad actual que asegura, según el Gobierno, que en 2012 únicamente se dio salida a 4.306 viviendas, aunque la ACP eleva el número hasta las 6.800.

Sin embargo, hay otra cifra que es más preocupante para el sector y para la imagen de la Costa del Sol como referente turístico: las promociones inacabadas. Aquellas que sólo son un esqueleto de pilares y plantas completamente desnudas u otras que, casi acabadas, vieron como de la noche a la mañana se quedaban sin trabajadores porque las empresas que las ejecutaban entraban en suspensión de pagos. La ACP estima que, sólo en la provincia, hay unas 8.000 viviendas por terminar. Estos inmuebles, lejos convertirse en un producto atractivo para turistas, residentes o inversores, son edificios sin ningún mantenimiento, con un creciente desgaste y saqueados, en muchos casos, por ladrones en busca de todo lo aprovechable que haya en su interior.

Inseguridad y abandono

Inseguridad y abandonoJosé Prado es presidente de la ACP. Defiende que las empresas que aún sobreviven a la crisis y tienen viviendas en venta “no pueden permitirse que ese patrimonio propio se malogre, por lo que la vigilancia y la conservación es constante”. No sucede lo mismo en los inmuebles que ahora son propiedad de bancos. Prado considera que a la situación de abandono se llega porque para las entidades “el mantenimiento de las viviendas tiene un coste que, en muchos casos, las entidades bancarias no están dispuestas a asumir”.

Un buen ejemplo –no el único- de esta situación lo viven los pocos vecinos de la urbanización Sant Angelo Norte, en el municipio de Benalmádena. Lo que iba a ser un conjunto residencial con colegios, parques, supermercados y varias promociones, es hoy un monte con algunas viviendas unifamiliares y no más de una decena de edificios, la mayoría semivacíos y otros completamente cerrados porque no tienen ningún vecino. El único equipamiento público es un pequeño parque infantil inaugurado recientemente y que está rodeado de parcelas vacías y postes de banderolas publicitarias destrozadas por el paso del tiempo y el viento que sopla en la zona.

En este punto de la Costa del Sol, con unas impresionantes vistas al Mediterráneo y desde donde ve Marruecos en los días claros, es difícil encontrar a alguien paseando por sus aceras y calles. Nestor Camino es uno de los pocos que lo hace a diario junto a sus perros por las desangeladas calles. “Vivimos unos dos vecinos por bloque, estamos muy alejado de todo, y hay mucho abandono”, asegura al tiempo que denuncia que esta sensación de soledad provoca “grandes problemas de seguridad”. De hecho, él ha sido víctima de robos y ha podido ver en primera persona a los agentes de la Guardia Civil buscando a presuntos ladrones en los jardines y zonas comunes de los edificios que actualmente no tienen inquilinos.

Propietarios sin casas

Propietarios sin casasY detrás de esas viviendas sin acabar en muchos casos hay propietarios que han visto cómo se ha frustrado su sueño de tener una casa. Pese a que la legislación obliga a que cuando se entreguen las cantidades a cuenta durante la construcción del inmueble, estas deben estar avaladas, la quiebra de algunas empresas ha demostrado que en la práctica no es así. El delegado de la Asociación de Usuarios de la Banca (AUSBANC) en Málaga, Alfredo Martínez, explica que hay afectados que han pagado el 20% del precio total y, tras detenerse las obras, han perdido todo el dinero porque hay empresas que ni siquiera “han entrado en concurso de acreedores”. A estos afectados les queda un largo proceso judicial para recuperar, al menos, parte del dinero.

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