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Día 25 en estado de alarma: (pequeñas o grandes) insumisiones

Insumisiones

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Define la Real Academia “insumiso” como “Aquel que no se deja someter o dominar por la fuerza o las circunstancias o por la autoridad de otros”. Pues ya te digo yo que conozco unos 45 millones de españoles.

Y es que, en mayor o menor medida, todos nos saltamos las normas y más en estos momentos de confinamiento. Están los que tiran la basura en paquetitos de 50 gramos, los que tienen un perro San Bernardo que parece un galgo de tanto paseo, los que no dejan de ir a la frutería porque se les han olvidado los tomates, después los pimientos y después la lechuga. ¡Dios mío, para hacer una ensalada la de vueltas que dan!

Los que suben a la azotea comunal a hacer ejercicio, los que se olvidan la cartera “pero no te preocupes, que ahora voy a casa y te pago” y los que, como yo, nos rebelamos contra la fuerza de las circunstancias y la autoridad del otro... y me refiero al peso de mi casa, que no deja de atosigarme con que estoy engordando, ¡como si no lo supiera yo! (La ventana de Luis)

Insumisión y egos

Mi madre lleva casi un mes encerrada en un piso de 70 metros cuadrados. Vive en la tercera planta de un piso en Lepe que tiene a sus pies la carretera que conecta con sus playas. Desde su ventana, en estos días, ve muchos más coches que en días anteriores. Esa milonga de que estamos respetando el confinamiento se la pueden contar a los de la foto, paseando aprovechando el sol de la tarde en Islantilla, a seis kilómetros de su casa, por su inmenso campo de golf.

No es insumisión, es estupidez. Nos creemos inmortales, pero a la vez somos egocéntricos, y cuando se juntan las dos cosas, mueren más de 15.000 personas. Es una ley matemática, porque además pensamos que estamos encerrados en casa para no contagiarnos, y no pensamos que lo hacemos para no contagiar.

Puestos a hablar de insumisión, en estos días prefiero una palabra que rima: insurrección. A menos, El último de la fila es música, y la música amansa a las fieras. (La ventana de Fermín)

¿Huele a motín?

Hay días que salen rebelados. Uno nota que hay ganas de motín en el ambiente. Mis niños de arriba, Pablo y Manuel, a sus tres añitos están aguantando como unos campeones este mes de virulento encierro. Ayer jugaban apaciblemente a los piratas, hoy han estallado en un escandaloso motín que ha terminado en llantos.

Se les agota la paciencia y tiran la pelota a la calle con la esperanza de salir a jugar. Cómo nos gustaría tirar a nosotros la pelota y escapar. En la calle oigo a niños jugando al escondite… ¿también ellos se han amotinado?

Resistiré suena hoy diferente, suena a pequeño motín, suena a himno antifranquista, suena a un pueblo unido resistiendo. Algunos le roban el alma, con sus proclamas hueras, pero hoy esa canción me sabe auténtica, me sabe a motín. Aunque la cante Álex Úbago, en mi mente oigo las palabras de Carlos Toro en homenaje a su padre. (La ventana de Alejandro)

Revolución interior

Os digo una cosa. En días de interior como los que estamos viviendo mis insumisiones se han convertido en interiores también. Fuera, a lo más que llego es a ir al otro supermercado, un poco más lejos, porque en el de al lado hay muchísima cola. Además de que se siente una pelín ridícula sumando pasos de más. Por eso, mis revoluciones son en casa.

Se dan varios factores: un día largo, de esos en los que te sientes pulpo y sigues sin tener manos suficientes para llegar a todo; haces la comida y escuchas el clásico “ay, mamá, qué asco”; te pones a limpiar y se te rompe la escoba; tenías todo claro para el día y la actualidad decide ponerse flamenca, así que más trabajo; la tablet se alía con tus hijos para montar una motín (sonoro preferiblemente); y la alergia ataca sin piedad por donde puede (muerte a las flores). Entonces un gesto pequeño se convierte en auténtica insumisión, una rebelión e incluso una liberación. Uno pequeño es suficiente. Una frase sencilla se transforma en épica trinchera y en reivindicación personal: “Hasta aquí he llegado: hoy cenamos pizza y se acabó”. (La ventana de Lucre)

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