Entre la corrupción y la estulticia

La actual situación del PSOE me recuerda mucho al viejo y caduco chiste (y perdonen la comparación) de los dos fulanos que viajan en el mismo compartimento del tren y uno se empeña en bajar la ventanilla, mientras el otro porfía por subirla. Hasta tal punto llega la acalorada discusión que un tercer viajero se ve en la obligación de intervenir para avisarles de un pequeño detalle del que no se habían percatado: “Da igual, si la ventana no tiene cristal”. Ni frenos el tren, añadiría yo, sin ánimo de malmeter, que tampoco hace falta, que para eso los líderes socialistas se bastan ellos solos.

Y ahí siguen barones y baronesas, inasequibles al desaliento, en el fecundo debate sobre la ventana, en vez de buscar un remedio, como parchear el agujero o bajarse del tren; aunque mucho me temo que al final escogerán la peor opción, que es seguir discutiendo y esperar a que el tren se descalabre barranco abajo. Que conste que entiendo la endiablada decisión que tienen que tomar, que si dejan que el PP gobierne ahora, malo, pero peor sería que hubiera nuevas elecciones en las que el Partido Pútrido bien podría aumentar su mayoría parlamentaria. De Guatemala a Guatepeor.

Porque en el caso de tuviéramos que ir a las urnas de nuevo, don Mariano Pinocho lo tiene muy fácil, ya que sólo tendría que contar dos o tres mentirijillas más para añadirlas a su programa electoral, palabrita del Niño Rajoy. Y si eso no bastara, también podría destapar un par de redes corruptas más, con sus cuentas en Suiza y su dinero negro, que eso siempre viene bien para que los españoles, y muy españoles, se animen y vuelvan a votarle, que al parecer es lo que les gusta a las gentes de orden. Puede parecer estrambótico, pero esto es lo que hay.

También le vendrían bien las terceras elecciones al excelentísimo señor camarada Iglesias (y unas cuartas, si fuera menester), que a río revuelto, ganancia de podemitas. Para prepararse para tal eventualidad, siguen en Podemos con sus utilísimos debates para asaltar los cielos, como el de cambiar el lema “Sí se puede” por “Luchar, crear, poder popular”, mucho más clarificador, vete tú a comparar. Igual de clarificador que la polémica sobre si al final de los mítines hay que levantar el puño o hacer el signo de la victoria, que de todo hay en la viña del señor Lenin. Para que puedan pasar pantalla y dedicarse a otras cosas de menor rango, como las pensiones, los salarios, la sanidad y la educación, yo les propongo que adopten el saludo de las manos levantadas y abiertas que emplean algunos de sus dirigentes. En vez de cantar la Internacional podrían entonar el ‘Cinco lobitos tiene la loba’, que esa sí que se la sabe toda la gente.

Todos a una

En esta complicada situación para el PSOE, un servidor siempre ha sido partidario de seguir con el “no” a Rajoy, que de perdidos al río y que salga el sol por Panamá. La alternativa en ese caso era buscar un acuerdo con el Mesías redivivo, aun siendo consciente de que quien con niños se acuesta.... Y lo creía hasta el miércoles pasado, día en el que vi el edificante espectáculo ofrecido en una universidad madrileña, entrando a patadas en un debate. Si esto de asaltar las aulas es la primera fase del asalto los cielos, a lo mejor nos conviene quedarnos en el purgatorio hasta que escampe.

Así pues, ruego a los socialistas todos que hagan lo que hagan en la embestidura de Rajoy lo hagan todos juntos, que sólo nos faltaba que la única defensa seria que nos queda ante la corrupción y la estulticia acabe dividida en dos facciones, que ya no podrían llamarse PSOE. Para los partidarios de no pactar con los malvados nacionalistas y otras hierbas, propongo el nombre de Quintaesencia Española Popular Democrática. Y para el sector más proclive a podemizarse, Reagrupamiento Internacionalista Proletario. Las respectivas siglas serían Q.E.P.D. y R.I.P. Los enterraríamos boca abajo, por si les da por escarbar.