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Los Tercios de Génova
La noticia no hubiera pasado inadvertida en tiempos de la Guerra de Flandes: “Una escuadra del Tercio de Génova se pasa al enemigo”. Una traición sin precedente. Y eso que entre la soldadesca genovesa figura hasta un novio de la muerte: el alférez Zoido. El Camino español a Flandes ya no es tan duro, ahora se va en avión y con dietas, aunque aún sigue teniendo su aliciente si se transitara como antes: pasa por Suiza y eso siempre agrada a estos patriotas de lo ajeno.
El PP ha llevado su guerra contra el Gobierno de coalición a Europa y para ello se ha pasado al enemigo, a los sectores más radicales, ultras, insolidarios y antieuropeos de los Países Bajos y Austria, fundamentalmente. Allí gobiernan los suyos, que no es que piensen como todos los holandeses, como han resaltado los sindicatos europeos, al lado de España. Se autodenominan los “frugales”, como si nunca hubiéramos visto y sufrido sus frugalidades de codo en la Costa del Sol, Baleares o doquiera. Sin hablar de los paraísos fiscales.
Con estos aliados, el PP quiere poner una pica en Flandes en la cruz del Gobierno. Antes intentaron poner picas en la Carrera de San Jerónimo, en la Plaza de la Marina, en Galapagar y hasta en el juzgado de Instrucción número 51, en su guerra judicial, apoyados en otra escuadra de la Guardia Civil patriótica. En esto último tiene una gran experiencia el eurodiputado y otrora juez, Zoido, experimentado y precursor de estas lides en Andalucía.
No es que nunca se hayan dirimido intereses españoles en Europa, muchas veces, pero no es lo mismo la División Azul que La Nueve, y puestos a ayudarnos tampoco es que echemos de menos al mariscal Soult ni a los Cien Mil Hijos de San Luis, de devoción borbónica.
Dolors Monserrat y toda la escuadra quieren que los 750.000 millones de euros –en torno a 140.000 para España– no sean una ayuda sino préstamos sometidos a condicionalidad, es decir, condiciones duras para que el pueblo no vea el ejemplo de que se puede ayudar a los españoles sin sacrificar a los más necesitados como hiciera Mariano Rajoy en otra crisis, cuyos estragos aún sufre la sanidad pública española y los trabajadores sometidos a sus reformas laborales pero no los banqueros.
Eso dice el PP, que el dinero europeo, que también es nuestro, de nuestros impuestos y esfuerzos, no sea para la reforma laboral. Mienten. Podría parecer que es un servicio a la patronal y al IBEX 35 pero quiá. El PP lo que teme es que el Gobierno tenga dinero, suministros, para la reconstrucción y hasta los empresarios sepan que un Gobierno de rojos contribuye de manera eficaz a la reconstrucción, habiendo defendido con uñas y dientes los intereses de los ciudadanos en Bruselas. Además, el Gobierno de coalición se sitúa en la construcción de una UE solidaria, contra la desigualdad, y se suma al discurso de la derecha democrática europea, liderada por Angela Merkel, para poner freno a la extrema derecha.
Como buenos Tercios de Génova, en la FAES han estudiado El arte de la guerra, de Sunzi. Una vez que han fallado en todas las batallas planteadas, incluidas la parlamentaria, la judicial, la callejera, la balconera y la mediática, ahora lo que tratan es de cortar los suministros europeos o que lleguen tarde al Gobierno. Algo muy guerrero pero, desde luego, muy poco patriótico. En otra circunstancia los corresponsales de guerra de aquellas batallas flamencas y de estas no tendrían dudas en hablar de traicionar a España.
P.D. Zoido está oculto pero sale retratado en la noticia de que el CGPJ ha admitido dilaciones injustificadas, indebidas y proceso anormal en la causa contra Antonio Rodrigo Torrijos –fue además absuelto–, promovida por el citado ante la juez Alaya. Afortunadamente, ahora no es juez, solo alférez.
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