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Los ecologistas aplauden la ilegalización del comercio del cangrejo rojo

El Supremo prohíbe la cría del visón americano y la venta de cangrejo rojo

Alejandro Ávila

La industria del cangrejo rojo en Isla Mayor tiene los días contados. Una sentencia del Tribunal Supremo ha dado la razón a los grupos ecologistas: no se puede seguir comercializando esta especie invasora, que genera 20 millones de euros para cinco viveros y 250 familias pescadoras, pero que tiene un fuerte impacto sobre el medio ambiente.

El Supremo ha admitido el recurso que presentó Ecologistas en Acción, Seo/Birdlife y la Asociación para el Estudio y Mejora de los Salmónidos, contra un decreto que el ministro Miguel Arias Cañete firmó poco antes de abandonar su puesto y marcharse a la Comisión Europea.

La sentencia obliga a incluir especies como la carpa común o la trucha arco iris en el Catálogo español de Especies Exóticas Invasoras y prohíbe la comercialización del cangrejo rojo americano o la explotación del visón americano. El decreto de Cañete había excluido a varias de estas especies del Catálogo o, como en el caso del cangrejo, había permitido que se siguieran explotando con fines comerciales.

El Supremo es tajante y declara la “nulidad radical” de la disposición quinta adicional del decreto que permitía la comercialización de Procambarus clarkii, al ser una “transgresión de lo imperativamente establecido” por la Ley de Patrimonio Natural.

Los grupos ecologistas se congratulan de que el poder judicial haya obligado a la administración a cumplir la ley contra una de las veinte especies exóticas invasoras más dañinas de España, tal y como apuntan estudios del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Juan Carlos Atienza, responsable de biodiversidad en SEO/Birdlife, subraya que en el caso del cangrejo rojo, “la disposición era ilegal, la sentencia es de obligado cumplimiento inmediato y lo que se tiene que hacer ahora es impedir su aprovechamiento de manera inmediata”.

José Luis Anguita, experto en biodiversidad de Ecologistas en Acción, resalta que “el decreto no casaba con las leyes ambientales y lo que viene a decir el Tribunal Supremo es que el decreto de Cañete era ilegal”. Atienza compara el caso del cangrejo con el de los astilleros. “Debería haber reconversiones, como ocurrió con las navieras. El cangrejo autóctono es igual de rico que el otro. No se trata de que la gente deje de pescar o comer cangrejos, sino de amoldarnos a lo que es sostenible. Mantener una especie autóctona y una invasora resulta insostenible”, explica.

El cangrejo rojo, introducido en los años 70 en España, tiene dos efectos especialmente negativos sobre el medio ambiente: por un lado, desplaza al autóctono al portar enfermedades que acaban con él y, por otro, supone un enorme impacto sobre humedales y ríos. Ese impacto se traduce también en términos económicos para los arroceros, que ven como los muros de sus parcelas se ven socavados por los agujeros de estos animales.

El experto en biodiversidad de SEO/Birdlife recuerda que “mientras hay unas personas ganando dinero con la explotación del cangrejo rojo, los demás ciudadanos sufrimos su impacto ambiental y lo pagamos con nuestros impuestos. Los que tienen estas industrias no están pagando un impuesto solidario para que no se extingan los cangrejos autóctonos o para que no supongan un problema para los agricultores del arroz”.

De este modo, mientras hay toda una industria alrededor de un animal con unos efectos ambientales muy graves, que exporta cada año tres millones de kilos a Estados Unidos, China o Francia, la administración pública está criando cangrejos autóctonos para evitar su extinción. “La Unión Europea ha puesto dinero para salvar al cangrejo autóctono”, subraya Atienza.

Ecologistas en Acción y SEO/Birdlife creen que la solución no será sencilla, pero recalcan que lo primero es impedir el aprovechamiento y comercialización del cangrejo rojo extraído del entorno natural.

“Las soluciones para el cangrejo rojo en las marismas tendrá que venir de las administraciones y los expertos, que tendrán que llevar a cabo una regulación que impida que la proliferación del cangrejo rojo vaya a más”, analiza Anguita.

Desde SEO/Birdlife, por su parte, creen que los pescadores deberían ayudar a “mejorar las poblaciones” de cangrejo autóctono, mediante una reintroducción que forme parte de un plan de recuperación.

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