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Sobre este blog

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.

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De la 'okupación' al hundimiento de barcos: la fábrica de bulos que normaliza la excepción y el autoritarismo para las élites

Steve Bannon, en una imagen de archivo.

Maribel Mora Grande

Miembro de la APDHA. Área de Marginación de APDHA —

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No son exabruptos ultras ni ocurrencias tertulianas. Son estrategias calculadas. Desde los bombardeos de Trump en aguas internacionales hasta el “confiscar y hundir” barcos de rescate en el Mediterráneo, pasando por las campañas de “okupación desbocada”, la ultraderecha y sus aliados pretenden normalizar un estado de excepción para proteger intereses de los de arriba.

En septiembre de 2025 Trump ha perpetrado al menos tres ataques letales contra lanchas venezolanas con el resultado de unos catorce ejecutados, con la excusa de la lucha contra el narcotráfico. El Pentágono advertía que la operación “roza” la ilegalidad internacional. La imagen es muy potente: la fuerza por encima de la ley. Ese mismo principio se replica en Europa y España.

PP y Vox han votado para restringir el arraigo, ampliar internamientos en los CIE a 180 días y endurecer las expulsiones. Feijóo ha llegado a proponer deportaciones de migrantes con residencia legal que cometan delitos menores o que, aunque cumplan escrupulosamente la ley no estén “integrados”. Vox habla abiertamente de “remigración” (deportar a millones de personas).

Sin embargo, los datos desmienten cualquier alarma. El 79% de los delitos los cometen españoles y los delitos de ocupación suponen menos del 0, 1% de las denuncias. Las personas extranjeras son un 12,6% de la población y su tasa de criminalidad es ligeramente inferior a la media en la mayoría de delitos.

La estrategia se apoya paralelamente en criminalizar e intentar silenciar la disidencia. En España, para ello, es de gran ayuda la Ley Mordaza (que recordemos, el Gobierno más progresista de la historia sigue sin derogar), que supone un riesgo permanente de multas, identificaciones arbitrarias y un gran efecto disuasorio. El ejemplo de La Vuelta es ilustrativo. Manifestantes propalestinos contra el genocidio fueron descalificados como “kale borroka”, “yihadistas” y “gentuza” por dirigentes de la derecha, aunque el Ministerio del Interior desmintiera cualquier vínculo.

Esta hoja de ruta no es propia, es importada de fuera. En Estados Unidos, Trump intenta convertir el disenso en amenaza, etiquetando al movimiento antifascista como terrorista y ordenando arrestos masivos de activistas e incluso impulsando deportaciones de manifestantes o el despido de periodistas que le critican

También el movimiento por la vivienda conoce bien esta criminalización. En 2024 fue el segundo colectivo más multado de España, siendo penalizados piquetes y mediaciones que evitan desahucios. Mientras, por ejemplo, los grandes tenedores siguen sin obligación de ofrecer alquiler social. Si se habla de lo primero, no se habla de lo segundo.

Tampoco podemos olvidar los ataques al feminismo y al colectivo LGTBIQ+, que no son accidentales, sino que son parte de la misma guerra cultural. A través de estos se busca restaurar jerarquías, dividir a la mayoría social y desviar la atención de los privilegios económicos. Por ello, en cada batalla cultural hay que preguntarse a quién benefician los bulos y qué tapan, ya que son el combustible de la maquinaria.

Los bulos se siembran en redes y medios afines, los amplifican los líderes políticos y acaban convirtiéndose en “sentido común”. Ejemplos sobran: el mito de la “okupación desbocada”, la etiqueta “inquiokupa”, las falsas “pagas” a menores no acompañados o el más reciente, el de la criminalización de las ONG de rescate como “traficantes”. Su función es clara: desviar el debate, justificar políticas punitivas y acostumbrar a la sociedad a que la excepción sea la norma.

Pero esta hoja de ruta no es propia, es importada de fuera. En Estados Unidos, Trump intenta convertir el disenso en amenaza, etiquetando al movimiento antifascista como terrorista y ordenando arrestos masivos de activistas e incluso impulsando deportaciones de manifestantes o el despido de periodistas que le critican.

En Europa, la lista es larga. Por un lado, tenemos al partido Democracia Alternativa Para Alemania (AfD ) debatiendo planes de “remigración” en Alemania, Italia restringiendo rescates marítimos y confiscando barcos de ONG, Países Bajos restringiendo el derecho de asilo, Francia normalizando la retórica de “submersión migratoria”, Hungría aprobando leyes anti‑LGTBIQ+ -condenadas por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)- y Eslovaquia tramitando leyes para registrar a ONG como “agentes extranjeros”.

El próximo sábado, 4 de octubre, de 9h a 14.30h en la Facultad de Enfermería de Cádiz, la APDHA ha organizado la Jornada ‘Bulos y discursos de odio contra la democracia y los derechos humanos’

El patrón es idéntico: primero normalizar discursos de odio, luego proponen medidas punitivas que antes eran tabú hasta que parezca de sentido común aceptarlas. Usar el miedo y el pánico moral para mover la ventana de Overton hacia la restricción de derechos y legitimar políticas cada vez más duras que garanticen los privilegios de una minoría.

Detrás hay redes que comparten tácticas, desde Steve Bannon hasta think tanks europeos, con el mismo objetivo de debilitar las instituciones democráticas y llegar al autoritarismo como herramienta de defensa de sus propios intereses.

Por eso desmontar bulos y disputar el relato no es sólo una cuestión de verdad, sino de evitar que la ventana se mueva hacia el autoritarismo. Esta tarea es necesaria y urgente porque cada bulo desmontado es un paso para ganar terreno para la justicia social, la democracia, los derechos humanos y transitar nuestra “agenda de orden” que acabe con los privilegios que los agentes de la derecha y ultra derecha pretenden blindar.

Para ello, el próximo sábado, 4 de octubre, de 9h a 14.30h en la Facultad de Enfermería de Cádiz, la APDHA ha organizado la Jornada ‘Bulos y discursos de odio contra la democracia y los derechos humanos’. En esta jornada, periodistas, juristas y politólogos de reconocida trayectoria analizarán este fenómeno y situarán el debate para que la ciudadanía nos blindemos de caer en la trampa de los bulos y nos formemos sobre las diferentes herramientas que podemos usar para ganarle terreno al odio y blindar los derechos humanos. Aún hay plazas disponibles a través de la inscripción en este enlace.

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La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.

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