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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Fabian Picardo, en el Día Nacional de Gibraltar: “Celebramos la oportunidad de alcanzar un gran acuerdo con la Unión Europea”

Celebración del Día de Gibraltar

Juan José Téllez

Gibraltar —

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“Celebramos lo que es Gibraltar, todo lo positivo que es Gibraltar y celebramos la oportunidad de que estemos a punto de hacer un gran acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido que nos puede llevar a una máxima fluidez en la frontera y crear ese área de prosperidad compartida que pudiera por fin desengrasar todo lo que ha sido complicado en estos 300 años”, afirmó Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, en un breve encuentro con periodistas españoles.

“Picky”, --así le llamaban sus fans cuando ocupó la tribuna de oradores- viste camiseta roja y pantalón blanco. El ministro principal de Gibraltar asume el dress code de su Día Nacional, los colores de la bandera, que la inmensa mayoría de los yanitos presentes en la fiesta combinaban a su antojo, desde una t-shirt del primer National Day a un sari hindú de lunares con pantalón blanco.

“Blancos, rojos y elegantes”, había resumido Picardo desde el escenario, ante el que se arremolinaba una muchedumbre –4.500 personas según la policía gibraltareña, a pesar de la huelga de autobuses-- que se disputaba las gorras con dichos colores o los globos en forma de mono que repartía la presentadora: “¿Cómo están los yaniisss?” preguntaba a la concurrencia, apeando ella su espléndido inglés de concurso televisivo por un instante. “Alabín, alabán, los yanis, los yanis y nadie más”. Impertérrito, entre el público, le miraba un señor barbudo tocado con un casco a la usanza del Imperio Romano y una bandera de la Union Jack como si fuese una túnica. Britannia en estado puro.

Cuatro años después

Era, así le llamó Picardo, la gran fiesta, “el carnaval de Gibraltar”. El castillo arabigoandalusí también lucía la bandera del Peñón, blanca, roja y con la llave del Estrecho. La fiesta, en la explanada de Casemates Square del Peñón, comenzó pasadas las 11 horas del domingo, después de su última convocatoria un 10 de septiembre de 2019. Luego, vendría la pandemia y, el año pasado, cuando estaba a punto de volver a celebrarse, murió Isabel II y se cambió el jolgorio por el funeral.

A ella, se refirió Picardo, en escena, nada más abrir el micrófono. Y a Carlos III, al que volvió a llamar Rey de Gibraltar, aunque dicho título siga figurando en el blasón de la dinastía española, por más que la soberanía dejara de estarlo tres siglos atrás: “No permitiremos que nos hagan bulling para someternos”, sentenció desde la gigantesca tarima rodeada de pantallas con vídeos, el portavoz del Self Determination Group, la entidad que comenzó a convocar estas celebraciones coincidiendo con el aniversario del primer referéndum constitucional que celebraron los yanitos. Si entonces se manifestaron a favor de ser británicos en contra de las pretensiones de la dictadura franquista, en el segundo dejaron claro que no querían soberanía compartida.

La presencia del Ministro de Exteriores británico

Desde un balcón, con aire jocoso y discreto, contemplaba el conjunto James Cleverly, el ministro británico de Asuntos Exteriores, que había llegado a Gibraltar la víspera, en una visita personal, acompañado por su familia. Picardo pidió al respetable un aplauso para el jefe de la diplomacia del Reino Unido y el personal le aclamó como si se tratase de un influencer. De hecho, cuando se despejó la plaza, bajó a ella y grabó un selfie en forma de vídeo: “Gracias al pueblo de Gibraltar por ser amigo del Reino Unido”, sonrió ante la cámara, antes de ir al encuentro de las autoridades locales, de los representantes de los territorios británicos de Ultramar y de los parlamentarios –comunes y lores, laboristas y tories—que han visitado el Peñón en estos días, de la mano de Sir Bob Neill, el presidente del grupo interpartidista que representa los intereses del Peñón en el Parlamento británico y que, cómo no, también iba elegantemente vestido con chaqueta blanca y pantalones rojos.

A pesar de mantener un perfil bajo y extraoficial, la asistencia del titular del Foreign Office al Día Nacional de Gibraltar es inédita y, en gran medida, supone un espaldarazo a la propia figura de Picardo, que se enfrentará antes de fin de año a sus propias elecciones generales en el Peñón.

 “La presencia de Cleverly tiene un significado especial para todos nosotros –declaró Picardo a este periódico--. El ha elegido encontrarse con su familia, en una visita muy privada, muy personal, en Gibraltar, durante un fin de semana para estar juntos”.

Pese al carácter privado de su viaje, el día anterior, Picardo pudo mantener un breve contacto con el titular del Foreign Office, auspiciado por el gobernador británico del Peñón, sir David Steel: “El contacto con Cleverly es magnífico, superfluido, no lo puedo describir de otra manera –añadió Picardo--, uno de mis mejores amigos en la política, desde antes de ser uno de los mejores ministros de Exteriores, desde antes de ser Secretario de Estado para Europa, antes de tener ningún contacto oficial con Gibraltar, desde que estaba en la Asamblea de Londres y ya visitaba Gibraltar Es un gran amigo de Gibraltar y conoce los temas de Gibraltar como si fuera ministro principal. Conoce todo el detalle de la negociación y eso nos da una gran confianza en Gibraltar”.

Durante su reunión, ¿comentaron el intercambio de notas oficiales entre Madrid y Londres tras los incidentes en aguas de la Bahía de este verano? ¿El impasse en las conversaciones sobre el Tratado?. Picardo se limitó a sonreír: “Comentamos muchas cosas y tomamos una cerveza, pero como está en viaje privado, sólo estoy dispuesto a revelar que la cerveza estaba muy buena”.

De cara a las inminentes elecciones

En su discurso público, Picardo vino a plantear, ante los comicios inminentes, que no sería buena estrategia cambiar de jockey cuando está a punto de concluir la carrera de la negociación del Tratado que debe evitar un Brexit duro en la Verja: “Después de dos años de negociación, estamos en la cúspide de un gran acuerdo para Gibraltar. Pero seamos claros. Ningún acuerdo vale la pena renunciar a parte de nuestra soberanía. Así que déjame decirle una cosa a quien tenga que escucharlo. He estado en política durante 30 años en Gibraltar. Pasé 30 años defendiendo los derechos de los gibraltareños a determinar su propio futuro. Pasé 30 años declarando que no concederemos una gota de agua, un soplo de aire o un grano de arena. He estado en política en Gibraltar durante 30 años, esperando ese momento en que este ministro principal socialista sería llamado a citar con orgullo a la señora Thatcher y decir 'no, no, no' a cualquiera que exija cualquier concesión de cualquier tipo de Gibraltar. Déjenme decirles que el tiempo ha llegado y se ha acabado. Nuestra posición es clara. Nuestra posición es entendida. Nuestra posición es inquebrantable. Trabajaremos juntos para lograr un área de prosperidad compartida, por supuesto. Trabajaremos juntos para mantener la fluidez en la frontera, por supuesto. Trabajaremos juntos en beneficio de los ciudadanos de ambos lados de la frontera, por supuesto. Pero siempre sin una sola concesión de soberanía o cualquier elemento de soberanía. Decir no a aquellos que reclaman nuestra tierra es parte de la descripción del trabajo que supone ser el Ministro Principal de Gibraltar. Y, créanme, he sabido cuándo decir que no en su nombre, así como sabré cuándo decir que sí”.

Para Picardo, el Brexit “ha sido un regalo muy inoportuno para esta zona y tenemos que poner toda la creatividad posible y toda la carne en el asador para salir de esta”.

“Y quiero dar las gracias a la Unión Europea y al ministerio de Exteriores de España y del Reino Unido porque han logrado, como ha hecho Gibraltar, poner a todos los ministerios a disposición de esta negociación con muchísima buena fe para buscar un desenlace positivo a este proceso, que es lo que queremos todos los que estamos aquí”.

Entre discursos breves y unánimes de los invitados y a pesar de que el tono anti-españolista de otros días nacionales de Gibraltar se mantuvo rebajado, el Presidente del Grupo de Autodeterminación para Gibraltar, Richard Buttigieg, cuando tomó la palabra, lo dejó claro, coreado, eso sí, por los gritos en español de “El pueblo unido jamás será vencido”.

“Puede haber retrasos en la frontera, puede haber incursiones en nuestras aguas, pero no nos someteremos. La intimidación simplemente no funcionará. El gibraltareño es demasiado terco para ceder a eso. Y les guste o no a otros, absolutamente nadie decidirá el futuro de Gibraltar excepto los gibraltareños”.

Carlos III y Sunak

En la tribuna de oradores, Picardo empezó su discurso mostrando su solidaridad con Marruecos, tras el terremoto, en espera de poder enviar equipos de ayuda hasta el epicentro del seísmo, “para ayudar a un vecino que nos ayudó cuando lo necesitábamos”, aseguró en referencia a que, en 1969, tras el cierre de la Verja, la mano de obra marroquí suplió a los españoles que tuvieron que abandonar sus puestos de trabajo en el Peñón, tras la medida unilateral del franquismo.

Picardo también leyó el mensaje de felicitación enviado por Carlos III de Inglaterra y que le había hecho llegar el gobernador Steel: “Espero con interés la continua amistad cálida y la asociación fuerte y estrecha que compartimos trabajando juntos por la prosperidad, la democracia y la paz mientras enfrentamos esos tiempos difíciles”, afirmaba la misiva. También dio lectura al que había enviado Rishi Sunak, Primer Ministro del Reino Unido, quien aseguró que su Gobierno “nunca, nunca entrará en acuerdos bajo los cuales el pueblo de Gibraltar pasara bajo la soberanía de otro estado en contra de sus deseos expresados libre y democráticamente”. Y que el Reino Unido no entraría en un proceso de negociaciones de soberanía “con el que Gibraltar no esté satisfecho”.

“El Reino Unido y Gibraltar están unidos por un vínculo duradero. Podemos estar separados geográficamente, pero Gibraltar es una parte preciosa de la familia del Reino Unido dentro de nuestra gran Commonwealth”, aseguró Sunak en plan poético.

Los representantes de los Territorios de Ultramar de esa comunidad de naciones también estaban allí y le tocó el turno para hablar a Peter Biggs, de Las Malvinas, o las Falklands, con todo el significado que conlleva: “Como miembro de la Asamblea Legislativa de las Islas Malvinas, sé lo importante que es ser británico –rememoró sin citar la guerra de 1982 que retrasó la reapertura de la Verja gibraltareña--. Los isleños de las Malvinas saben cuán sagrada es la defensa de nuestra autodeterminación para todos nosotros, y debemos defenderla”.

En su discurso, Picardo rindió memoria a las víctimas de la Covid-19 y a los sanitarios, pero también a “la Generación del Referéndum, aquellos que se enfrentaron a Franco, aquellos cuyos esfuerzos, cuya resistencia y cuyo compromiso con la gran causa del pueblo de Gibraltar han hecho de este lugar mi, tu, nuestro lugar favorito en la tierra, el maravilloso lugar que llamamos hogar. Porque este lugar nos pertenece a nosotros y solo a nosotros. Y siempre pertenecerá solo a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos como perteneció a nuestros antepasados que están enterrados en los terrenos sagrados de todas nuestras religiones y ninguna”.

Un lugar mestizo

En un segundo plano, detrás de la primera fila que ocupaba el actual gobierno, figuraba Keith Azopardi, de Gibraltar Social Democrats, el líder de la oposición, que mostró su apoyo al National Day, esperando la convocatoria de elecciones, ante la que guarda ciertas aspiraciones aunque el acto de este domingo no sólo supuso un espaldarazo a la autodeterminación de los gibraltareños sino al actual ministro principal, un tanto desgastado durante su último mandato pero con la esperanza puesta en los resultados del Tratado.

El National Day mantuvo la épica, el Sprit of Gibraltar, pero también la identidad mestiza de sus habitantes, como demostró el veterano Francis Cippolina al interpretar el God Save The King, el himno del Peñón y una canción compuesta, también en español, en el exilio a Jamaica durante la Segunda Guerra Mundial: “Llévame a donde nací/si a tu lado debo estar./No hay un sitio para mi/ como vivo en Gibraltar”. El intérprete de signos se las vio y deseó para traducirla, pero el público parecía cantarla con más ahínco que el himno británico.

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