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“Magnificamos los efectos del cambio tecnológico en el trabajo, pero a largo plazo muchos serán casi imperceptibles”

Manuel Alejandro Hidalgo, economista y autor de 'El empleo del futuro'.

Javier Ramajo

Este texto se articularía de manera diferente si se hubiera escrito hace 50 años. Seguramente se lea en un dispositivo distinto de alguien que se interese por él en el futuro. La tecnología avanza y nos afecta en nuestro día a día, casi sin darnos cuenta, también en el trabajo. Manuel Alejandro Hidalgo, doctor en Economía por la Universitat Pompeu Fabra y profesor de Economía Aplicada en la Universidad Pablo de Olavide, estudio el cambio tecnológico y sus efectos sobre el mercado de trabajo.

Precisamente este martes trascendía que los salarios bajaron un 1,8% en España en 2017 a pesar del crecimiento de la economía. En su último libro ('El empleo del futuro') analiza todas las fuerzas que entran en conflicto para trazar un mapa del mercado laboral dentro de unos años. Este miércoles estará conversando sobre 'El futuro del trabajo' en una charla-coloquio organizada por Sevila Maker Society.

¿Cómo influye la tecnología en el tridente económico trabajo-salario-crecimiento?

Estamos sometidos a un cambio tecnológico. No es la primera vez que ocurre ni será la última. Ese cambio implica, entre otros muchos, cambios en las relaciones laborales, desde los ajustes del sistema productivo a cómo puedan reaccionar aquellos trabajadores que se puedan ver más o menos amenazados.

¿Y ese cambio tecnológico que nos invade invita más al optimismo o al pesimismo?

Mi opinión reside en una idea mixta de optimismo y pesimismo. No debemos temer a un cambio tecnológico si nuestra preocupación es que vamos a perder el empleo. La idea del desempleo tecnológico tiene muchísima tradición pero nunca se ha visto en la realidad. Hay que eliminar ese miedo, pero no porque lo piense ingenuamente, sino por centrar el debate y ver los problemas que surgen de ahí.

¿Qué problemas son esos?

Nadie puede negar que la primera revolución industrial no tuviera efectos y costes. Las consecuencias del cambio tecnológico actual se centran en dos cuestiones. La primera es la desigualdad salarial que está provocando desde los años ochenta. Y en segundo lugar, el surgimiento de otras formas de empleo, que no son propiedad de ese cambio tecnológico pero que las va a incentivar. Dentro de ellas, hay una parte negativa que hay que tratar de salvar.

¿Porque generan mayor desigualdad?

Los cambios tecnológicos benefician a unos y perjudican a otros. La suma es positiva pero evidentemente hay “perdedores”. Lo que se ha hecho en los últimos años es identificar quiénes son estos “perdedores” y esos son los empleados con tareas rutinarias, facilmente reproducibles por una máquina, principalmente en sectores industriales. El cambio tecnológico, hasta la fecha, ha reducido el número de empleos en estos sectores donde los salarios, sin ser especialmente elevados, tampoco eran bajos. Son los empleos de la clase media trabajadora, no asociada a la clase media de la sociedad. Gran parte de esos trabajadores se han desplazado y las nuevas generaciones ya no tienen esa posibilidad de empleabilidad.

¿Qué ha ocurrido con esos trabajadores?

Unos han ido a empleos con menor cualificación y con menores salarios, y otros han recalado en trabajos donde se exigen mayores habilidades. Curiosamente, en estos últimos, la tecnología ayuda más que destruye. Es lo que llamamos la polarización del empleo, que conlleva polarización salarial y desigualdad.

¿Cómo ve la situación a futuro?

Magnificamos los efectos del cambio tecnológico por pensar que no son sólo disruptivos sino rápidos. A largo plazo veremos muchos cambios, pero muchos de ellos serán casi imperceptibles. Habrá empleos que van a desaparecer, evidentemente, sobre todo como he dicho aquellos que pueda hacer una máquina, ya no sólo un robot, sino teniendo en cuenta algortimos, software, etc. Por ejemplo, si no hubiera problemas éticos o limitaciones regulatorias, dentro de diez años puede que no haga falta que nadie conduzca un camión o un taxi. Igual que habrá empleos que no variarán: aquellos en los que la capacidad del ser humano para ser sustituido es mínima, por ejemplo el cuidado de personas mayores o, sin ir más lejos, el camarero de un bar porque, al entrar, siempre buscamos que alguien nos atienda.

Y también aparecerán nuevos empleos, ¿no?

Aparecerán, y ya están apareciendo, nuevos empleos donde la conjugación del trabajadores con la tecnología sea máxima. El mundo va a cambiar, va a haber cambios laborales y también, claro, cambios en las relaciones sociales, porque así ha ocurrido siempre. El problema de todo ello es que, si la polarización continúa, y los empleos donde la tecnología no tiene mucho que decir desde el punto de vista negativo, son empleos de bajo salario, esos salarios no van a crecer mucho en los próximos años, su productividad no va a aumentar y eso puede generar tensiones sociales, que es lo que algunos sociólogos y politólogos están investigando en la actualidad.

Soy de los que piensan que muchas veces la imaginación nos sobrepasa. No creo en un mundo disrruptivo como el que se veía en películas como 'Regreso al futuro' o 'Una odisea en el espacio', de las que hablo en mi libro, pero sí es cierto que cuando lleguemos al año 2040 y miremos al año 2015 diremos eso de “te acuerdas cuando...”

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