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AGUA
Un problema de contaminación del agua deja sin suministro potable a un pueblo de Granada

El municipio de Alamedilla (Granada) vuelve a sufrir un problema puntual con el agua

Álvaro López

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Los 600 habitantes del municipio de Alamedilla, situado en la comarca de Los Montes en Granada, se han quedado sin abastecimiento de agua potable. El motivo es que dos análisis hídricos realizados por la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía han arrojado niveles de nitratos por encima de lo recomendado para el consumo humano. Por ello, desde el Ejecutivo regional han cortado el agua hasta que se solvente el problema. Un hecho que ha obligado a esta población, que ya ha sufrido anteriormente problemas de suministro, a hacer uso de un camión cisterna aportado por la Diputación de Granada.

En el caso de Alamedilla llueve sobre mojado. Hace más de un lustro que la ampliación de los regadíos y terrenos agrícolas de la zona está provocando problemas con el agua. Entre 2016 y 2017, la población estuvo más de 500 días sin abastecimiento de este recurso porque el principal manantial que surte al municipio se había secado fruto de las escasas precipitaciones y el uso de sus recursos hídricos por parte de los regantes de la zona, según explica el Consistorio.

Ahora, desde el Ayuntamiento de Alamedilla, su alcalde, Torcuato Cabrerizo (PSOE), sostiene que “afortunadamente aquellos problemas quedaron atrás y las fuentes de suministro que tenemos funcionan adecuadamente”. Sin embargo, Salud se ha visto obligada a cortar el agua potable de la localidad al detectar en dos análisis que el nivel de nitratos está por encima de lo recomendable. Si el nivel máximo que puede tener este recurso es de 50 mg/l, un primer examen situó ese nivel en 51 mg/l y uno posterior elevó esa cifra hasta los 78 mg/l.

Uso de pesticidas

Como el protocolo marca que, si se detecta en dos informes consecutivos que el agua no es apta para el consumo humano, debe cortarse el suministro, los vecinos de Alamedilla no pueden hacer uso del líquido elemento que sale por sus grifos. Una cuestión que tiene matices, según el alcalde del pueblo. Torcuato Cabrerizo reconoce que el problema con los nitratos es algo acentuado en la zona por el uso de pesticidas en las plantaciones agrícolas y que es posible que haya contaminación del agua por una decisión que adoptó el Consistorio.

Hace tan solo unos días, el Ayuntamiento decidió trasvasar parte del agua de uno de los pozos hasta el abastecimiento principal porque esta infraestructura va a ser renovada en los próximos días y, “fruto del afán por no desperdiciar nada, se tomó la decisión, posiblemente equivocada, de llevar los 40.000 litros de este depósito al principal, pensando que no habría problemas de nitratos”. Sin embargo, los análisis han demostrado que sí ha habido un problema de contaminación, aunque el regidor cree que también se ha producido un error en la recogida de muestras.

“Exceso de celo”

“No dudo del buen hacer de los técnicos de Salud que se han limitado a seguir el protocolo, pero creemos que los resultados del laboratorio que hablan de un nivel 78 mg/l de nitratos está equivocado porque no nos cuadran las cifras”, apunta el alcalde. Por eso, ya el pasado viernes tomaron una prueba del agua para cerciorarse de que no se alcanza los 50 mg/l y este lunes han hecho lo propio. Si, como ya ha ocurrido con el primer análisis que ha salido óptimo para que el agua sea potable, se dan otros dos resultados positivos, los vecinos podrán volver a utilizar el suministro.

Mientras eso ocurre, el regidor cree que en la Delegación de Salud ha habido un “exceso de celo” que puede explicarse porque nos encontramos en periodo preelectoral de cara a las municipales del 28 de mayo. “Nosotros hemos recurrido los resultados del laboratorio y confiamos en que los análisis que estamos haciendo demuestren que el agua es potable, pero lamentamos que se haya tomado la decisión casi sin darnos margen y en un pueblo en el que ya el suministro de agua tiene mala imagen por los problemas que han ocurrido en el pasado”.

En todo caso, y hasta que el asunto se aclare, los vecinos de Alamedilla tendrán que volver a hacer uso de un camión cisterna -como ya ocurriese entre 2016 y 2017- para poder consumir agua potable. Al tiempo que la proliferación de las plantaciones agrícolas vuelven a poner en el foco el uso de pesticidas y el problema que se deriva de la falta de precipitaciones en una sequía tan acusada como la actual, que recuerda ya a los problemas hídricos que sufrió España a mediados de los años 90.

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