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Profesores se ponen falda en un colegio de Lepe para apoyar a una alumna trans víctima de vejaciones

El director del Centro Escolar de Lepe que ha iniciado una acción de apoyo a una niña trans

Fermín Cabanillas

Lepe —
17 de diciembre de 2021 16:32 h

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Eran principios de diciembre y Joaquín Hernández, director del colegio César Barrios de Lepe, en la costa de Huelva, recibió a los alumnos de la escuela con falda larga negra y las uñas pintadas de blanco. No era el único. Otros maestros y alumnos también llevaban falda, las uñas pintadas de colores o las dos cosas. No es que Hernández y sus compañeros se levantaran ese día con ganas de vestir falda... o sí. Aunque más bien fueron las ganas de atajar un caso de discriminación a una niña trans en su centro.

Se trata de Jaime. O más bien, era Jaime cuando comenzó a ir al colegio. Sus profesores ya preveían que algún día podría sufrir algún tipo de discriminación. Lamentablemente, sus previsiones se confirmaron. Sin embargo, lo que comenzó como algo que sonaba a transfobia entre los muros de una escuela se ha convertido en una campaña sin límites de apoyo no solo para este caso concreto, sino para todas las personas que pueden sufrir algún problema por su condición sexual o de género.

El de Jaime es un nombre ficticio que ya ha cambiado. Porque Jaime no quería ser Jaime. Se sentía niña. Y así se lo dijo a su maestro cuando le preguntó y le contestó que había nacido niño “pero yo me siento y quiero ser niña”. Ahora tiene 11 años, y su tránsito no es fácil. Sobre todo, por la incomprensión que ha encontrado en algunos de sus compañeros. De los insultos y menosprecios pasaron incluso a no dejarle entrar en el cuarto de baño del colegio. Fue entonces cuando el centro escolar consideró que el límite se había cruzado.

Garantizar los derechos de las personas

Se trata de un caso que ha adelantado el digital elrecreodiario y que comenzó cuando el director habló con la alumna (la llamaremos María). María había sufrido un descenso en su rendimiento académico tras recibir acoso verbal y humillaciones por parte de una decena de compañeros. Estaba sufriendo un grave problema en el colegio. No se trataba de señalar a nadie sino de encontrar soluciones. Y lo que era un caso de transfobia se ha transformado en una campaña de visibilización en toda la localidad, que nace del centro, busca implicar a todo el pueblo en la defensa de la libertad individual y ponerle freno a la intolerancia.

“El centro no podía consentir la más mínima discriminación por ningún motivo, y por el momento se ha quedado el tema ahí, porque de lo contrario nos veríamos obligados a abrir el protocolo de acoso a quienes persistan en sus actos ofensivos, porque tenemos que estar a la altura para garantizar el bienestar de nuestro menor”, explica el director del colegio, que enfatiza: “Esto no va de adoctrinar, ni de pin parental, ni nada que se le parezca. Va de garantizar la libertad de las personas y de sus derechos”.

Revertir “una maldad”

Joaquín no se lo pensó, y se plantó a primera hora de la mañana en el colegio para realizar su trabajo vestido con una falda y con las uñas pintadas. De manera espontánea, contagió a los alumnos del centro, y desde hace dos semanas muchos se han sumado a la iniciativa y también llevan las uñas pintadas al centro escolar.

Para el director del colegio, es necesario revertir “una maldad de unos diez niños que empezaron a insultar y humillar a la persona compañera por su identidad; algo totalmente inadmisible”. Y parece que ha funcionado. Estos menores son los primeros que se han disculpado con su compañera, ya que en el colegio entendieron que tenían que reflexionar sobre su actitud. El director se entrevistó con ellos de inmediato, admitiendo su error y comprometiéndose a ayudar a partir de ahora.

Además, envió una circular a los padres para explicar que “contamos en el colegio con un alumn@ cuya tendencia sexual le está acarreando problemas personales y debemos entre tod@s ayudarle. Consideramos que entre tod@s (familias y maestr@s) debemos realizar un trabajo conjunto de concienciación y explicarle a nuestro alumnado la situación para poner fin a todo esto y garantizar el bienestar del alumn@”.

“Rogamos que desde casa os unáis y habléis con vuestros hij@s para que comprendan que todos tenemos libertad para sentir lo que queramos, pintarnos las uñas o hacer lo que deseemos siempre que no influyamos en los demás, y este asunto al resto no nos afecte en nada”, explica la misiva.

Ahora, muchos profesores y alumnos siguen acudiendo al colegio con falda, con las uñas rojas, verdes, moradas. Porque están seguros de que esto sentará las bases para que María acuda al instituto como cualquier otro alumno de su edad, arropada por sus compañeros y todo su pueblo acerca de la normalidad que debe presidir su vida.

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