“Hay jueces, políticos y policías que van a prostíbulos, ¿cómo vamos a evitar su normalización?”
Inmigrante. Joven. Nigeriana, búlgara, rumana o de algún país de Latinoamérica. Este es el perfil de las mujeres que son compradas por las mafias para ser explotadas sexualmente en Andalucía, según Sara Vicente Collado, responsable de programas de Prostitución en la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres y coordinadora de la delegación de esta ONG en Andalucía. 400 de estas víctimas de las redes de trata han sido rescatadas en una gran operación policial en la Comunidad Autónoma.
“El 85% de las mujeres que llega a Andalucía son extranjeras. Ejercen la prostitución en la calle o en prostíbulos bajo la presión y el miedo de las redes que las rodean”. Sara Vicente conoce muy de cerca este fenómeno, pues su entidad desarrolla programas de intervención con víctimas de la prostitución, uno de ellos en Sevilla. Una unidad móvil se acerca a estas mujeres para darles apoyo y confianza, “les hacemos sentir que no están solas”. “Es la única manera de ayudarlas a salir”.
Según esta experta, la mayoría suele negar que son víctimas, porque corren graves riesgos: “Son extorsionadas, han sido engañadas para ejercer la prostitución y obligadas a hacerlo bajo amenazas, incluso, a sus familiares”. Son víctimas de la trata, que para Sara Vicente Collado es un fenómeno distinto al de la prostitución. “Es su consecuencia necesaria, pero son fenómenos distintos, puesto que la trata es la forma más extrema, mucho más agravada”.
Cuando organizaciones como la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres denuncian a la Policía que hay mujeres que están siendo explotadas sexualmente, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado “tienen la obligación de investigar si existe la posible comisión de un delito”. En muchas ocasiones, estas denuncias acaban con el cierre de locales de alterne y con la detención de los proxenetas, pero no se pone fin al calvario de estas esclavas sexuales: “Son esclavas en el siglo XXI”.
Decidir en situación de “terror”
Para las víctimas de trata empieza un “difícil camino”, puesto que la mayoría son inmigrantes irregulares. “Existe un vacío legal que convierte a estas mujeres en doblemente víctimas: se les han vulnerado los derecho humanos y deberían ser objeto de especial protección”. Pero no suele ser así en la mayorías de los casos. Según Vicente Collado, deberían contar con el permiso de residencia y de trabajo para poder rehacer sus vidas, para recuperase, para poder salir adelante. Sin embargo, este vacío legal no permite que estos trámites se hagan directamente y sólo se conceden estos permisos a aquellas mujeres que ayudan en la investigación aportando datos y denunciando a sus proxenetas.
Muchas eligen volver a su hogar, pero quien no se siente preparada para ello, se enfrenta a la difícil tesitura de o colaborar con la Policía o ser objeto de un expediente de expulsión del país. Para decidirse, sólo 30 días. “¿Cómo dar ese paso en una situación de terror?”, se pregunta Vicente Collado, que denuncia que con estos procedimientos las víctimas de trata son “revictimizadas”.
Desde la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres denuncian la imposibilidad de dar pasos hacia la definitiva ilegalización de la prostitución, “lo que supondría acabar con la trata y con estas mafias”. “Existe una gran connivencia social con la prostitución. ¿Por qué no atajamos el problema fundamental, que es el aumento de la demanda?”, se pregunta: “No se ataja este problema porque existe una normalización, una permisividad social que impide poner encima de la mesa, con seriedad, que los hombres que acceden a la prostitución también atentan contra los derechos humanos de estas personas”. “Sabemos que hay jueces, políticos, policías que van a prostíbulos, ¿cómo podemos evitar, entonces, que este fenómeno deje de estar normalizado socialmente? ¿Cómo se van a cuestionar a ellos mismos?”. Y va más allá en su crítica: “Es esa doble moral la que ha extendido el pensamiento de que las mujeres están ahí porque quieren y así se las responsabiliza a ellas, una vez más, de su circunstancia”. Son, “de nuevo, doblemente víctimas”.
Para la experta de la Comisión sólo una cosa salvaría a las miles de mujeres que anualmente son vendidas en todo el mundo como esclavas sexuales: “Cuando algunos hombres conciban las relaciones sexuales como una práctica entre iguales, se pondrá fin a estas relaciones de dominación”.