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“Nadie se va sin su foto”: 108 retratos de los reporteros sevillanos

El grupo de fotógrafos retratado por Olmedo para reivindicar la profesión de fotoperiodista.

Juan Miguel Baquero

Fotografías que retratan el fotoperiodismo. Como en una reiteración gremial, callejera y reivindicativa, el reportero gráfico Manuel Olmedo (Sevilla, 1962) ha capturado en primeros planos a 108 de sus compañeros. Y plasma, de paso, la esencia de su profesión. Imágenes que destilan “unión”, con los tiempos que corren... Una exposición titulada 'Adopta un reportero' y con un apellido revelador: 'Me sobra mes para este sueldo'.

“Los periodistas somos los ojos y los oídos de la sociedad”, decía Enrique Meneses (1929-2013). “Los notarios de la ciudad”, remacha Olmedo, quienes dejan constancia del latir cotidiano. Como esos más de cien fotógrafos que Manuel Olmedo 'adopta' en blanco y negro, “que es la pureza en el retrato”, enfatiza. La muestra puede verse en la Cámara de Comercio de Sevilla.

“Surge en una de las muchísimas guardias que hacemos en los juzgados”, cuenta el fotógrafo. Conversaciones de precariedad, de crisis, de vida: “Hablando con los compañeros, de la situación de los reporteros, le dije a uno que no estaría mal que alguien nos adoptara”. De la broma a la foto había un paso. “Ponte ahí a ver si alguien nos adopta”. Disparó “y ahí surgió la idea, algo que salió un poco de coña pero que he hecho con todo el cariño del mundo y para reivindicar a todos los que trabajamos en esto”.

A Olmedo es fácil imaginarlo cargado de mochilas donde se agolparán objetivos, tarjetas de memoria y cuerpos. Quizás también, en un bolsillo, atesora la añoranza por aquel mundo analógico de carretes y revelados que jubiló la revolución digital. Y entre esa maraña, casi con timidez, asoma una discreta máquina que acompaña la parafernalia profesional del resto de bártulos.

“Una cosa es la competencia y otra, nosotros”

“Las fotos están realizadas con una cámara pequeña que llevo siempre conmigo”, confiesa Olmedo. Se trata de imágenes “callejeras”, tomadas “en un soportal, en un subterráneo”, que captan “el compañerismo”. “No sé si en otras ciudades tienen ese nivel, aquí (en Sevilla) además de compañeros somos amigos”, asegura. De ahí una máxima: “nadie se va sin la foto”. Es así, dice, “si pasa cualquier cosa, alguien te la va a dar”.

Camaradería en modo reportero gráfico: “una cosa es la competencia y otra, nosotros”. Entre los 108 retratos en blanco y negro están fotógrafos como Alejandro Ruesga, Eduardo Abad, Pablo Juliá, Conchitina, Laura León, Millán Hercé… y el decano, Manuel Ruesga Bono, y la benjamina, Inma Flores.

La escala de grises “destaca a la persona”, narra Manuel Olmedo. Y los compañeros “se reconocen en la foto”. Les gusta el resultado “y eso es lo mejor”, cuenta con satisfacción. “Es lo que yo quería, que se vieran en su foto, y por eso he vivido el primer día de la exposición con una alegría enorme, más contento no he podido estar, por mí y por ver a mis compañeros contentos, con el reencuentro de muchos y sabiendo que pueden verse como protagonistas por primera vez en algún sitio”. Del otro lado de la cámara, en la foto, por una vez.

Saga de reporteros gráficos

El trabajo de Olmedo sirve como homenaje gremial en tiempos de dificultad máxima para la profesión. “Cierran delegaciones y hay muchas cosas más que reivindicar, como que la gente suele acordarse en esos casos del redactor que está contratado pero no de que el 95% de la gente que estamos así somos colaboradores y si un periódico se va a la calle, se quedan sin nada”.

Pero la muestra es además una mirada personal, familiar. “Mi bisabuelo fue uno de los primeros reporteros de guerra y mi abuelo también era fotoperiodista”, retrata. “Los fotógrafos de esas épocas tenían una base cultural bastante grande, sabían de química, estaban metidos en un mundo de artistas… en los libros de historia de la fotografía salen sus nombres”: Carlos Olmedo Carmona y Manuel Olmedo González.

“Llevamos más de 100 años contando lo que pasa en esta ciudad”. La saga Olmedo, reporteros gráficos. Un homenaje eternizado en una antigua Leica tatuada en el brazo de Manuel y atesora historias de una estirpe de fotógrafos.

A la exposición 'Adopta un reportero. Me sobra mes para este sueldo', ponerle apellido le correspondió a otro de los históricos de Sevilla, Luis Serrano. Serrano es el comisario de la muestra o el “sheriff”, como bromean ambos.

“Olmedo nos ha perseguido uno a uno a todos los miembros de este gremio tan peculiar que conformamos los reporteros gráficos. Un grupo totalmente anárquico, inconformista, a veces inclasificable, un grupo de hombres y mujeres libres que hacen su trabajo en la calle, sin horario, corriendo las más de las veces y con tiempo siempre para una cerveza”, declamó con “envidiable soltura” en la inaguración el fotógrafo Serrano. Una muestra que es, además de camaradería en gama de grises, “un guiño y una llamada atención a los poderes públicos, a los editores y directores de periódicos, a los jefes de gabinetes de comunicación...”. Una imagen vale más que mil palabras, dicen, y ahí deja Manuel Olmedo 108, en horas bajas para el periodismo “y los reporteros”, esos “creadores de la memoria visual de una sociedad” que retrata Luis Serrano.

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