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Las lluvias alejan las temidas restricciones en casi toda Andalucía y abortan la operación para traer agua en barcos

El Gergal, en la provincia de Sevilla, desembalsa parte del agua acumulada estos días.

Antonio Morente

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En la última semana ha llovido mucho en Andalucía, sobre todo entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección, y todo gracias a la borrasca Nelson. Las imágenes estos días del lamento de las hermandades, unido al de hoteleros y hosteleros, ha tenido el reverso de unos embalses que no han dejado de sumar agua en las últimas horas y siguen haciéndolo gracias a las escorrentías. El resultado es que se aleja el endurecimiento de las restricciones en el consumo, lo que ya ha llevado a los agricultores a solicitar una mejora en las dotaciones para regadío, y en consecuencia ya no será necesario traer barcos con agua a la comunidad de cara al verano, tal y como ha anunciado el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno (PP).

El propio Moreno ha insistido en que no hay que lanzar “las campanas al vuelo”, y las autoridades en general se mantienen prudentes, porque por ejemplo en Almería las reservas siguen sin superar el 9%. Ahora serán los comités de sequía los encargados de evaluar cómo está la cuestión y si es posible rebajar los actuales niveles de alerta, lo que en más de un caso se da por hecho. Por lo pronto, la cuenca andaluza más grande, la del Guadalquivir, ya ha anunciado que la “notable mejoría” experimentada “aleja aún más los posibles problemas de escasez” y, de paso, “mejoran sustancialmente las perspectivas de dotaciones para la próxima campaña de riego”. Los regantes, de hecho, están pidiendo que se dé el paso ya.

En la zona que cubre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (las provincias completas de Córdoba, Jaén y Sevilla, así como zonas de Granada y Huelva) los embalses han recibido más de 1.000 hectómetros cúbicos en una semana, el 95% desde el Jueves Santo, y esto se ha traducido en un incremento de 13 puntos porcentuales de la capacidad acumulada. Los pantanos superaban este lunes por la tarde los 3.500 hectómetros cúbicos y se situaban por encima del 43,6% frente al 30,5% de hace una semana, unas cifras que crecían por minutos por las escorrentías. Con respecto al año pasado, el agua embalsada ha crecido un 76%.

Los primeros alcaldes en verbalizar que se alejan las restricciones han sido los de Córdoba y Sevilla. El cordobés, José María Bellido (PP), ha destacado que la capital tiene garantizado el consumo de agua humano “para los próximos seis años” y ha definido la situación como de “completa normalidad” en cuanto al nivel de los embalses. El sevillano, José Luis Sanz (PP), ha comunicado que las medidas que se habían anunciado de bajar la presión en horario nocturno “no van a llegar” ya que “de momento no son necesarias”, además de calcular que lo caído en los últimos días da para un año de consumo. De hecho, con los embalses al 65%, Sevilla ya no estaría en estado de prealerta por sequía.

“Un alivio sin lugar a dudas”

Por su parte, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, ha subrayado en Málaga que la sequía no se ha solucionado por las lluvias de la última semana, sobre todo porque no ha llovido por igual en toda la comunidad autónoma. “Pero estas lluvias son un alivio sin lugar a dudas”, además de conllevar tres “consecuencias positivas”, la primera de las cuales sería que “este verano ya no va a ser necesario traer barcos cargados de agua”. Eso sí, se seguirá trabajando en las instalaciones en los puertos de cara a “futuro”.

Una segunda consecuencia positiva es el agua acumulada en el pantano de Sierra Boyera, en la provincia de Córdoba, y la posibilidad de que los 80.000 ciudadanos del norte de la provincia afectados actualmente por restricciones de agua puedan volver a tenerla las 24 horas del día. La tercera sería que en la cabecera del Tajo habría ahora 1.000 hectómetros cúbicos, por lo que ha anunciado que el Gobierno andaluz va a pedir que el trasvase Tajo-Segura no sólo se mantenga, sino que aumente la dotación.

La borrasca Nelson ha sido especialmente generosa con la cuenca del Guadalquivir, especialmente en Huelva, Sevilla, en el norte de la provincia de Córdoba y en el norte de la provincia de Jaén, y menos en una cuenca del Mediterráneo que presenta un estado más preocupante. Esto se traduce en que, aunque todos los embalses han recibido agua, los que de verdad han pegado el estirón son los del Guadalquivir y también están ligeramente mejor que hace un año los del Tinto, Odiel y Piedra (se encuentran casi al 49%), que alimentan a Huelva. En cambio, y pese a todo lo caído, la situación es peor que en las mismas fechas del año pasado para la cuenca Mediterránea Andaluza y la del Guadalete-Barbate, ambas a menos del 28% de su capacidad.

Almería, la situación más preocupante

El mejor reflejo de la parte menos afortunada por las generosas lluvias es Almería, que no alcanza el 9% del total de su capacidad de embalse. Esta provincia demuestra que el problema ni mucho menos se ha acabado, pese a que Andalucía ha mejorado en 14 puntos porcentuales en menos de una semana (ronda ahora el 43,5%) la cantidad acumulada en todos sus embalses tras ganar 1.595 hectómetros cúbicos. Como referencia, valga el dato de que estos 1.595 hectómetros suponen el agua que consume en 12 años la mayor conurbación urbana de Andalucía, que es el área metropolitana de Sevilla con sus casi 1,1 millones de habitantes.

También sirve como ejemplo de que la falta de recursos sigue latente la propia cuenca del Guadalquivir: ha ganado 13 puntos porcentuales y ha pasado de 2.430 a 3.500 hectómetros cúbicos embalsados, una cifra muy superior a los 2.070 de hace un año, pero aún así está todavía lejos de los 4.454 almacenados de media en la última década. Es decir, casi mil hectómetros cúbicos menos.

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