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En busca del virus silencioso en Cuevas del Becerro, el pueblo donde siete de cada diez dan positivo

Un camión de la Junta de Andalucía realiza pruebas en Cuevas del Becerro (Málaga)

Néstor Cenizo

Cuevas del Becerro —

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Puede que antes del pasado viernes muchos vecinos de Cuevas del Becerro (Málaga) se barruntaran que la evolución del coronavirus no era buena en su municipio. Precisamente por eso, llevaban semanas pidiendo un cribado masivo que ayudara a detectar casos asintomáticos. Pero también es seguro que nadie pensó que la situación era tan mala como lo que el cribado mostró: 130 de 182 personas que pasaron el viernes el test de antígenos (el 71,4%) han dado positivo. Es el 8,1% de la población del municipio. Habían sido convocadas 289 personas. Para conocer la incidencia real, la Junta de Andalucía ha llamado a todos los vecinos de Cuevas del Becerro (1589 habitantes) a pasar un test PCR entre el lunes y el martes. Es el primer municipio andaluz en el que se llama a todos sus habitantes a pasar un test.

En el pueblo hay aturdimiento y desconcierto. Por las altísimas cifras de contagio, pero también porque, aunque esté ahí, al virus no se le ha visto su peor rostro: la inmensa mayoría de los positivos detectados este fin de semana son asintomáticos. A la puerta de la Venta Manuel (cerrada como todos los bares), Remedios Montilla se extraña mientras desgrana los datos: lamenta que un hombre falleció el lunes, pero resalta que apenas hay cinco vecinos ingresados, ninguno en UCI: “No es que estemos muy malamente, que haya entrado el virus y se haya llevado medio pueblo. ¿Qué ha pasado de la noche a la mañana?”.

“No sabemos”, admite la alcaldesa, Ana María García (Adelante). En la provincia Málaga, la incidencia acumulada a 14 días es de 209 casos por 100.000 habitantes. En Cuevas del Becerro es de 10.446,8. La tasa llevaba semanas al alza hasta registrar unos 4200 casos por cada 100.000 habitantes, la mayor incidencia de Andalucía. Sin embargo, parecía haber tocado techo y la positividad también descendía. Habían sumado unos 120 casos desde el 19 de octubre, con un pico máximo de 61 casos activos.

La alcaldesa apunta que en el pueblo siempre tuvieron información más actualizada que la que publicaba la administración autonómica, fruto del contacto con los vecinos. Así que a la vista de que la situación no mejoraba y perdían el control de los brotes, hace tres semanas el ayuntamiento y los vecinos se lanzaron a reclamar a la Junta de Andalucía que realizase un cribado masivo. Pusieron una pancarta ('Junta de Andalucía ausente'), llamaron a las televisiones y realizaron una cacerolada en directo.

La Junta de Andalucía atendió la petición y el resultado ha sido demoledor. “Ha sido un jarro de agua fría porque conocíamos los cribados de otros municipios, donde salían tres o cuatro casos. Lo más parecido fue Arriate, con unos 20 positivos con el doble de población”, lamenta la alcaldesa. Solo los 130 positivos detectados el viernes elevarán la incidencia de Cuevas del Becerro en 8.181 casos por 100.000 habitantes.

Un resultado inesperado

“Es una cosa muy rara: resulta que en el pueblo todo el mundo tiene COVID… Y nadie tiene síntomas”, comenta Josefa Rosado en la cola, justo antes de entrar al camión de la Junta donde le realizarán el test PCR. Ella no ha observado un comportamiento especialmente irresponsable. “Estamos anonadados, qué quieres que te diga. Está todo cerrado, en el Centro de Salud están muy agobiados y hay pánico en el pueblo. Es incomprensible”.

El resultado ha causado tanta sorpresa que hay quienes sospechan que algo ha fallado. Varios vecinos aseguran que algunos positivos se han saltado el confinamiento para hacerse una segunda prueba en Ronda, donde habrían obtenido un resultado negativo. En respuesta a eldiario.es/Andalucía, Carlos Bautista, delegado de Salud, asegura que es “imposible” que se haya producido una contaminación de las muestras, aunque admite que es la primera vez que un cribado con test de antígenos arroja un porcentaje tan elevado de positivos.

La alcaldesa también defiende la validez del método: “No podemos dudar del trabajo de los profesionales de Salud Pública. Son test que se han usado en todos los pueblos que han hecho cribado y no se ha puesto en duda. Claro que no nos gusta el resultado, pero los números son los números”. Según explica, la selección de candidatos al cribado la realizó el distrito sanitario, buscando una muestra representativa por edad y sexo.

García se remite a las explicaciones que le han dado las autoridades sanitarias: los test de antígenos tienen un 93% de sensibilidad (capacidad de detectar los infectados: positivos) y 99% de especificidad (capacidad de detectar los no infectados: negativos), según un informe del Instituto Carlos III. “Es más fácil un falso negativo que un falso positivo. Por mínima que sea la carga viral, sale positivo”, señala. Sin embargo, el Ministerio siempre ha recomendado su uso en sintomáticos o ámbitos estratégicos, no para cribados de población, ya que la sensibilidad del test se reduce tras la aparición de los síntomas.

Después de recurrir el viernes al cribado con antígenos, cuya utilidad defiende desde hace meses, la Junta de Andalucía ha decidido testar a toda la población con PCR. El delegado de Salud ha explicado que el objetivo es “saber realmente qué está pasando en Cuevas, que está relacionado con pacientes infectados pero asintomáticos”. “Estamos preocupados, pero esperamos que esto aclare las dudas”.

El reto logístico: gran parte del pueblo confinado

Con (al menos) 130 familias confinadas, el pueblo se enfrenta también a un reto logístico. Ha cerrado una de las dos panaderías y una de las tiendas más grandes. Muchos no pueden salir, así que Ana Perujo ha recibido un móvil municipal en el que atiende los pedidos de los vecinos. Transmite el pedido a la tienda y esta se comunica con los miembros de Protección Civil, que son los encargados de dejar los pedidos en las casas.

Mientras explica la operativa, termina de colocar un cartel de cerrado sobre la verja de uno de los bares. Hay otros dos donde se lee: “Queda prohibido estar de pie en el patio sin mascarilla”. Asegura que llevan ahí desde el verano, cuando el Ayuntamiento elaboró un protocolo para los bares. Algunos mayores achacan la situación a los jóvenes, pero nadie acierta a explicar algo diferente a lo que puede suceder en otros pueblos. “En el puente las terrazas estaban llenas… pero como en todos los pueblos”, lamenta Paola Escudero.

“La idiosincrasia de estos pueblos es la amistad y el contacto entre vecinos”, comenta la alcaldesa, que ahora ha tenido que pedir a los ciudadanos que se queden en casa. El virus está ahí, pero en Cuevas contienen la respiración porque apenas ha mostrado hasta ahora su cara más siniestra.

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