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El presidente de la Diputación de Málaga evita 'in extremis' declarar por un “arboricidio” y la foto en los juzgados

Protesta por el arboricidio de Rincón de la Victoria a las puertas de la Ciudad de la Justicia de Málaga | N.C.

Néstor Cenizo

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Tal y como pretendía, Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga y alcalde de Rincón de la Victoria (48.768 habitantes), no ha declarado este martes ante la jueza de instrucción 3 de Málaga. De paso, también ha evitado la fotografía y el recibimiento de algunas activistas a la puerta de los juzgados. Su declaración, acordada en unas diligencias previas en las que se investigan posibles delitos de prevaricación y contra la fauna y flora, se ha suspendido, aunque él se había personado ante la jueza. El político ha evitado entrar por la puerta principal sin que nadie haya explicado cómo. Desde su equipo no respondieron a las llamadas de este medio para conocer cómo había entrado y salido de los juzgados sin que nadie le viera.

La jueza trata de esclarecer qué ocurrió para que se eliminaran sin aparente justificación técnica 87 árboles de la principal avenida de La Cala del Moral (pedanía de Rincón de la Victoria), y se sustituyeran por ejemplares de coco plumoso. La actuación, ejecutada en septiembre de 2020, motivó una importante protesta vecinal y una plataforma acabó presentando una querella.

Salado (PP) debía declarar este martes como querellado, al igual que su concejal de Medio Ambiente, José María Gómez, pero ninguno lo ha hecho. En el caso de Gómez, por motivos de salud. En el caso de Salado, porque los funcionarios no habían dado traslado al abogado de la acusación de un informe relevante para la causa, por lo que ha sido este letrado el que ha pedido la suspensión para poder preparar correctamente el interrogatorio.

Según ha explicado después el abogado, el juzgado fijará nuevas fechas para retomar las diligencias en febrero. Pero ahora ya no está claro que Salado vaya a declarar finalmente. Dependerá del resultado de los interrogatorios que hoy se han acordado, y que incluyen la declaración de un técnico municipal que dijo que solo debieron talarse diez árboles (y no los 87 que finalmente se eliminaron), así como del representante legal de Obracsa, la empresa que ejecutó los trabajos.

Si del resultado de esos interrogatorios la jueza concluye que no hay caso, podría archivar las diligencias sin citar nuevamente a Salado, que siempre ha querido evitar su declaración. De hecho, fuentes de alcaldía insistían el lunes en matizar que la declaración de este martes, acordada desde junio, ocurriría “si finalmente se produce” y que solo se buscaba su escarnio público. No se ha producido.

Salado acude de incógnito

Francisco Salado acudió a la cita, pero nadie lo vio pasar por la entrada a la Ciudad de la Justicia de Málaga. En Andalucía no existe un protocolo que recoja en qué situaciones un acusado o investigado puede recibir el trato excepcional de entrar por un acceso secundario. Personal de seguridad explica que nadie entra por otro lugar que no sea la puerta principal, y fuentes judiciales matizan que la entrada por otra puerta la acuerda excepcionalmente el juez decano por el riesgo para la seguridad del declarante. No hay constancia de que este fuera el caso. Sí ocurrió así, por ejemplo, después de que Isabel Pantoja fuera zarandeada e insultada por una turba, en abril de 2013. A la siguiente, entró por otro lugar.

Este martes, una quincena de personas, la mayoría mujeres de mediana edad con sombreros floreados y carteles contra la tala, esperaban en la puerta principal. Nada que aparentara riesgo para su integridad física y moral y que justificara un trato distinto. Desde las 11.20 aguardaban al alcalde de su municipio, que por la mañana participó en una junta de portavoces que abandonó para comparecer ante la jueza. A las 12.15 llegó al juzgado, en la primera planta, como este medio pudo comprobar.

Nadie lo vio pasar por la puerta, y personas que conocen el edificio especulan con que pudiera haber entrado por la zona de menores o de detenidos para evitar la foto. En todo caso, se fue tan discretamente como llegó: tampoco se le vio salir.

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