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El Parlamento de Andalucía incluye en su reglamento el pacto antitransfuguismo 5 meses después de expulsar a Teresa Rodríguez

Teresa Rodríguez, diputada no adscrita del Parlamento de Andalucía.

Daniel Cela

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El Parlamento de Andalucía ha aprobado este miércoles con los votos de PSOE, PP, Ciudadanos y Adelante Andalucía una reforma exprés de su reglamento para incluir el pacto nacional antitransfuguismo, cinco meses después de ampararse en ese pacto para expulsar por tránsfuga a Teresa Rodríguez del grupo que presidía -Adelante- junto con otros ocho compañeros de bancada, que han pasado a ser diputados no adscritos.

Andalucía se convierte así en la primera comunidad que cumple con el mandato del pacto antitransfuguismo, una región gobernada por dos partidos -PP y Ciudadanos- enfrentados en el resto de España por el mismo espacio electoral, y con los populares promoviendo el transfuguismo de los cargos electos naranjas hacia sus filas. De hecho, minutos antes de que la Cámara aprobase la reforma de su reglamento, los mismos partidos votaban el nombramiento del nuevo senador de Cs por designación autonómica, que cubre el puesto del ex dirigente naranja Fran Hervías, que acaba de pasarse al PP nacional.

El contenido del pacto contra los tránsfugas, ahora incluido en la reforma reglamentaria, sirvió a la Mesa del Parlamento para justificar la expulsión de los nueve ex diputados de Adelante, acusados de “traidores” por su antigua formación política -Podemos- cuando ya había pasado a manos de otra dirección. El reglamento de la Cámara añade una definición más pormenorizada de la condición de diputado no adscrito por “supuesto de transfuguismo”, y se amplía el concepto tránsfuga para casos de “separación del criterio político del diputado que concurrió por la candidatura de la que trae causa el grupo parlamentario”.

Esta última frase, que sale directamente del texto del pacto acordado en el Congreso por una mayoría de fuerzas, se ajusta como un calcetín a la situación de Rodríguez, que dejó Podemos para militar en Anticapitalistas, y es la frase que ha despertado más recelos y “dudas jurídicas” en los letrados de la Cámara. Vox se ha aferrado a esos informes y varias sentencias del Tribunal Constitucional para abstenerse y no apoyar el reforma.

Ha sido un debate tenso y con el ruido de fondo de los diputados de izquierdas insultándose, levantando la voz y faltándose el respeto. Los parlamentarios acusados de tránsfugas han renunciado a intervenir en el debate plenario de forma individual y han cedido su turno de palabra a los “portavoces de su grupo”, aunque formalmente ya no son grupo, ni tienen los derechos de un grupo -como presentar proposiciones de ley o preguntar al presidente andaluz en la sesión de control- y tampoco tienen portavoces. La presidenta de la Cámara, Marta Bosquet, les ha recordado que “ya no tienen grupo”, y que en el diario de sesiones constará como que renuncian a intervenir.

La ex líder de Podemos Andalucía y ex presidenta de Adelante, Teresa Rodríguez, ha subido a la tribuna y en sus dos minutos ha tenido tiempo de atacar ferozmente a sus ex compañeros de grupo, pasar página y anunciar su candidatura “andalucista” a las próximas elecciones. “Vendieron su alma al fascismo para sacarnos del grupo parlamentario. Han dado una imagen lamentable de la izquierda, han provocado el desánimo en nuestros votantes... ¿Semejante desgarro para qué?”, ha dicho, para cambiar de inmediato el tono acusatorio por la bandera de paz. “Hasta aquí hemos llegado, no esperen de nosotros más rencor. En las próximas elecciones habrá tres papeletas de izquierdas, dos con sede en Madrid y otra con voz en Andalucía. No hay drama. Vamos a respetarnos como se respeta la izquierda” en Madrid, sentenció.

A las elecciones madrileñas del 4 de mayo también concurren por separado tres izquierdas -PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos-, pero avanzan en bloque, sin dañarse, con el propósito manifiesto de sumar para desbancar a la derecha y formar gobierno. La diferencia es que Madrid es una comunidad uniprovincial donde la dispersión del voto de izquierdas en tres partidos no hace peligrar la representatividad de uno de ellos, como sí pasa en Andalucía. Aquí, concurrir por separado -en guerra o en paz- limita mucho las posibilidades de la izquierda en las circunscripciones más pequeñas. Las últimas encuestas publicadas otorgan a los ex socios divorciados de Adelante menos escaños de los que lograron juntos en 2018 (17), y el riesgo de que la marca que encabece Rodríguez (aún por decidir) se quede fuera del Parlamento.

A partir de la intervención de la gaditana, el oxígeno dentro del salón de plenos se ha contaminado de insultos, voces y palabras malsonantes que lanzaban los diputados no adscritos a los parlamentarios que siguen en Adelante y promovieron su expulsión, “para quedarse con todo el dinero del grupo” [alrededor del millón de euros de financiación de un grupo de 17 diputados, que ahora dirigen seis]. Los aludidos, todos pertenecientes a IU (el otro socio cofundador de Adelante junto a Podemos), no han respondido a provocaciones, aunque su intervención ha sido también muy dura con sus antiguos compañeros. “Transfuguismo es corrupción”, advirtió en la tribuna Ismael Sánchez, de IU, que terminó exigiendo a los nueve diputados no adscritos que devolviesen su acta al partido con el que se presentaron, “y cuyo proyecto político han traicionado”.

Teresa Rodríguez, de pie con su hija en brazos, le esperó a que volviera a la bancada, y desde el pasillo le espetó: “Corrupción es lo que hacían los tuyos en el Ayuntamiento de Sevilla quedándose el dinero de las ayudas para contratar a gente”. La otra ex portavoz de Adelante, Ángela Aguilera, ha usado la tribuna para lanzar un mitin, acusando a la Cámara de “secuestrar la soberanía popular”. “Esta casta que vicia la política noble”, ha dicho antes de marcharse.

Tras ella, su compañero Nacho Molina ha mantenido el tono crispado: “Sois el primer Parlamento que resuelve un conflicto interno de un partido, enhorabuena. Intentan hurtar el derecho legítimo a la discrepancia política, nos resistimos a actuar como borregos de aparato. A nosotros la guillotina política, a los que se pasan de partido por dinero, alfombra roja”. Molina ha terminado abandonando el salón de plenos con aspavientos y voces durante la intervención del diputado del PP, Juan Bueno. La diputada de Vox, Ángela Mulas, ha subido para explicar que su grupo se abstendrá por las “dudas constitucionales de la reforma”. “Hay un informe de los servicios jurídicos de la Cámara que nos advierten de que el planteamiento de lo que estamos haciendo es totalmente equivocado, no podemos entrar en el fondo del asunto”, dice Mulas, apelando al artículo 23 de la Constitución. “Tiene cojones, tiene cojones que sea Vox...”, se lamentaba entretanto Aguilera desde su escaño.

Al Tribunal Constitucional

Teresa Rodríguez y sus compañeros han recurrido su expulsión ante el Tribunal Constitucional por vulneración de sus derechos fundamentales de representación política, y están a la espera de que los jueces admitan a trámite la denuncia. Es un recurso de amparo contra la expulsión “en base al reglamento de la Cámara que estaba en vigor entonces”, y que acusa a todos los partidos del órgano de gobierno del Parlamento de “prevaricar”.

La gaditana también interpuso un recurso ante la Mesa contra la admisión a trámite de la reforma del reglamento “por contener artículos inconstitucionales”. La expulsión de los nueve diputados, ligados ahora al partido Anticapitalistas, se tramitó y ejecutó en la Mesa de la Cámara, esquivando las “importantes dudas jurídicas” del letrado mayor, que advirtió repetidas veces a sus señorías de que podían estar vulnerando los derechos constitucionales de los expulsados.

La entrada en vigor de la reforma del reglamento, con las cláusulas antitransfuguistas, culminan un largo recorrido de desencuentros broncos y salvajes entre los socios cofundadores de Adelante Andalucía: Podemos (la dirección anterior) e IU. La coalición de izquierdas se pasó meses reprochando a Teresa Rodríguez que usase la marca de la confluencia de forma “unilateral”, bajo “secuestro”, para lanzar mensajes políticos no consensuados, como su rechazo al Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, su petición de concurrir a las generales con marca propia en Andalucía y, por tanto, enfrentados a Unidas Podemos, o el veto a pactar gobiernos con los socialistas y el anuncio de presentarse a los siguientes comicios con marca propia.

Ahora, la nueva dirección de Adelante, en manos de Toni Valero (líder regional de IU) y de Martina Velarde (líder de Podemos Andalucía) prevén cambiar el nombre al grupo parlamentario, que dejará de ser Adelante (“una marca tóxica y contaminada) para llamarse Unidas Podemos por Andalucía, haciendo uso de la reforma del reglamento que acaba de aprobarse. Es el nombre que ya usan en sus actos políticos conjuntos, fuera de la Cámara, y será, probablemente, la marca con la que concurran a las próximas elecciones andaluzas.

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