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Pedro Sánchez y Susana Díaz se conjuran para movilizar al electorado y que no se repita en España el pacto a la andaluza

Los dirigentes socialistas, este sábado en Sevilla

Javier Ramajo

Seguramente, el PSOE andaluz ya no será tanto “el espejo en el que nos miramos los socialistas de España”, como dijo Pedro Sánchez cuando Susana Díaz fue proclamada candidata del PSOE a la Presidencia de Andalucía en las elecciones autonómicas del próximo 2 de diciembre. En menos de cuatro meses han pasado demasiadas cosas. Los caminos de Pedro Sánchez y Susana Díaz, rivales para liderar el PSOE en las primarias de mayo de 2017, han vuelto a encontrarse este sábado. Sevilla tuvo que ser. Sus rencillas ya no acaparan tantos titulares quizás porque, más que nunca, sus fuerzas han de sumar para que PP, Ciudadanos y Vox no alcancen el poder como ha ocurrido en Andalucía. Ambos advierten sin tapujos de que ese 'pacto a la andaluza' podría ser la antesala tras las generales que Sánchez, sin PGE, se ha visto obligado a convocar. San Telmo como aviso a navegantes de La Moncloa.

Díaz lo dijo con claridad pocas horas después de la convocatoria electoral de Sánchez: el PSOE debe “tomar nota” de lo ocurrido el 2 de diciembre. Bien debe saberlo el todavía presidente que, con semejante advertencia, iniciaba en Sevilla la precampaña de las elecciones que Casado, Rivera y Abascal le pedían hace ahora una semana. También en Sevilla, en la localidad de Dos Hermanas, fue donde hace dos años Sánchez se proclamó candidato a la secretaria general del PSOE que le fue arrebatada en octubre de 2016 en aquel recordado comité federal donde le dieron la espalda los socialistas andaluces liderados por la propia Susana Díaz.

Todo aquello pasó y ahora la expresidenta quiere “batirse el cobre” por que Sánchez recupere la presidencia del Gobierno. Ha pasado del “arrimar el hombro” que repetía hasta la saciedad en anteriores campañas electorales a querer “batirse el cobre” que repitió hasta por tres veces el sábado por que los socialistas recuperen el poder perdido. Primero en España y luego en Andalucía. “Como tú dices, Susana, cada día que pasa es un día menos para volver a San Telmo”, le auguró Verónica Pérez, secretaria general de los socialistas sevillanos.

“Lo que ya está pasando en Andalucía”

Díaz, que apenas una semana antes de los comicios andaluces advirtió de la presencia de Vox que a la postre la desalojaron de la presidencia, sabe de lo que habla por experiencia. Insistió mucho en ello ante la presencia de Sánchez, avisando de la necesidad de evitar que en España pase “lo que ya está pasando en Andalucía”. Y le puso titular: “tres derechas, dos gobiernos y un guirigay”. “Se han repartido el poder, no sabían hacer oposición y tampoco saben gobernar”, calificando de “caos” el mes de gobierno que lleva la coalición de populares y naranjas, que presentaron por separado a sus consejeros cinco días después de la investidura de Moreno Bonilla.

“Lo de los 600.000 empleos prometidos eran cosas de campaña y la bajada masiva de impuestos solo era para las grandes fortunas”, ha denunciado tras las cuatro primeras semana del nuevo gobierno andaluz. Díaz fue tajante a la hora de darle apoyo a Sánchez, solicitando “dar una mayoría sólida a Pedro para que no depende de nadie y le dejen hacer en España lo que no le han dejado hacer” a raíz de la no aprobación de los Presupuestos Generales.

Sánchez recogió el guante de Díaz y pidió, por primera vez tras casi nueve meses ocupando el sillón de La Moncloa, tanto de cara a las elecciones generales del 28 de abril y a las locales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, una movilización “serena, firme y determinada” de la izquierda“, de la ciudadanía ”progresista“ y de personas ”que no nos han votado, pero que saben“ que el PSOE ”representa el sentido común, la moderación y el progreso“. ”Tenemos que movilizarnos todos“, enfatizó.

El “espantajo de Cataluña”

Sánchez y Díaz, pese a la llamada a la movilización y a la “necesidad” de “frenar a la derecha”, no olvidaron los referentes socialistas a los que, según lo escuchado el sábado, van a seguir agarrándose y que “emanan de la Revolución Francesa: igualdad, libertad y fraternidad”, como citó el propio Pedro Sánchez. La educación y la sanidad pública, la diversidad, el respeto, la tolerancia o “la recuperación de los derechos conquistados” volvieron a ser bandera de los socialistas y lo serán para el maratón electoral de la próxima primavera, apostando por “abrir en España una etapa con los valores que representamos”.

Los dirigentes socialistas se conjuraron para ir juntos a una, “y lo vamos que hacer con ganas, ilusión y unidad, tomemos nota también de eso”, señaló Susana Díaz, no se sabe si apurándose en superar aquel 'tu problema no soy yo, Pedro, tu problema eres tú', una semana antes de 'sus' primarias, o de los conflictos internos de los socios de Sánchez en su corta legislatura, Unidos Podemos.

Al igual que Sánchez afeó que los partidos de derecha saquen “el espantajo de Cataluña” y estén “con Cataluña para arriba y para abajo”, entendiendo “una sola España en la que caben ellos y los que piensan como ellos”, Díaz también enarboló la bandera nacional: “Nadie nos va a enseñar a amar a España porque la hemos amado siempre. Se ama a España, como ha hecho Pedro, defendiendo la sanidad y la educación pública. España no es de nadie y su bandera se levanta con honor y orgullo cuando se levanta en el nombre de todos los ciudadanos de este país. Estoy segura que Pedro lo va a hacer con todos los socialistas andaluces batiéndonos el cobre”.

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