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La lucha de Esther contra el protocolo: que un autobús nunca te deje tirada en una parada solitaria en Sevilla

Un autobús entra en las cocheras de Tussam, la empresa de transportes de Sevilla.

Antonio Morente

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Ocurrió en septiembre, al salir de trabajar un sábado pasada ya la medianoche en el centro comercial Lagoh de Sevilla. La joven empleada de una heladería fue junto a un compañero hasta el cercano barrio de Los Bermejales, donde se subió al autobús nocturno que en teoría debía llevarla hasta el céntrico Prado de San Sebastián, pero se equivocó y lo cogió en dirección contraria. Varias paradas después, el conductor avisó de que la siguiente era la última: un descampado en el polígono industrial La Isla. A partir de ahí el autobús de Tussam (Transportes Urbanos de Sevilla, Sociedad Anónima Municipal), quedaba fuera de servicio y ponía rumbo a las cocheras, por lo que no admitía pasajeros. Y allí se quedó sola la joven. Eran pasadas las 2 de la madrugada y el panorama, más que desolador, era de pura angustia.

“Me dio un ataque de pánico”, recuerda ahora Esther González Florido, que así se llama la protagonista de esta historia. Pasados unos días, contó su historia en Instagram, donde se encontró con que otras mujeres le respondían que se habían visto en una situación similar. Así que decidió que la cosa no iba a quedar ahí y puso una reclamación en Tussam y otra en el propio Ayuntamiento, donde este viernes su caso se vio en la sesión de control al gobierno con la intención de que se cambie el protocolo de Tussam y se permita llevar un viajero si se repite una situación similar. “Se verá la cuestión concreta”, fue la desvaída respuesta, que no le augura mucho recorrido a la reivindicación.

Y es que la cuestión es que sí, el conductor cumplió con el protocolo al no permitir a Esther González quedarse en el autobús y dejarla de madrugada en un descampado alejada de todo. “Me dijo que la que me había equivocado era yo y que no era su problema. Me dio un ataque de ansiedad delante de él y le pedí que no me dejara allí, pero me dijo que no y ni se preocupó de si llevaba móvil o dinero”, lamenta la joven, que días después de su protesta recibió una llamada desde Tussam que no mejoró las cosas: “Lo único que repitieron fue que el conductor había hecho lo que dice el protocolo y que mi versión de lo que pasó dista mucho de la suya”.

“Que esto no vuelva a ocurrir”

Así que su intención ahora es que lo ocurrido no caiga en saco roto y se cambie el protocolo, “para que esto no vuelva a ocurrir”. Entre las respuestas a su publicación en Instagram hubo testimonios de viajeros y viajeras que cometieron el mismo error, y pese a ello el conductor les permitió seguir en el autobús hasta que llegaron a un punto más habitado. Por eso pretende que se modifique la normativa, para que la cuestión no quede al arbitrio de la empatía del trabajador de turno y que además no se meta en un lío si decide aparcar el protocolo.

“Yo no tengo nada en contra de los trabajadores, sino del protocolo. No quiero venganza, ni que despidan o sancionen a alguien, sólo que se cambie el protocolo para que no vuelva a pasar”, incide. En la llamada telefónica desde Tussam, se le comentó que se iba a hacer “acto de conciencia” y que se iba a hablar con la plantilla, pero siempre incidiendo en que el conductor en cuestión “había actuado bien”.

“No merezco que me abandonen”

“Yo me equivoco, vale, pero por eso no merezco que me abandonen y no me ayuden”, insiste, y de ahí el paso de contar una historia que al menos no tuvo mayores consecuencias. Bloqueada por la situación en la que estaba, acabó por llamar a su compañero, que le pidió un Uber. “El conductor que me recogió llegó extrañado por la ubicación que le habían dado y me dijo que vaya disparate lo que había pasado, que cómo podían dejar allí abandonada a una persona”, recuerda.

Lo ocurrido llegó a oídos de la concejal no adscrita Sandra Heredia, que decidió interpelar al gobierno municipal. “Dejaron a esta chica en una situación de total vulnerabilidad y desamparo”, lamentó en su intervención este viernes la edil, que advirtió del riesgo que supone “dejar a una mujer sola en mitad de la noche en un polígono industrial”. El gobierno local, por medio de la delegada de Educación, María Luisa Gómez (PSOE), lamentó el incidente y comentó lo de que “se verá la cuestión”. 

“Sintiéndolo mucho, aquí no hay una propuesta de mejora”, reprochó Heredia, que instó a “mejorar el protocolo de actuación para las personas que se quedan tiradas y que no quede a voluntad del conductor”. Gómez replicó que si una persona está en una situación delicada o de peligro, “todos tenemos la obligación de ayudar”.

Adiós a las paradas antiacoso

Por cierto, la concejal también preguntó por las paradas antiacoso de Tussam, que no son las oficiales y en las que de noche sólo pueden bajarse mujeres si así quedan más cerca de su punto de destino. En 2019 se puso en marcha una experiencia piloto en la línea nocturna A1 (Prado-Pino Montano), pero según el gobierno local estas paradas violetas (por el color con el que se identifican) han tenido muy poco uso, “prácticamente nulo”, a razón de dos peticiones diarias como mucho cuando están activas, que es viernes, sábado y vísperas de festivos.

Con estos datos en la mano, el Ayuntamiento no va a clonar este sistema en el resto de líneas nocturnas, a lo que Heredia respondió lamentando que desaparezcan estas paradas a demanda precisamente cuando “estamos trabajando para poner puntos morados en los edificios municipales”, lo que no deja de ser una contradicción. “Quizás hay que buscar otras medidas”, apuntó, al tiempo que recordaba que estas paradas no son una medida costosa y que se presentaron como una iniciativa “para la seguridad y el respeto de las mujeres”.

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