La simplificación administrativa se olvida de los promotores del mundo rural en Andalucía
Conceptos hoy tan extendidos como “turismo rural”, que nació como agroturismo, o indicación geográfica protegica (IGP) para productos de máxima calidad y ligados a un territorio, no se entenderían sin las distintas ediciones de los programas europeos Leader. Estos fondos, que vienen de cumplir en 2021 sus 30 años de vida, han transformado el medio rural, y con una peculiaridad en su gestión dado que son los únicos en los que es obligatoria la participación de la sociedad civil. En el caso de Andalucía a través de los llamados grupos de desarrollo rural (GDR), o grupos de acción local (GAL) en el resto de autonomías. Pero tres décadas después su eficacia se ha desplomado, con un grado de ejecución bajo. ¿Qué ha pasado para que esto ocurra?
Primero, los datos: en el marco previo, 2007-2013, logró una ejecución del 88,83% con respecto al gasto público proyectado. Sin embargo, en el presente, 2014-2020, y que se ha decidido prorrogar, se ha quedado en un 20,49%, según el último informe anual de gestión. En concreto, el programa supone en Andalucía cerca de 258 millones de euros, de los que se ha comprometido menos de la mitad (unos 125) y se han pagado poco más de 50. Este ha coincidido en su recta final con la pandemia, pero el pasado toco con la crisis económica de 2008 sin que ese impacto dejara a medias una ejecución clave para la mejora de la calidad de vida del medio rural y la lucha contra la despoblación. No es una situación que se haya dado en todas las comunidades autónomas. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, el grado de ejecución duplica el de Andalucía, y en Castilla y León supera el 80% ya.
El declive empezó ya en la recta final del marco anterior, cuando se introdujeron los primeros cambios, que han ido quitando peso a los GDR en el desarrollo del programa. Estas asociaciones están integradas por representantes del sector público y privado, con entidades de todo tipo (culturales, deportivas, juveniles, empresariales...), empresas, sindicatos, organizaciones agrarias y cooperativas, que han ido quedando relegadas. Todo ello en un contexto en que la UE se prepara para la Política Agraria Común (PAC) del periodo 2021-2027 con un recorte del 5% en su presupuesto y del 15% en desarrollo rural. En medio, se ha multiplicado el papeleo, pese a que el Gobierno de Andalucía haga bandera de la “simplificación administrativa” o de la “ventanilla única”.
En su primera edición, 1991-1994, el Leader nació con solo nueve GDR para un centenar de municipios. En la siguiente, 1994-1999, los GDR se multiplicaron por cinco y los municipios por seis. En la pasada edición, la citada 2007-2013, los 52 GDR gestionaron 6.226 proyectos para 704 municipios. En el camino se han quedado cinco GDR y también se ha reducido el número de poblaciones, hasta las 695 del presente marco, a la vez que los proyectos también han caído en un 25%.
“Han enterrado el programa en papeleo”
Teresa Benítez, gerente del GDR Serranía Suroeste de Sevilla, opina que el Leader “ha muerto de éxito”. Explica que “era un modelo eficaz, gracias a la participación de las asociaciones, y la administración lo ha fagocitado enterrándolo en papeleo”. En la misma línea, detalla que los Leader se basan en un método que “consiste en hacer protagonista del desarrollo de un territorio a los habitantes del mismo”. Los GDR suponen “un modelo de gestión rentable, reproduciendo un retorno medible y cuantificable de cada euro público”. Y todo ello con un modelo “en el que la población toma la palabra para decidir cómo se invierte”, basándose en una estrategia diseñada por los actores de la comarca.
Esta situación se ha visto agravada desde 2012 como consecuencia de la revisión de los gastos de funcionamiento con el procedimiento para la recuperación de supuestos pagos indebidos, lo que dio lugar a contradicciones en la interpretación de la normativa por parte de la Junta de Andalucía y los GDR. Estos hablan de “errores”, “aplicación retroactiva” e “inexistencia de regulación”, que han afectado de manera grave a su trabajo, con el denominado Plan Especial de Medidas Correctoras. Se provocó, de hecho, una asfixia económica que situó a los GDR al borde del cierre. Tras la edición 2007-2013, una veintena de GDR interpusieron recursos contencioso administrativos contra las resoluciones de reintegro de gastos de funcionamiento que les exigía la administración. Prácticamente la totalidad de las demandas fueron estimadas por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). “Pero la mala fama sigue acompañando a los GDR injustamente”, se lamenta Teresa Benítez.
Con este antecedente se puso en marcha el actual periodo de programación 2014-2020 caracterizado por un fuerte intervencionismo. Las funciones encomendadas a los GDR, ya con muy poca autonomía, se limitan a los contenidos de las convocatorias, instrucción de expedientes y propuesta de ayudas.
“Las ayudas más farragosas de Andalucía”
“Las ayudas para las empresas del medio rural gestionadas por los GDR son las más farragosas y complicadas de todas las existentes con el consiguiente agravio comparativo con otras que lleva la Junta de Andalucía para las pymes, que no son ni la mitad de complicadas, ni se les exige el cumplimiento de tantos requisitos”, agrega. Con la situación de precariedad y crisis provocada por la pandemia, esto se agrava, apunta, a la vez que insiste en que en las demás comunidades autónomas se ha seguido un procedimiento de gestión más acorde con pasadas ediciones.
La pandemia ha alargado el programa hasta 2025. Debía de acabar en 2023, por el retraso con el que se empezó en Andalucía a finales de 2016, en lugar de 2014. Por tanto, se debería dotar a los GDR con dos años más de presupuesto para su funcionamiento. Sin embargo, creen que las cantidades que la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca pretende asignarles hasta 2025 “son insuficientes”. Han incluso elevado queja ante el Defensor del Pueblo Andaluz. “Los promotores que han hecho sus inversiones se encuentran asfixiados por la interminable documentación que hay que aportar para que se les pague y muchos se quedan por el camino o ven mermadas sus ayudas por insignificantes incumplimientos”, se lamentan desde los GDR.
María Luisa Olmedo, gerente del GDR Comarca de Antequera, pone el foco en tres problemas. Primero que “los GDR han perdido dinamismo para convertirnos en meros tramitadores de subvenciones”. Segundo, en “las exigencias a los promotores que, para cualquier mínimo cambio, tienen que presentar una barbaridad de documentación y además son duramente penalizados”. Tercero, en los cambios “en los procedimientos que son continuos”. Opina pues que “es una forma de trabajar muy injusta porque el resto de las administraciones no tienen esos protocolos tan estrictos para las subvenciones”.
Lleva 23 años en este trabajo y sabe de qué está hablando: “Se han dado bastantes renuncias de promotores, no tanto en nuestro caso, que estamos en una comarca estratégica y con ventajas competitivas, pero sí en otras. En nuestro caso, la mayoría están saliendo adelante, pero con un esfuerzo económico enorme y a costa de la paciencia de los promotores”.
Otra cuestión que temen es que, relegado su papel, se puede cuestionar su existencia. Ya se ha visto en el caso de Aragón, donde de la veintena de entidades de este tipo que hay, se ha planteado dejarlas en tres, lo que las ha puesto en pie de guerra. Supondría, además de perder la implicación con cada territorio que ha definido siempre a los Leader, pérdida de puestos de trabajo, porque en los GDR trabajan de media tres técnicos.
“Fundamentales en la dinamización de la población”
Paradójicamente, la gestión de los GDR en el pasado ha sido presentada en numerosas ocasiones por la propia administración como un modelo productivo de políticas cercanas ante los medios de comunicación y la población en general.
Y no solo. El estudio Balance y retos de la gestión de Leader en Andalucía, coordinado por el catedrático de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) Clemente J. Navarro para el Centro de Estudios Andaluces, también destaca ese papel de los GDR en el impulso de “dinámicas territoriales resilientes en el ámbito rural de Andalucía”. En su análisis de las distintas ediciones, concluye que el papel de los GDR han sido “fundamentales en la dinamización de la población, a través de sus equipos técnicos, movilizando nuevos grupos de interés y fomentando la participación”. Han contribuido a potenciar la identidad colectiva de los pueblos y comarcas, especifica el estudio, que también destaca la “notable capacidad de las asociaciones para movilizar recursos financieros a la hora de poner en marcha proyectos”.
De los Leader en Andalucía han nacido queserías artesanales en Málaga, Cádiz y Córdoba, los GDR han sido pioneros en la comunidad autónonoma en incorporar la perspectiva de género a los programas de desarrollo rural y planes de igualdad en las empresas del mundo rural, han impulsado asociaciones de artesanos...
El presidente de la Diputación de Córdoba, Antonio Ruiz, ha hecho hincapié en que “la crisis de la Covid-19 nos ha dejado un escenario muy diferente que precisa de una flexibilización de la aplicación de los reglamentos y que se abra la posibilidad de conceder otro tipo de ayudas, más allá de las destinadas a la inversión”. También, que se contemplen cuestiones como poder subvencionar el mantenimiento y la creación de empleo e inyectar liquidez a las pymes. Mientras, desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca no han ofrecido respuesta alguna a las preguntas de elDiario.es Andalucía.
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