Susana Díaz empieza a diseñar su candidatura al Parlamento sin rivales de peso en el PSOE andaluz
Una vez que Susana Díaz ha disuelto el Parlamento andaluz y convocado elecciones anticipadas el próximo 2 de diciembre, la comisión ejecutiva del PSOE andaluz activó el martes la maquinaria interna para configurar sus listas electorales y volver a ratificar a Díaz como candidata a presidenta de la Junta.
Andalucía va a ser la primera comunidad donde los socialistas pongan en funcionamiento el modelo de elección interna de candidatos a las autonómicas diseñado por la dirección federal de Pedro Sánchez, y aprobado en el 39 Congreso del partido. “Las primarias más posibilistas y abiertas de la historia del PSOE”, recuerdan desde Ferraz. Sólo que previsiblemente no habrá primarias y Susana Díaz volverá a ser elegida por aclamación candidata el próximo 20 de octubre. En este momento no hay ningún rival interno capaz de disputar a la secretaria general del PSOE-A un puesto que ya ocupa, y el PSOE andaluz no espera que vaya a haberlo.
Los nuevos estatutos del partido dejan un margen muy estrecho a los candidatos alternativos cuando se trata de un territorio donde el PSOE ya gobierna, como ocurre en Andalucía desde hace 36 años y medio. Es necesario que lo proponga la mayoría del comité director, máximo órgano de decisión entre congresos, o que lo pida el 40% de afiliados del partido en esta federación, y ambos escenarios son poco probables.
La ejecutiva regional del PSOE andaluz ha abierto este martes el plazo, hasta el próximo 17 de octubre, pero el secretario de Organización, Juan Cornejo, descarta ya candidaturas alternativas y prevé la proclamación oficial de Susana Díaz como candidata en el comité director del próximo 20 de octubre. Cornejo, persona próxima y de toda confianza de la presidenta, volverá a coordinar la campaña electoral que arranca en la medianoche del 16 de noviembre. El tiempo de las primarias socialistas que alteraba la estructura de poder consolidada ha pasado, y con ellas, la pugna interna entre susanistas y sanchistas. Ahora, cada uno gestiona su propia institución y su propia federación sin invadir el espacio vital del otro.
El nombre de Díaz como cabeza de cartel electoral del PSOE en las andaluzas no está en cuestión. Otra cosa es que los críticos con la dirección regional logren ocupar posiciones de salida en algunas provincias, y se hagan hueco en el Parlamento la próxima legislatura. En teoría, el nuevo reglamento facilita esa pluralidad, en tanto que son listas abiertas que se confeccionan de abajo arriba: en cada asamblea de cada pueblo se proponen nombres -tantos como quieran la militancia-, aunque luego cada ejecutiva regional depurará ese listado y elaborará una lista con un número más reducido.
La lista definitiva debe tener justo tantos candidatos como escaños se disputen en cada provincia. Si Málaga envía 17 diputados al Parlamento, habrá 17 nombres, alternando hombre-mujer. El PSOE se obliga en sus estatutos a respetar la paridad, pero no a mantener el equilibrio de cuatro hombres y cuatro mujeres en los primeros puestos de las ocho provincias.
Listas provinciales
La lista electoral provincial puede salir aprobada por asentimiento de la mayoría, pero si hay desacuerdo, es decir, si entran más nombres de los que están en juego en cada territorio, se procederá a una votación de listas abiertas en la que los afiliados eligen a sus candidatos por nombre y apellido hasta el tope máximo, como ocurre en el Senado. Se votará entre el 21 y el 23 de octubre. Ésta es la parte aparentemente más garantista puesto que la ejecutiva regional no prevé alterar la lista que salga elegida de las provincias. Claro que los órganos provinciales del PSOE -y por extensión la propia dirección regional- conocen tan bien los entresijos de sus territorios, y controlan tanto a los secretarios provinciales, que difícilmente penetrará un candidato crítico con Susana Díaz sin que ellos lo sepan y lo permitan. Si entran en algún territorio, será porque a nivel provincial pacten algún tipo de integración. Tampoco es previsible que Ferraz interceda para colar a los suyos en la Cámara andaluza.
La confección de las listas electorales para las autonómicas es, a priori, un escenario susceptible de reabrir heridas, porque en las primarias que enfrentaron a Pedro Sánchez con Díaz hace 16 meses, los sanchistas lograron un sorprendente 30,76% de votos en Andalucía, y sacaron a la luz un beligerante sector crítico que hasta ese momento permanecía mudo e inmóvil. En algunas provincias, como Cádiz, los sanchistas rebasaron incluso el 40% de la militancia. Las listas electorales provinciales del PSOE serán ratificadas en otro comité director el 27 de octubre.
Hay un sector de la federación socialista andaluza, la más numerosa de todas, que sigue funcionando como célula durmiente de los críticos a Susana Díaz, pero que apenas tiene fuerza orgánica para introducir a su gente en las listas electorales. Ocurre sobre todo en Sevilla, Cádiz y Málaga, y en menor medida en Granada y Almería. El PSOE parte como favorito en estas elecciones andaluzas, las encuestas auguran que volverá a ser el partido más votado, pero también se espera una caída significativa de votos y escaños. Dependerá mucho también de la participación. Si el resultado es bueno será un repulsivo para Pedro Sánchez en las generales. Si es mediocre, puede dañar las expectativas del presidente del Gobierno, y ahí los críticos del PSOE andaluz pueden cuestionar la continuidad de Díaz al frente del partido.
Este escenario aún queda muy lejos. Habrá que ver si los sanchistas reaparecen y pelean por un hueco en las listas provinciales. Hace unos meses tuvieron una oportunidad para postularse en las primarias abiertas para elegir a los candidatos a las alcaldías en los municipios de más de 20.000 habitantes, incluidas las ocho capitales de provincia. El método era similar al de ahora. Sin embargo, los sanchistas no aparecieron por ningún lado y finalmente sólo hubo primarias en diez de las 89 localidades previstas. En esos diez municipios se postularon dos rivales y fue necesario ir a las urnas, pero ninguna de esa contienda se enmarcó en la pugna entre sanchistas y susanistas.