El Capo: “La poesía me cambió la vida. El rap ha completado mi puzzle”
Su trabajo no se entendería sin el camino que ha recorrido en estos 27 años de vida. ¿Cómo llega a España?
Nací en la ciudad de Pasto, en Colombia, y a los 8 años vine con mis padres a vivir a España porque mi padre era nacido en Córdoba. Era el año 2004 y primero recalamos en Cádiz. Un año después, por trabajo, nos mudamos a Calanda, donde mis padres siguen viviendo. Mi hermano pequeño nació ya aquí. Este viaje marcó mi adolescencia y las decisiones que he tomado en mi vida.
¿Cómo marcó su adolescencia?
En el instituto lo pasé muy mal. Siempre he sido una persona distinta a la gente de mi edad por mi forma de pensar y, además, hablaba con un acento diferente; esto todavía me hacía destacar más, y no para bien. Una parte de mí sentía que estaba como perdido, y tenía muchos miedos internos, no sabía cómo manejar las nuevas relaciones y amistades, quizás por haberme tenido que mudar varias veces siendo muy pequeño. Entonces empecé a escribir poesía, y ese fue mi refugio.
¿Cómo llega un adolescente de 14 años a la poesía?
Gracias a un profesor. Él vio algo en mí algo de lo que yo no era consciente; tenía talento para crear, así que me incentivó para que desarrollara esa creatividad a través de la poesía. Nunca pensé que se pudiera sentir tanta pasión con una hoja de papel y un lapicero en la mano.
¿Cómo surge la idea de unir poesía y música?
Por aquella época, mi hermano escuchaba rap. Busqué las letras y me di cuenta de que era similares a la poesía. Eran poetas que rimaban con música. Me apasionó aquella conexión y empecé a indagar. Mi primer referente fue Eminem. Su tema “Lost yourself” cambió mi forma de ver la vida. La letra viene a decir que solo hay una vida, y por lo tanto solo tenemos una oportunidad para vivirla siendo quienes queramos ser. Ese pensamiento ha guiado el resto de mis decisiones.
Una de esas decisiones fue volver a vivir a Colombia cuando cumplió la mayoría de edad, ¿qué buscaba en ese viaje y qué le enseñó?
Necesitaba volver a mis raíces, encontrarme a mí mismo y completar el puzzle de mi vida. Pero el choque fue brutal. Cuando llegué a Colombia me di cuenta de que España, como el resto de Europa, era un oasis de oportunidades. Ver a niños en la calle pidiendo, gente que no tiene opción de tener una vida mejor, eso me hizo cambiar mi forma de pensar. Hasta entonces no había sido un estudiante brillante; sin embargo, decidí centrarme en mi formación, terminé la secundaria y estudié la carrera de Comunicación en la Universidad, en Colombia, incluso me gradué con honores, quedando entre el 10% de los mejores estudiantes de todo el país. Volver a Colombia me abrió los ojos.
¿Dónde quedaron la poesía y la música durante aquel tiempo?
Nunca los dejé, pero tuve que tomar decisiones pensando en el futuro. Siempre había querido ser cantante, pero me di cuenta de que tenía que terminar mis estudios por si la música fallaba, todos sabemos que el mundo artístico a nivel profesional es muy complicado y triunfar depende de muchos factores. Así que opté por ir a la Universidad, y aprendí a cantar con lecciones de canto que veía en YouTube. Lo que se tarda en interiorizar cinco meses en una clase con profesores, a mí me costó un año y medio. Pero mereció la pena. A la vez que estudiaba y trabajaba, seguí escribiendo y componiendo canciones.
¿Qué le hizo volver de una ciudad de 600.000 habitantes en Sudamérica a un pueblo de 3.000 en Teruel siendo graduado en Comunicación y queriendo dedicarse al rap?
Llevaba siete años sin ver a mis padres y a mi hermano pequeño y vine pensando que sería un viaje de visita y que después volverá a Colombia. Allí ya tenía canciones, a mi productor, y pensaba que en España no iba a gustar la música que hacía. Pero me equivocaba. En 2021 la mentalidad había cambiado. La globalización había traído los ritmos latinos al otro lado del charco y ahora sonaban con fuerza. Se escuchaban bachatas en los bares, y eso era antes impensable. Decidí quedarme y emprender una nueva vida.
¿No le dio vértigo quedarse a vivir en un lugar pequeño?
No me canso de repetir que quedarme en Calanda no ha sido un problema. Me considero un luchador, todas las dificultades las he convertido en oportunidades y donde otras personas ven un problema yo veo eso: la oportunidad de hacer algo nuevo en lugar donde nadie más lo hace. ¿Quién se dedica de manera profesional a la música, al rap, en Calanda? Nadie. Yo he ocupado ese espacio, me va muy bien y me siento feliz. He montado mi estudio, aquí grabo mis canciones y las envío a Colombia, donde Estudio Master se encarga desde hace años de la producción, masteriza y mezcla. Se puede hacer rap desde Calanda, por supuesto. Y las comunicaciones son increíbles, estamos a una hora de Zaragoza y a cuatro de Madrid, algo impensable en Colombia.
Se considera emprendedor rural por partida doble porque no solo vive de la música.
Siempre he querido poner en valor mi formación en comunicación. Estudié un máster en Márketing Digital y cuando llegué a Calanda puse en marcha mi propia empresa. Tengo una oficina en el coworking de Tecnopark. Otra oportunidad que ofrecen los pueblos. Me dedico a hacer páginas web, gestiono redes sociales, imagen de marca. La mayor parte de mis clientes están en la ciudad, pero mi trabajo es deslocalizado, con el ordenador a mano puedo trabajar donde esté y eso me permite compatibilizarlo con la música. Al principio tenía cierto reparo porque estar en un pueblo y trabajar con digital parece una contradicción. Pero cuando eres profesional, trabajas bien y dedicas tiempo, los clientes reconocen tu trabajo y hasta te recomiendan. Aquí funciona mucho el boca a boca.
Volviendo a la música, hace unos días llenaba un salón de actos de un instituto de adolescentes encantados de escucharle. ¿Cómo surge la oportunidad de llevar su pasión por el rap a la gente más joven?
Hasta el día de hoy nadie me ha dado la mano en el mundo de la música. Siempre he sido autodidacta. Ahora veo chicas y chicos a los que les gusta el mundo de la música, yo sé lo que es sentirse solo y de ahí nace esa necesidad de aconsejar a los jóvenes, de abrirles los ojos, marcarles la senda que los lleve hacia lo que quieren conseguir, pero haciéndolo por el buen camino; cuidando su cuerpo y su mente.
¿Cree que los jóvenes captan el mensaje que pretende trasmitirles?
La reacción de los chavales y chavalas es muy positiva. Yo entiendo que muchos no quieren estar donde están y por eso hago es que se diviertan, que se involucren. Yo me sentía como ellos, y cuando ven que quieres entenderlos, te escuchan. Algunos me escriben después y me dan las gracias, me dicen que soy su cantante favorito, es algo que no te esperas. Nunca olvido lo mal que lo pasé cuando tenía su edad, por eso intento dejarles claro que el respeto es fundamental, que tenemos que aceptarnos tal y como somos.
Por ejemplo, en el instituto de Calanda entre todos hicimos una canción. Hubo un chico muy valiente que salió a cantarla. Algunos se rieron de él. Esos son los momentos que aprovecho para contarles que yo fui un chico del que otros se reían y ahora estoy aquí frente a ellos. Algunos se quedan impactados, no se lo esperan. Eso les hace pensar, y sé que el mensaje les llega.
¿En qué se inspira para componer sus temas y sobre qué hablan las letras de sus canciones?
Hablan de mi vida, de situaciones y emociones que he vivido yo o personas con las que me he cruzado a lo largo de estos años. Un músico, como cualquier otro creador, tiene que vivir experiencias para poder trasmitir. En mis canciones hablo de suicidio, de violencia machista, de bullying, de emociones. Evidentemente hay una parte de temas que tiene que ser comerciales, pero he encontrado un equilibrio entre el mercado y la función social que quiero que tenga mi música. La canción de “El Capo” o “Renací” hablan de superación personal, un tema que es muy importante para mí por mi experiencia vital.
Hoy en día una gran parte de la música, especialmente los ritmos latinos, van acompañados de letras misóginas, ¿qué opina de esta tendencia?
Las letras llegan al público, les impactan y se quedan grabadas, porque la música es muy poderosa. La letra de una canción me hizo replantearme la vida como antes he contado, y eso nos pasa a todos, sobre todo en la melancolía, escuchamos con más atención y los mensajes calan más en nosotros. Como artista considero que cada cual escribe sobre lo que quiere, pero si solo escribes o cantas para gustar, has perdido la oportunidad de cumplir tu misión; la de enviar mensajes a la sociedad. No es el rol del artista educar a nadie, pero es verdad que una canción tiene mucho poder. A mi hermano le enseño lo que hay detrás las letras y de los videoclips para que entienda que detrás de ese montaje de fiestas, dinero y poder solo hay personas como nosotros.
¿Calanda le inspira?
La verdad es que sí. Para crear necesitas tiempo, un espacio propio, y que no haya ruido. La sociedad vive acelerada en las ciudades; en cambio, en Calanda encuentro esa paz que tanto me gusta. Aunque cada vez tengo más compromisos, pero mi pueblo me aporta y me inspira, sí.
¿Qué diría a los jóvenes que puedan estar leyendo esta entrevista y a todas aquellas personas que tienen un sueño?
Que se arriesguen, que no tengan miedo a caer porque los fracasos te hacen grande. También les diría que en el entorno rural hay muchas oportunidades, y si algo no existe tú puedes crearlo. A quienes lea estas palabras les digo que se atrevan a creen en ellos mismos, porque él o ella tiene la oportunidad de ser la primera huella de un camino que otros puedan seguir después.
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