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Un conflicto institucional deja en un limbo al núcleo poblado más alto del Pirineo aragonés

Río Ésera a su paso por Benasque.

Eduardo Bayona

El desencuentro entre el Ayuntamiento de Benasque y la empresa semipública Aramón, tras el frustrado pelotazo urbanístico de Alto Cerler XXI, hará que, medio siglo después, los vecinos de la urbanización de Cerler, el núcleo de población más elevado del Pirineo aragonés (1.540 metros de altitud), se vean condenados a seguir en el limbo institucional en el que ya llevan 50 años.

El Justicia de Aragón ha archivado el expediente que abrió hace unos meses, después de la denuncia de los vecinos, y en el que recomendó al Consistorio y a la empresa que explota la estación de esquí, propiedad al 50 % del Gobierno de Aragón y de Ibercaja, que se sentaran para acercar posturas. El Ayuntamiento “rechaza nuestra sugerencia”, señala el ombusdman aragonés en la carta en la que, tras dar por cerrado el expediente, comunica a los vecinos que incluirá el episodio en su próximo informe anual a las Cortes “para conocimiento de los diputados”. “No queda otro camino”, añade.

La urbanización, aneja al complejo invernal, fue construida en 1964 como medio para financiar la estación de esquí. Medio siglo después, los vecinos -300 de los 2.100 habitantes del municipio viven allí- siguen denunciando deficiencias en el suministro de agua de boca y en el tratamiento de la residual, la aparición de vertederos ilegales de basura y escombros, la falta de aceras en las calles y, también, carencias en la limpieza viaria en una zona de alta montaña.

La clave de ese abandono se encuentra en las tensas relaciones entre Aramón y el Consistorio, cuyos responsables en la legislatura 2003-2007 acordaron anotar la litigiosidad de los 183.000 metros cuadrados de suelos que el hólding del esquí iba a vender por 120 millones de euros a un consorcio de empresas, y cuya propiedad reclamaban varios vecinos. Los tribunales no les reconocieron esos derechos, el negocio inmobiliario se esfumó y la relación entre el Ayuntamiento y la estación de esquí acabó de quebrarse.

Los vecinos de Cerler fueron los principales afectados de ese desencuentro: el Consistorio se niega a recibir formalmente el complejo urbanístico alegando que hay obras pendientes, mientras Aramón sostiene que no se le puede obligar a asumir “de un modo temporalmente indefinido (esto es, desde hace ya casi cincuenta años) las cargas y gastos derivados” de los servicios que el municipio no presta.

El Justicia recomendó al Ayuntamiento y a la empresa que el primero aprobara la recepción de la zona terminada y que acordaran cómo debían ser prestados los servicios en el área pendiente de finalización. Sin embargo, el Consistorio rechaza esa posibilidad: “Si no se ha recibido la urbanización es porque no está en condiciones de ser recepcionada”, señala el alcalde, José Ignacio Abadías, en su carta de respuesta al ombusdman.

Pese a los esfuerzos realizados en los últimos 14 años por el Consistorio, anota, la empresa que explota la estación de esquí –Fomento y Desarrollo del Valle de Benasque, filial de Aramon- “no ha concretado ni fases, ni unidades funcionales que permitan una recepción” de la urbanización pese a que, “como propietaria única de todo el suelo”, es “la responsable de urbanizar y de dotar de todos los servicios” a la misma. Recibir una parte de ella, añade, “supondría el incumplimiento del ordenamiento jurídico y de la legislación urbanística”.

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