Mosquitos en Islandia

Junto a nuestros relojes analógicos, digitales e inteligentes, esta noche se retrasará también una hora nuestro reloj biológico, el de nuestras rutinas, nuestros horarios, nuestros ritmos cotidianos y nuestra percepción de la luz y de la oscuridad. A las 03.00 serán las 02.00.

Las evidencias científicas confirman que el coste psicológico y de salud (cansancio, irritabilidad, dificultades para concentrarse y aumento de los riesgos de infartos e ictus) supera con creces cualquier ahorro económico y energético. Sucede dos veces al año, a finales de octubre y a finales de marzo, y como dijo el presidente Sánchez en un alarde de reflejos: “francamente, yo ya no le veo sentido”. Afirmación que respaldan casi 7 de cada 10 españoles, según los estudios de opinión, y que lleva camino de hacer suya la Comisión Europea.

Las sociedades científicas, la de Neurología y la del Sueño, defienden que lo mejor es mantener un horario estable que debería ser el de invierno, una hora por delante del meridiano de Greenwich, pensando en las poblaciones vulnerables y en minimizar daños. Por tanto, esta noche podemos estar ante un acontecimiento histórico, el del último cambio semestral de hora desde la crisis del petróleo de 1973, todavía vivía el dictador Franco, por razones de salud, económicas y energéticas.

También son motivos de salud, y de derecho al descanso y a la intimidad, a los que se acogen las asociaciones contra el ruido en Zaragoza y un informe del Justicia de Aragón. Millones de españoles están sufriendo alteraciones del sueño, especialmente por el ocio nocturno, durante muchas noches del año. La asociación Stop Ruido las cuantifica en al menos una media de 180. La onda expansiva de los efectos negativos del ruido desborda con creces a la de los cambios de hora semestrales.

Con un retraso de más de 20 años, del que son responsables los sucesivos equipos de gobierno, los actuales regidores municipales han comenzado a elaborar los Mapas Estratégicos del Ruido (MER). Al mismo tiempo, han anunciado que van a realizar un estudio psicosocial para conocer cómo afecta a la salud y al bienestar de los zaragozanos el ambiente sonoro. Ambiente sonoro suena más guay que ruido. Se deduce que será sin retroactividad. Los daños que se hayan ocasionado durante esas dos décadas se darán por amortizados.

Los MER, a los que obligan las normativas española y europea, son herramientas de gestión ambiental para identificar y controlar los niveles de ruido en las industrias, en el tráfico aéreo, en las nuevas urbanizaciones próximas a los cinturones para vehículos, y también en el ocio nocturno que suele ser la “maría” en el orden de prioridades, también para los responsables de la Policía local.

Según la Federación de Barrios de Zaragoza (FABZ) y de Stop Ruido, se han quedado fuera de los MER parte del ruido industrial, el tráfico aéreo, las actividades comerciales, el ocio nocturno, la desproporcionada expansión de las terrazas de día y de noche ocupando el espacio público, los pequeños talleres urbanos y las aglomeraciones en eventos festivos.

Lo sensato a partir de ahora es que se abra un diálogo permanente entre los responsables de Medio Ambiente, las entidades vecinales, los vecinos afectados, las asociaciones contra el ruido y las profesionales/sectoriales. Para que sean resolutivos, los MER deben ir acompañados de Planes de acción. Largo me lo fiais pero no se puede perder más tiempo.

Hemos comparado el cambio de hora y los efectos del ruido, pero si evaluamos las alteraciones en la salud de los ciudadanos no podemos olvidarnos del cambio climático. Llevamos semanas sin que caiga una gota de agua del cielo, estamos viviendo noches tropicales a finales de octubre y, atención, se han encontrado mosquitos en Islandia después de que el país experimentara un calor récord esta primavera.

Según informaron los medios locales, un aficionado a los insectos, Bjorn Hjaltason, los descubrió en un valle glaciar al suroeste de Reikiavik durante varias noches de este mes después de utilizar cuerdas empapadas en vino para observar polillas. Islandia, junto a la Antártida, era uno de los dos espacios libres de mosquitos que quedaban en el mundo debido al frío.

No es la única señal de que Islandia se está calentando a un ritmo 4 veces superior al del resto del hemisferio norte. Un aragonés, uno de los mejores guías especializados que lleva 12 años yendo y viniendo de Islandia, ha conseguido cultivar borrajas en ese país nórdico. Emilio Mateo, nacido en Fuentes Claras, las echaba de menos, le pidió semillas a su padre, preparó el plantero en mayo y durante la primera quincena de septiembre empezó a recoger en Islandia su verdura favorita, la que siempre pedía cuando regresaba a la casa de sus padres.

La borraja, singular y saludable referencia gastronómica aragonesa, puede servir como metáfora vegetal del efecto mariposa, de los potenciales desastres climáticos que están anunciando a medio y largo plazo los pequeños cambios.