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Un imaginativo e incisivo spot electoral de Momentum, una corriente de jóvenes que apoyan al líder laborista británico, Jeremy Corbyn, te enfrenta a la pregunta, ¿ahora con quién vas, con Batman o con Joker?
El guion de la película de Todd Phillips, con un Joker magistralmente interpretado por Joaquin Phoenix, les inspira para narrar un cara a cara entre el héroe, que con la utilización de datos personales en la red ha “cazado” al villano, en el que este último llega a convencerle de que es mejor pagar impuestos que combatir el crimen en Gotham gastándose millones de dinero público en seguridad, en armamento y en personalización de vehículos.
Joker le hace ver al rico Bruce Wayne, a Batman, que paga menos impuestos que él que trabaja como payaso animador en la calle. Y es que -relata el video- 1 de cada 5 grandes compañías británicas no paga impuesto de sociedades porque evaden impuestos a través de empresas “off-shore” que consolidan sus cuentas en paraísos fiscales.
De ese modo, continúa el relato, su madre hubiera tenido los cuidados que necesitaba como persona dependiente y Joker hubiera tenido las medicinas para sus trastornos mentales.
¿Por qué no pagas tus impuestos como una persona normal y dejas que los ciudadanos de Gotham decidan democráticamente qué hacer con ellos?, le pregunta a un sorprendentemente dialogante y aturdido Batman que llega a reconocer que “he estado luchando contra los síntomas del crimen en vez de intentar solucionar las causas” y que llega a preguntarse “¿quién soy yo para decidir qué es lo mejor para la sociedad?”.
Es solo un momento de inflexión, de duda, porque inmediata y bruscamente propina un golpe bajo a Joker enfatizando que lo que le está transmitiendo son mensajes socialistas.
Evidentemente se trata de un spot electoral del Partido Laborista pero, interpretaciones partidarias al margen, plantea algo tan real como las consecuencias del aumento de la desigualdad: exclusión social, sentimientos de humillación y falta de respeto, delincuencia y fuerte crecimiento de la extrema derecha que, cabalgando a lomos de la identidad como factor de autodefensa, está atrayendo a los agraviados y marginados de los últimos 50 años de globalización económica, cultural y tecnológica, de hiperconexión, que han creado sociedades que van a dos velocidades.
A través de la victimización, el Joker de Phillips acaba siendo un héroe que canaliza la frustración de miles de perdedores en busca de reconocimiento y dignidad, que lo destrozan todo, que van sin rumbo, que siembran el caos en las calles. Resulta inevitable hacer paralelismos con los chalecos amarillos franceses, con las violentas protestas de Hong-Kong o de Barcelona.
Moraleja: si se quieren neutralizar la frustración, la ira de las clases trabajadoras, el conflicto y la delincuencia, hay que aplicar políticas de igualdad y protección de las personas destinando más recursos contra la exclusión social.
De paso, se prevendría que la nueva extrema derecha atraiga a una base social más amplia y menos ideologizada que se mueve más por el miedo que por la nostalgia autoritaria. Basta con evaluar, en clave local, los recientes éxitos electorales de Vox en muchos municipios del anillo de Zaragoza: Cuarte, Cadrete, María de Huerva, La Muela, Villanueva de Gállego, Alfajarín, La Puebla de Alfindén y La Joyosa. Los electores de la derecha, muchos de ellos aquejados del denominado “malestar del adosado”, prefirieron el original a la copia.
Para finalizar recuperando el hilo de Joker, lo ideal sería que los ganadores de la globalización, los Bruce Wayne, los Batman, asumieran responsable y solidariamente el pago de impuestos para favorecer que la riqueza se redistribuya.
Como magistralmente dibujó “El Roto”, ahora que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han abrazado para no caerse, la madura y la joven socialdemocracia surgida del 15-M tienen tajo por delante, también para evitar, con la corresponsabilidad de los partidos de la oposición, una quiebra institucional. Es obligación de todos.