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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Las vertientes del poder y las vacunas

Imagen de una vacuna
27 de enero de 2021 22:52 h

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Los recientes casos de cargos políticos que se han puesto la vacuna revela una realidad interesante sobre la forma de entender el poder que tienen algunas personas ¿De qué sirve el poder si luego no puedes anteponer tus necesidades a las del resto? ¿de qué sirve si no lo puedes ejercer para proteger tu propia vida?

Creo además, que esta situación demuestra una filosofía de la justicia muy sofista. Recordemos que los sofistas se enfrentaban a Platón respecto a muchos conceptos, y mientras éste último defendía que la justicia es inexorable a la humildad y otras virtudes más “espirituales”, para los sofistas como Trasímaco lo justo no es otra cosa que la ventaja de los poderosos. Esta contraposición de ideas en mayor o menor sentido sigue existiendo entre la clase política, y queda claro que quienes se adelantan a su turno establecido por las autoridades sanitarias, están más cerca de los sofistas que del concepto de justicia de Platón. Para estos, desgraciadamente, el objetivo principal será ostentar el poder, y el bien común o ayudar a la gente más vulnerable nunca será una prioridad. Por eso es importante distinguir entre los partidos que tienen en sus filas uno y otro tipo de dirigentes. Y al igual que todavía no hemos visto a políticos de Podemos cometiendo este acto, vale la pena poner en valor y reconocer a los demás partidos entre los que nadie ha usado su poder para adelantarse en la lista.

A raíz de esta reflexión filosófica, las vacunas que nos protegen contra una pandemia que amenaza nuestra existencia, revelan otras formas de poder en nuestras sociedades, que todavía hoy existen. De momento estamos comprobando los clásicos: en el poder militar, el JEMAD, el máximo poder real del ejército también se ha saltado la lista de sanidad; un obispo en Baleares también lo hizo; las élites financieras sin duda lo harán y nadie lo cuestiona públicamente: ¿imaginamos acaso a la señora Botín u otros dueños de las grandes corporaciones o de la economía financiera, muchos de ellos dueños (al menos parcialmente) de las propias empresas farmacéuticas o que, en otros casos, se las podrían comprar si así lo deseasen, subordinando su salud a una lista de las autoridades sanitarias? El poder político, autoridades de todo tipo, desde concejales a consejeros (que sepamos de momento), han conseguido evadir el control de las autoridades sanitarias, ejercer su poder de forma efectiva para obtener las vacunas y solo los menos hábiles no habrán conseguido ocultar esa misma información.

Seguramente estos políticos no quieran reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, seguramente vayan un paso más allá y no les importe, pero cabe recordárselas: cuando deciden usar su poder para protegerse a ellos, están condenando a personas más vulnerables a sufrir un contagio, con las complicaciones que seguramente les conlleve al ser personas más frágiles, e incluso a la muerte de muchas de ellas. Pero aun así, me temo que la lista seguirá creciendo, porque al fin y al cabo esa es una filosofía muy extendida de la naturaleza del poder, y nos permitirá observarla, no solo en la clase política, sino en todas sus vertientes.

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