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El 10% de la población aragonesa presenta algún tipo de diversidad funcional

Conchita Gálvez y Rafael Gabás, presidenta y vicepresidente de la asociación de Diversidad Funcional

María Bosque Senero

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En Aragón, cerca del 10% de la población presenta algún tipo de diversidad funcional, desde discapacidad visual, auditiva, física, sensorial, intelectual hasta problemas de salud mental. La asociación Diversidad sin Fronteras (DSF) -antes denominada Discapacitados sin Fronteras- trabaja desde 1999 para visibilizar, integrar y normalizar a las personas que padecen algún tipo de diversidad. Este año, la asociación celebra su 25 aniversario con el I Concurso de cortometraje de diversidad, la presentación de la nueva imagen corporativa de la entidad y un balance de los estudios de accesibilidad, guías didácticas, charlas con escolares, seminarios formativos y ciclos de cine, que han organizado a lo largo de este cuarto de siglo de actividad desde la creación de la asociación en Aragón. 

En cifras, en 25 años de trayectoria la asociación informa del impacto que ha tenido en más de 10.000 personas y ha trabajado en diferentes materiales informativos y formativos: 2.200 guías didácticas y cinco Informes e investigaciones sobre imagen social y accesibilidad, han impartido 130 charlas sobre diversidad funcional y 19 Seminarios formativos, 420 personas han sido formadas en Diversidad e Inclusión, y se han organizado 6 campañas de sensibilización,  14 Jornadas temáticas (ocio, barreras, cultura, sexualidad… ), nueve concursos convocados relacionados con la Inclusión y la Diversidad con más de 400 participantes, 25 Ciclos de Cine (99 películas proyectadas) y un Cortometraje “Un Día Cualquiera”. Además, la Asociación Diversidad sin Fronteras cuenta con más de 50 personas voluntarias que participan en las diferentes actividades que se organizan desde la entidad. 

“Nuestra asociación ha sido un referente de inclusión y empoderamiento para la comunidad aragonesa”, explican Conchita Gálvez y Rafael Gabás, presidenta y vicepresidente de la asociación de Diversidad Funcional, respectivamente. Además, recuerdan que, desde el inicio de su andadura, se han dedicado a “promover la igualdad de oportunidades, dar visibilidad al colectivo de personas con diversidad funcional, y fomentar el respeto hacia todas las personas, independientemente de sus capacidades”. 

“25 años rompiendo estereotipos y barreras”

El funcionamiento de esta entidad aragonesa sin ánimo de lucro es asambleario y todas las personas que forman parte de la misma son voluntarias con capacidad tanto para desarrollar cualquier actividad, como para formar parte de los órganos representativos. En este momento, las comisiones de trabajo más representativas son: accesibilidad, sensibilización, formación y cultura, ocio y tiempo libre.  

A pesar del trabajo que lleva a cabo, la asociación reconoce que todavía queda mucho camino por recorrer y lamenta que, en la actualidad, todavía existan centros públicos en los que la accesibilidad no es total, y también en espacios públicos, como piscinas o aceras que siguen sin estar adaptadas. Otro de los problemas “desgarradores” a los que se enfrentan, son los tiempos de espera para acceder a las ayudas a la dependencia. Diversidad sin Fronteras alertan de que “son muchas las personas dependientes que han fallecido antes de recibir la ayuda solicitada” debido a la lentitud en la tramitación en Dependencia. 

Entre los logros obtenidos en este cuarto de siglo, la asociación quiere poner el acento en las cosas sencillas, pero que “cambian la vida diaria de la ciudanía” como que “una persona con discapacidad física pudiera bajar del autobús por la misma puerta que había entrado” algo que se ha conseguido no hace mucho tiempo en la ciudad de Zaragoza, señalan Conchita Gálvez, y Rafael Gabás. 

La conclusión que quieren trasmitir desde la Asociación Diversidad sin Fronteras es que su finalidad última es la de “concienciar al mayor número de personas acerca de la diversidad funcional erradicando estereotipos, y fomentar el empoderamiento, la normalización, el respeto y la autonomía personal” explican Gálvez y Gabás. 

Cambio de nomenclatura y de imagen 

En España, según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia (2020), un total de 4,38 millones de personas afirmaron estar en una situación de discapacidad, donde 1,81 millones eran hombres y 2,57 millones, mujeres. 

El concepto “diversidad funcional” nace como alternativa al término “discapacidad” que, en opinión de parte del colectivo daba una visión negativa de este colectivo, ya que podía dar lugar a entender que son personas menos válidas o menos capaces. El término “diversidad funcional” busca un enfoque social, entendiendo a cada individuo como un ser único, con capacidades diferentes y dejando de lado los déficits y las carencias. Con el antiguo enfoque médico, la persona con diversidad funcional era entendida por su patología y se entiende que vive en un sistema en el que ella es la responsable de su integración social teniendo que buscar estrategias para realizar determinadas funciones que no puede llevar a cabo como el resto de la población. Ahora, el concepto se ve desde un nuevo enfoque biopsicosocial, en el que se entiende que son el contexto y el entorno los que están mal adaptados para las personas con necesidades específicas y, por tanto, es el entorno el que debe ser modificado.

El concepto de diversidad funcional gira alrededor de un principio básico: las personas no tienen deficiencia, sino diversidad; por lo que, en lugar de tener una discapacidad, lo que viven es la marginación y la falta de igualdad debido a su diversidad. Así lo recoge el estudio publicado por Wendy López Mainieri, en la revista Educación Especial y Derechos Humanos. El origen del término “diversidad funcional” nace con el Movimiento de Vida Independiente (MVI) en los Estados Unidos, entre los años 60 y 70, y lo hace como un movimiento social de personas con diversidad funcional que lucha por su emancipación y empoderamiento. En especial, el de aquellas personas que necesitan cada día apoyo humano para realizar sus actividades. Después, este movimiento fue expandiendo su filosofía por Europa y América Latina en las siguientes décadas. En el año 1992, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas estableció el día 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con el objetivo de promover los derechos y el bienestar de las personas en situación de discapacidad o diversidad funcional en todos los ámbitos de la sociedad. Y el 13 de diciembre de 2006 se aprobó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

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