La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) prevé tener listo a comienzos de 2026 el estudio que servirá de base para diseñar las actuaciones necesarias frente al riesgo de inundaciones en los municipios del tramo bajo del Huerva. El documento, actualmente en elaboración, permitirá definir las zonas más vulnerables y las posibles medidas estructurales para reducir las afecciones que se repiten periódicamente en María de Huerva, Cadrete, Cuarte y la urbanización de Santa Fe, en Zaragoza.
El Departamento de Fomento, Vivienda, Logística y Cohesión Territorial del Gobierno de Aragón, los Ayuntamientos del corredor del Huerva y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), junto con otros organismos del Gobierno de España, se coordinarán para reducir el daño de las riadas. Para ello, han creado un grupo de trabajo que elaborará un informe, que estará listo en el primer trimestre de 2026, para actuar a largo plazo. El consejero de Fomento, Octavio López, y el presidente del organismo de cuenca, Carlos Arrazola, se han reunido este martes en el Edificio Pignatelli para analizar “la situación que se ha venido produciendo de manera reiterada en los últimos tres años, sobre todo en el corredor bajo del Huerva”, concretamente los municipios de Cuarte de Huerva, María de Huerva y Cadrete, especialmente afectados por las tormentas del pasado mes de septiembre, cuando sufrieron “inundaciones muy potentes”.
Tres fases de estudio
Según ha explicado Arrazola, el informe incluirá tres fases: un estudio hidrológico para transformar las precipitaciones en caudales sobre el terreno, otro hidráulico para simular distintos escenarios con modelos bidimensionales y una tercera de pruebas con posibles soluciones para evaluar su eficacia. Según ha manifestado el presidente del organismo de cuenca, Carlos Arrazola, ya “se trabaja en el estudio hidrológico incluyendo un inventario de obras de paso y habrá interlocución con todos los agentes del territorio para escuchar las propuestas de los ayuntamientos, de las dos consejerías implicadas (Fomento y Medio Ambiente), de Adif y de la demarcación de Carreteras de Aragón para incorporarlas en la fase final del estudio”.
“El objetivo es elaborar un estudio completo y compartido entre todas las administraciones, porque a todos nos va a tocar actuar de una u otra forma”, ha señalado el presidente del organismo de cuenca, que recalcó la necesidad de abordar el problema “desde la globalidad” y no mediante actuaciones aisladas.
Por su parte, el consejero Octavio López ha destacado la “coordinación institucional absoluta” y ha defendido la necesidad de una “solución estructural e integral” que devuelva la tranquilidad a los vecinos. “En estos municipios no ha habido daños personales, pero no podemos pensar que esto siempre será así”, ha advertido, subrayando que se trabajará también en medidas de autoprotección y actuaciones coyunturales para reducir el riesgo mientras llega la solución definitiva.
López ha reconocido que parte del problema deriva de decisiones urbanísticas pasadas, con construcciones levantadas en zonas inundables o junto a cauces alterados por infraestructuras como la A-23. “Una cosa es la ubicación histórica de los municipios y otra la acción del hombre”, indicando que algunos planes generales de ordenación urbana han permitido que se construyan viviende donde “con una ley mucho más estricta y rigurosa no hubiera sido posible”.
Un problema cada vez más recurrente
Las crecidas registradas en 2023, 2024 y 2025 han reavivado las críticas vecinales en la zona, especialmente en Cuarte, donde varias urbanizaciones han denunciado deficiencias en el alcantarillado y en el diseño viario.
Aunque no se han producido daños personales, los vecinos ahan alertado en sus protestas que esto no es “un problema menor” y piden actuaciones inmediatas.
Entre 2003 y 2023 no se registraron incidentes destacables en el área, pero los tres últimos años han roto esa tendencia. “Hay que prepararse para que no vuelva a suceder, aunque pasen otros veinte años sin episodios similares”, concluyó López. Arrazola ha señalado que, por efecto del cambio climático, antes las riadas del Huerva llegaban desde la Sierra de Cucalón y ahora alcanzan el corredor de manera “violenta” y “convectiva”, a través de los barrancos, añadiendo que “son fenómentos cambiantes que requieren una constante reflexión”.