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Los nuevos lagos de montaña surgidos en el Pirineo a causa del cambio climático ya están 'bautizados'

Uno de los ibones recién nacidos, situado en la cuenca de Lliterola, a unos 3.000 metros de altitud el 5 de septiembre de 2020 (municipio de Benasque/Benás)

Candela Canales

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A lo largo del siglo XX, con el retroceso de los glaciares producto del cambio climático, se han formado distintos ibones o lagos de montaña en el Pirineo Aragonés. Este proceso cada vez va más rápido y, “como consecuencia del calentamiento global, los glaciares pirenaicos terminarán de desaparecer en los próximos 20 años. De vez en cuando, y según desaparecen los hielos aparecen nuevos ibons; una especie de ”premio de consolación“, que se materializa en más de media docena de lagos que han nacido en el Pirineo aragonés en los últimos decenios”, expone Francho Beltrán, secretario de la Comisión Asesora de Toponimia del Gobierno de Aragón.

El rasgo distintito de estos ibones es que antes la zona estaba cubierta con una pequeña lengua glaciar “porque en el Pirineo los glaciares son de muy reducido tamaño y el retroceso ha dejado en alguna zona una pequeña depresión con agua en verano y eso se considera un ibón que ha surgido a consecuencia del deshielo de los glaciares”, explica Javier del Valle Melendo, Profesor de Ingeniería del Medio Ambiente.

Los ibones no se forman de manera inmediata, “el proceso dura unos cinco o seis años, no aparecen de un verano para otro”, comenta Beltrán, que recalca la importancia de que los nombres que designen a estos lagos sean coherentes con el entorno y las formas de hablar de cada lugar. Por ello, la Comisión Asesora de Toponimia de Aragón contactó con los ayuntamientos implicados para conocer sus propuestas indicando los nombres más apropiados y así evitar “bautizos espontáneos”.

En la cara sur del macizo de Monte Perdido se encuentra uno de estos ibones, que fue bautizado por los montañeros, pero cuya denominación es una “aberración lingüística” según Beltrán. Se conoce como Lago Helado de Monte Perdido y la comisión propone que el nombre definitivo sea Ibón Chelau de Treserols, puesto que en el Pirineo se utiliza el nombre Ibón en vez de lago y chelau en vez de helado, en aragonés. Además, Monte Perdido no se llama así originalmente, su nombre era Treserols, Monte Perdido es una traducción del francés “para los que era una montaña perdida”.

Esta forma de nombrar los ibones sin contar con las personas que viven allí se extendió “de forma que los montañeros iban rebautizando a su antojo, a veces poniendo en nombre de un amigo o incluso de ellos mismos”, cuenta Beltrán. Cuando se creó la Comisión Asesora de Toponimia hace cinco años, se encargaron de recuperar los nombres originales, como en el caso de Monte Perdido. Sin embargo, han aparecido otros que no tenían y en los que era necesario “un bautizo de verdad. Lo que se quería era evitar que aparecieran esos nombres inventados por personas ajenas al territorio. Se hizo una propuesta a los ayuntamientos para que fueran participes de la elección y, siguiendo la tradición de la toponimia, nombrarlos en relación de un accidente geográfico próximo”.

También en el municipio de Fanlo, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, han aparecido dos ibones nuevos “y el ayuntamiento nos ha dado el visto bueno a que el nombre que propongamos sea Ibons d’Arrablo y agruparlos”, expone Beltrán. Se observaron por primera vez en 1989, un año con poca acumulación de nieve y altas temperaturas veraniegas, en el circo formado entre Monte Perdido y el Pico d’Añisclo, en su vertiente sur.

Valle de Benasque

En el valle de Benasque había seis ibones sin nombre, cuatro de ellos en la zona de Lliterola que han aparecido en los últimos 30 años. Se encuentran próximos al conocido como Ibón Blanco de Lliterola, “blanco porque estaba congelado gran parte del tiempo. La propuesta que se hizo desde la comisión serían los Ibons Bllancos de Lliterola y darle un nombre al conjunto”.

La desaparición del glaciar de Lliterola, en la cara sur del pico Crabiules, dejó entre los 2815 y los 2831 metros cuatro zonas inundadas. En ellos se aprecia el típico color azul opalescente que delata su juventud, pues “todavía no han pasado suficientes años para permitir la decantación de las pequeñas partículas procedentes del pulido glaciar que permanecen suspendidas. Al otro lado del ibón se aprecian las bandas rojizas de las morrenas que dejó el glaciar – hoy completamente desaparecido- como recuerdo de su paso”, explica Beltrán.

Muy cerca de estos hay una cuenca pequeña, Malpás, donde en los años 90 ya había desaparecido todo el hielo. La propuesta de la Comisión Asesora de Toponimia es llamarlo Ibón de Malpás.

El último de los ibones de la zona de Benasque es el que se está formando en el glaciar de la Maladeta, así como el resto ya han nacido y se pueden visitar a finales de verano, este se está formando actualmente y la propuesta es llamarle Ibón de la Madaleta. Se encuentra en la margen izquierda del glaciar del Aneto, bajo el collado Maldito y el pico Maladeta, y es el más alto del Pirineo y de la Península Ibérica, según recogen Javier San Román y José Luis Piedrafita en ‘Nuevos ibones en el Pirineo, paisajes del cambio climático’.

Empezó a intuirse en 2021 y en 2015 se constató que era un Ibón, “en ese conjunto de nuevos ibones en el Pirineo, este tiene el atractivo de que el glaciar termina en él; es decir, prácticamente la mitad de la orilla es hielo, y se ve cómo continúa bajo el agua. Por lo tanto, conforme el glaciar vaya retrocediendo, el lago continuará creciendo tanto en extensión como en profundidad”, exponen San Román y Piedrafita.

Es el único con el que parece haber algo de controversia, desde la Comisión de Toponimia aseguran que están “pendientes de a ver que dice el ayuntamiento” porque han conocido por la prensa que desde el consistorio abogan por llamarlo Ibón del Aneto, “una cuestión publicitaria porque es más conocido”, comenta Beltrán.

Estas propuestas se trasladan al Consejo Cartográfico de Aragón y este lo eleva al Gobierno autonómico para que lo apruebe. “Hasta la fecha, todas las propuestas de la comisión han contado con su aprobación”. El próximo consejo es el 24 de junio y a finales de verano estos nuevos nombres podrían ser oficiales. 

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