El parlamento asturiano ensalza la figura del expresidente Sergio Marqués como “patrimonio” de la sociedad
La Junta General del Principado acogió ayer el acto de homenaje al ex presidente del Principado, Sergio Marqués, cuando se cumplen 13 años de su fallecimiento a causa de un infarto.
El jefe del Ejecutivo autonómico, Adrián Barbón ensalzó su figura durante su intervención y consideró que Marqués es “un patrimonio de toda la sociedad asturiana” coincidiendo con el 30 aniversario de la victoria electoral del político del PP fallecido en 2012.
Ejemplo de dignidad
Barbón se ha referido a Marqués como un “ejemplo de dignidad”, así como “una referencia, un legado y un patrimonio” para todos los presidentes de Asturias.
El político gijonés había fundado en 1998 la Unión Renovadora Asturiana (URAS) tras su expulsión del PP debido a desavenencias con la dirección nacional de la formación.
“No es patrimonio de un partido, ni siquiera del que él fundó (URAS), sino patrimonio de toda la sociedad asturiana”, ha dicho Barbón sobre quien “supo estar y también no estar”
También acudieron al evento los expresidentes Pedro de Silva y Javier Fernández, alcaldes de varios municipios, dirigentes políticos y compañeros de quien fue el máximo responsable del Principado en el periodo 1995-1999, la única legislatura en la que el PP gobernó en Asturias.
Para el jefe del Ejecutivo autonómico “probablemente, ningún otro presidente ha tenido más razones para recurrir al ruido”, o “dicho a lo castizo, pegar unas patadas al caldero o pasar facturas”, si bien “no lo hizo” y “no se apeó jamás de la escala de dignidad a la que había ascendido en el ejercicio de su cargo y ello a pesar de lo que había sufrido”.
Barbón ha confesado que hace 30 años cuando era un “chaval apasionado de la política y de la historia que intentaba sacar provecho de sus estudios”, ya reconocía en Sergio Marqués el “valor de la dignidad”, que retiene “intacto”.
Un político “querido y respetado”
El presidente del Parlamento, Juan Cofiño, ha subrayado que el acto homenajea a una persona “querida y respetada” que ejerció la política durante un periodo de su vida, en su “acepción más noble”, al frente de los destinos de Asturias durante toda una legislatura “compleja y difícil”.
En tiempos de “polarización y debates crispados”, el presidente de la Junta General ha enmarcado este acto “amable” para reconocer la trayectoria de Marqués, mientras ha alertado de que se está “incubando, con demasiada y preocupante frecuencia, un tránsito del adversario político al enemigo”, y surgen “antagonismos irreconciliables”.
Cofiño ha indicado que Marqués tenía “intereses políticos diferentes” a los suyos y a los del PSOE, aunque siempre coincidieron en considerar la democracia como la “principal herramienta” para mejorar la convivencia y forjar consensos en aquellos asuntos que importan a la mayoría social en cada momento.
“Nunca fue un enemigo a batir”
“Sergio Marqués nunca fue un enemigo a batir, sino un adversario de legítima y democrática existencia, acreedor al respeto que se seguía de su éxito electoral, y por qué ocultarlo, de su bonhomía personal”, ha dicho el máximo responsable de la Junta, que ha valorado la “integridad”, “generosidad” y “lealtad” a sus ideas.
Cofiño ha reivindicando la figura del homenajeado por su “cercanía humana, que no ideológica”, y porque “permaneció demasiado tiempo en el olvido”, quien fue un político “honrado y un luchador tenaz”, “elegante e inteligente”.
Un padre “cariñoso y empático”
Su hija Elena Marqués ha retratado a su padre como una “buena persona, buena gente de verdad, cariñoso y empático, incapaz de hacer daño de forma consciente, honrado hasta la médula, fiel a sí mismo y a los demás hasta las últimas consecuencias”.
También le ha descrito como “culto” y “educado”, al que “le encantaba el mar; buen bailarín y disfrutón”, además de “muy terco”, dialogante “convencido”, trabajador “infatigable”, y un “asturiano de corazón”.
Elena Marqués, que ha subrayado que su padre fue el presidente “de todos” los asturianos, ha agradecido el reconocimiento “tan sincero” realizado en la Cámara, el lugar donde “recibió su más importante honor”, aunque también en el que encajó la “mayor decepción política jamás imaginada”, una “injusticia infinita” cometida con él.
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