La pobreza energética en España, de la que hablábamos el pasado mes de noviembre, enciende la luz (roja) una vez más. El pasado 31 de enero el Congreso de los Diputados convalidaba el Real Decreto Ley 7/2016, de 23 de diciembre, que regula la financiación del bono social eléctrico, incorporando medidas contra la pobreza energética. Este bono social fue creado en 2009 como mecanismo de apoyo en el pago del recibo eléctrico a familias vulnerables. De esta forma se reconoce de manera implícita que millones de personas pasan frío en sus hogares en invierno en nuestro país.
Este reconocimiento político y social es necesario ante la magnitud del problema. Un problema que afecta directamente a 1 de cada 5 personas en España: en total, 5,1 millones tienen dificultades para mantener su vivienda a una temperatura apropiada en los meses de invierno, temperatura que la Organización Mundial de la Salud cifra entre los 18 y 22º. Cerca de 7 millones de personas dedican más del 10% de sus ingresos al gasto energético. Desde el comienzo de la crisis, el número de personas que no pueden hacer frente a las facturas energéticas ha aumentado un 80% en nuestro país. Curiosamente, el número de personas afectadas por la pobreza energética es el mismo que vive en riesgo de pobreza en España: 1 de cada 5.
La pobreza energética, o la incapacidad de un hogar de satisfacer una cantidad mínima de servicios de energía, hay que englobarla en una dimensión más amplia de justicia y bienestar social; se trata de una manifestación más de la pobreza que también está relacionada con enfermedades e incluso con el aumento de las muertes prematuras en personas mayores de 60 años. Según el estudio bienal sobre pobreza y desigualdad energética de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), cada año fallecen 7.000 personas en España como consecuencia de la pobreza energética, más incluso que por accidentes de tráfico.
España es uno de los países de la Unión Europea con más hogares incapaces de mantener una temperatura adecuada en invierno. En total, dos de cada diez viviendas no pueden hacer frente al pago de las facturas energéticas. Pero no es exclusivamente pobreza energética, sino que se encierra en un marco estructural global de pobreza. No se trata solamente de afrontar el pago de los cargos energéticos, sino que las carencias de las familias son múltiples. Es otra muestra más de la escasez de medios para asumir los gastos que conlleva un nivel digno de vida.
En Ayuda en Acción conocemos esta situación con certeza: trabajamos en el marco de los colegios a través de Aquí tambiénAquí también, nuestro programa de apoyo a la infancia y familias en riesgo de pobreza y exclusión en nuestro país. Este programa, que se gestó en 2013 como consecuencia de la crisis, tiene por objetivo apoyar a familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad a través de becas comedor, de material escolar y actividades de refuerzo educativo, lo que supone un desahogo para muchas de ellas en el momento de asumir el pago de los gastos. La inserción laboral de las familias es otro de los fines de nuestro trabajo en España, mediante el cual llevamos a cabo programas de empleabilidad para padres y madres de los niños que apoyamos. Otro soporte más para aliviar el cargo de las facturas.
Garantizar el acceso a la energía tiene que ser competencia del Estado. Con Candidatos a la pobreza solicitábamos apoyo a la población para reclamar una política más comprometida con la infancia y con los más vulnerables, porque la solución no puede estar únicamente en brazos de las organizaciones sociales, sostenidas en su mayor parte por la solidaridad de la gente. Sí, esto conlleva un paso adelante, pero todavía insuficiente. Dennos energía. No nos apaguen más la luz.
Sobre este blog
Ayuda en Acción es una Organización No Gubernamental de Desarrollo independiente, aconfesional y apartidista que trabaja en América, África y Asia con programas de desarrollo integral a largo plazo en diferentes ámbitos para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas, así como el de las familias y comunidades a través de proyectos autosostenibles y actividades de sensibilización.
