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Esquí alpinismo pirenaico

Travesía del Collado de Coronas al inincio del Corredor Estasen. Si está duro y no hay huella, mejor cramponeando.

Adriano M. Cófreces "Pincho"

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Estamos en invierno y toca desempolvar nuestras tablas de esquí de montaña. En esta ocasión buscamos hacer esquí alpinismo. Según la conocida Wikipedia, dicho deporte es una modalidad a medio camino entre el alpinismo y el esquí que no precisa de zonas preparadas ni señaladas, y que tiene como objetivo hacer la ascensión y el descenso de un pico, una travesía o una excursión.

Probablemente, si le imprimimos un puntito de dificultad en lo que al ascenso se refiere, incluyendo en alguna parte del recorrido escaladas sobre terreno invernal, en el que nos tengamos que esmerar en el uso de piolets y crampones, y quizás de la cuerda, no nos equivocaremos si en vez de denominar a nuestro deporte esquí de montaña lo llamamos esquí alpinismo.

Si además, esas partes nevadas que hemos trepado con los esquís a la espalda son esquiables, estamos hablando de palabras mayores, tanto por el disfrute que supone el hacerlo, como por las capacidades físicas, técnicas y psicológicas que nos requerirá.

En primer lugar es necesario ser consciente de que las dificultades en este tipo de terreno, y sobre todo, de actividad, pueden variar en muy poco tiempo, y el descenso previsto, puede pasar de estar en unas condiciones de fácil esquiada en nieve primavera, a nieve dura, difícil de esquiar y sobre todo, peligrosa en caso de caída, pudiendo aumentar la exposición de una forma muy considerable.

Por supuesto, el llevar y saber usar ARVA, pala y sonda, es también fundamental, ya que una vez que caen los primeros copos de nieve sobre el terreno, el denominado “Riesgo 0” deja de existir en lo que a peligro de aludes se refiere.

El Pirineo es muy grande, al menos linealmente, 415 kilómetros ni más ni menos, así que escoger dos montañas “importantes” de unas dificultades similares y que estén en el mismo valle se nos antojaba un poco difícil.

Por ello propondremos dos recorridos en distintos valles, uno en la zona de la Jacetania, Punta Escarra, pese a atacarlo desde el Valle de Tena, y otro al mismísimo “Rey del Pirineo”, el Aneto, en el distante valle de Benasque. 

GUÍA PRÁCTICA

Punta Escarra (2.760 metros) 

Corredor Norte y Arista NO (450m/AD/60º/II+M S4.2 E2)

Desnivel positivo: 1.200 metros

Tiempo: de 7 a 9 h.

Cuando descrestamos el cordal que divide Formigal, y nos asomamos a la Canal de Izas, nos encontramos con una impresionante muralla rocosa desde la Punta Escarra hasta la Pala de Ip, solo cortada por un paso de nieve, que no es otro que el Corredor Norte del que trata el artículo. 

La primera ascensión documentada del mismo fue realizada por Ursi Abajo y Blas Ubeda en enero de 1962, equipando el mismo Ursi con expansiones la Arista NO, facilitando de una forma enorme su ascensión y haciéndola mucho más segura. 

Como escalada invernal, sin ser difícil, nos requerirá decisión si no estamos acostumbrados al terreno mixto, especialmente si no hay nieve en las placas de acceso a la cima.

Aproximación: 2h-2h30´

El punto inicial lo situaremos en la estación de esquí de Formigal, en el valle de Tena. Concretamente en el aparcamiento Sarrios, situado a 1.900 metros de altura. Desde allí, subir por un lateral de las pistas de esquí hasta alcanzar el collado de Izas, a 2.250 metros. De 50 minutos a 1 hora.

Desde ese punto, y sin pieles de foca, continuar por mitad de ladera si está practicable hasta donde nos permita la diagonal, y bajar al fondo de valle donde tendremos que volver a poner antideslizantes para remontar el cono de deyección hasta la gran roca en mitad del inicio del corredor donde podremos equiparnos con comodidad. De 1h15’ a 1h30´.

Ascensión: 2h-2h30´

Una vez puestos los crampones, subir directamente el corredor, con un piolet es suficiente dependiendo del estado de la nieve, con una pendiente bastante uniforme de 40º a 45º hasta debajo de las cornisas bajo el collado, donde nos encontraremos un resalte de 50º-55º, dependiendo del año. La nieve suele estar bastante dura, a veces helada, siendo habitualmente más fácil por la izquierda. Cuidado si la nieve en el corredor está blanda y nos hemos dejado llevar por la confianza y estamos subiendo con los bastones, llevar el piolet al menos de forma que lo podamos usar en caso de necesidad. 

El collado se encuentra a una altura de 2.600 metros, y si no hay nubes, pasaremos de la sombra a la luz directa del sol, aprovechando su calidez para dejar nuestros esquís y demás material que no nos vaya a hacer falta para la última parte de la escalada.

Desde el collado se aprecia la cara Oeste de Punta Escarra, y se intuye por donde trepar hasta la cima. Hay al menos dos rutas posibles, pero reseñamos la más asequible, con reuniones y rápeles equipados como ya hemos dicho.

Hacer una diagonal hasta la base del primer resalte rocoso. Contornearlo por la derecha y trepar una pendiente de 50º a 60º, en nieve o hielo, de unos 50 metros. Si no se está muy avezado en estas lides, quizás éste sea el momento de sacar la cuerda. Se llega a un tinglado de reunión y rápel con spits, en una cornisa alargada. Seguir por la cornisa sin mayores problemas hasta debajo del diedro de IIº mixto. Son unos 20 metros que finalizan en una reunión equipada en unos bloques a la izquierda.

Ahí, dependiendo de la nieve o hielo presente, nos podremos encontrar bien con unas placas rocosas delicadas, o si están tapadas, con una pendiente de unos 55/60º, de unos 30 metros que tiene reunión en unas rocas verticales al acabar la misma. Desde allí, siguiendo por el terreno más evidente, en unos 50 metros llegaremos a la cima, a 2.760 metros, donde unas increíbles vistas de la zona nos deleitarán.

Descenso: 2h30´ -3h

Si hemos subido con cuerda podemos realizar cuatro rápeles equipados (reuniones de subida), el 1º con cintajos y el resto con spits, R1:15m, R2: 25m, R: 30m, R4: 20m.

Una vez en la cornisa, volver por ella hasta la reunión de la subida, y si no queremos destrepar, rápel de 50 metros hasta lo más llano. Por la huella, volver por la diagonal al collado.En el collado toca tomar la decisión más crítica de la jornada: bajar esquiando el corredor o hacerlo con crampones. 

Ahí entrarán en juego las condiciones de la nieve, la técnica de descenso que dominemos y el riesgo que estemos dispuestos a aceptar ante la exposición. Hay que pensar que, si te caes arriba, llegas al fondo de valle, 350 o 400 metros más abajo, con dos estrechamientos y un resalte. 

Si optamos por esquiar, en pocos minutos nos plantaremos en el fondo del valle, donde habrá que poner los antideslizantes para deshacer el camino de ida, ascendiendo al collado de Izas y bajando por pista pisada hasta el coche.

Material necesario

1 o 2 piolets dependiendo de nuestras capacidades, crampones, cuerda de 60 metros y juego pequeño de fisureros. 

Aneto (3.404 metros)

Corredor Estasen (300m/PD/50º S5.1 E2)

Desnivel positivo: 1.800 metros

Horario: de 8 a 12 h.

Poco se puede decir del Aneto que no esté dicho ya. Es el “Rey del Pirineo”, y con sus 3.404 metros tiene el honor de ser el pico más alto de la cordillera, incrementado su orgullo al no poder ser alcanzada su cruz y virgen cimeras si no es cruzando el famoso Paso de Mahoma, más cuestión de fe que de dificultad.

En esta ocasión subiremos por otra vertiente, y si las condiciones lo permiten, lo descenderemos por el mismo itinerario, realizando una esquiada solo al alcance de verdaderos esquiadores-alpinistas, lejos de la masificada ruta normal.

Como escalada invernal no revestirá problema técnico alguno, ni siquiera la corta arista cimera, pero no debemos subestimar la longitud de la actividad así como el desnivel a superar, solo al alcance de los más preparados física y técnicamente para hacerla cómodamente en el día. 

Una opción más que interesante es la de hacer noche en el Refugio de La Renclusa, donde sus simpáticos y profesionales guardas, con el entrañable Antonio Lafón al frente, nos darán copiosamente de cenar y desayunar, y dormiremos plácidamente, ahorrándonos al día siguiente un par de horas y más de 300 metros de desnivel.

Respecto a los tiempos de actividad, los de subida más o menos serán los dados, variando únicamente algo a tenor de la forma física de cada cual. Los de bajada, en cambio, pueden variar de forma muy considerable, pues aparte de la forma física, que influirá de una forma mayor cuanto más tiempo se alargue la actividad, nos afectará de forma muy importante el estado de la nieve, y sobre todo, la técnica de esquí, y se pueden dar diferencias de varias horas en el descenso desde Coronas al coche.

Aproximación: 5h-7h

El punto inicial lo situaremos en los Llanos del Hospital, en el valle de Benasque, a 1.750 metros de altitud. Desde allí subiremos hasta la Besurta por la pista de esquí de fondo, sin romper la huella trazada para los fondistas, por un lateral y teniendo cuidado de no molestar ni ser atropellado por los patinadores que nos pasarán al lado. Una vez en la Besurta subiremos por la vaguada hacia La Renclusa (2.140 metros). De 1h30 a 2h.

Más cómodo es el camino de invierno, en diagonal desde una de las curvas de la pista de fondo, y normalmente con huella, pero también más difícil de encontrar en caso de no conocer la zona.

Una vez en La Renclusa continuaremos por la ruta normal del Aneto por el Glaciar de las Maladetas. En el Portillón Superior nos descalzaremos y, puede que haya que ponerse los crampones para descender a la otra vertiente, donde nos volveremos a calzar los esquís y continuaremos hasta el Collado de Coronas (3.198 metros). Unas 3 horas.

Una vez ahí volveremos a descalzarnos, nos colocaremos los crampones, y pasaremos a la otra vertiente destrepando el collado, que suele estar en roca viva. Fácil, pero prohibitivo caerse.

Nada más llegar de nuevo a la nieve, dependiendo del estado de la misma, bien con crampones, bien en franca diagonal con esquís, dirigirse a la base del corredor Estasen, ya plenamente a la vista en la margen izquierda del exiguo glaciar de Coronas, en tiempo invernal o primaveral cubierto por el blanco manto. 45 minutos aproximadamente.

Ascensión: 1h-1h30´

Una vez puestos los crampones, subir directamente el corredor, con un piolet es suficiente dependiendo del estado de la nieve, con una pendiente bastante uniforme de 40º a 45º hasta debajo de las cornisas bajo el collado, donde nos encontraremos un resalte de 50º. Dependiendo del año puede estar la última parte descarnada, especialmente si ha sido una temporada dominada por los vientos. 

El collado se encuentra a una altura de 3.350 metros, y tras dejar los esquís y demás material que no nos haga falta para la última parte de la escalada, nos enfrentaremos a una fácil y corta arista de terreno mixto que nos dejará en la mismísima cima del Aneto.

Descenso: 2h30´ -3h

La bajada de la cima al collado no reviste mayor gravedad que destrepar por el mismo sitio que hemos subido. Fácil, pero prestad atención al estado de la nieve si es tarde y está menos firme que a primera hora.

En el collado toca tomar la decisión más crítica de la jornada, el bajar esquiando el corredor o no. Ahí entrarán en juego las condiciones de la nieve, la técnica de descenso que dominemos y el riesgo ante la exposición. Hay que pensar que si te caes arriba llegas al fondo de valle, 350 o 400 metros más abajo, con un estrechamiento en zig-zag a la mitad y otro en la salida del mismo. Si optamos por no esquiar, lo lógico es que nos hayamos subido los esquís a la cima, y decidimos franquear el Paso de Mahoma, justo en la vertiente contraria de la que hemos subido, podemos bajar por la ruta normal.

Pero como en este artículo hablamos de esquí-alpinismo, y descender esquiando lo que hemos subido, vayamos a ello. En pocos minutos nos plantaremos al final del corredor, donde volveremos a ponernos las pieles para hacer la diagonal de aproximación en sentido inverso hasta el collado de Coronas de nuevo. Una vez superado el paso y ventisquero característico, quitar los antideslizantes, y prepararse a rematar la jornada con una gloriosa bajada, esta vez por terreno fácil y poco expuesto. Es fácil despistarse en caso de venirse arriba, así que cuidado con distraerse. Seguir glaciar abajo, en busca de Aigualluts, donde llegaremos tras un descenso literalmente “bestial” en caso de encontrarnos nieve de calidad. 

Una vez en el llano, bien patinando, bien con antideslizantes, llanear hasta la base del collado de Aigualluts, donde en una corta subida de 75 metros de desnivel caeremos a la vertiente de la Besurta, y ya sin pérdida por la pista de esquí de fondo, ir valle abajo hasta el coche.

Material necesario

Uno o dos piolets dependiendo de nuestras capacidades y crampones. En caso de prever algún tipo de aseguramiento, cuerda de 40 metros, juego pequeño de fisureros y un par de clavos.

Mejor época

En temporadas de innivación normal, de mediados de diciembre a mediados de abril. Aunque, aún teniendo que portear los esquís hasta La Renclusa, suele ser normal poder realizar la actividad hasta bien entrado mayo. 

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