La reinvención del turismo rural en La Palma: el desafío de reconvertir el volcán en reclamo

El volcán de La Palma continúa emitiendo humo y gases. EFE/Miguel Calero

Jennifer Jiménez

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Nuevos desafíos se abrirán camino a lo largo del año en La Palma, donde la población y las pequeñas empresas coinciden en que la prioridad es reconstruir viviendas e infraestructuras para que las personas afectadas puedan recuperar su vida. Hay sectores de la isla, sin embargo, también afectados indirectamente por la erupción. Durante más de tres meses, sus famosos senderos se han encontrado cerrados, como los centros de visitantes y el turismo activo ha quedado prácticamente reducido a cero. En el turismo rural se ha dado el fenómeno de que parte de la oferta alojativa ha quedado destinada para familiares y otras personas afectadas por las evacuaciones que provocó el volcán, que evidenció un problema habitacional durante los primeros días. Por ello, estas pequeñas empresas se encuentran “muy tocadas” y más en una isla en la que la población vive de la “multirenta”, es decir, complementa diferentes actividades, muchas veces relacionadas con la agricultura o el turismo. Así lo explica Carlos Fernández, profesor de Economía en la Universidad de La Laguna (ULL) y presidente de la asociación de turismo rural Isla Bonita, que añade que “no se pueden revertir las prioridades” y advierte de que el desafío de combinar la geología con el turismo para conseguir un nuevo producto de calidad será un reto a medio plazo. 

Fernández señala que el turismo rural llegó al momento de la erupción con una ocupación importante en los meses de verano y una recuperación prevista para otoño (comienzo de la temporada alta de Canarias) que fue interrumpida el 19 de septiembre. “A partir de ahí, hemos entrado en una fase muy importante de incertidumbre, de contratación de última hora, de dependencia de otro tipo de fenómenos como es la conectividad, primero por la ceniza del volcán y que luego tenían que ver con circunstancias derivadas de la pandemia en el ámbito de la Unión Europea”, apunta.

Es cierto que el fenómeno volcánico propició durante los primeros días que curiosos se desplazaran a los miradores cercanos para apreciarlo. Durante semanas fue palpable la presencia de multitud de guaguas turísticas cuyo objetivo era que los visitantes pudieran contemplar la erupción y la fotografiaran. Empresas de guías turísticos, entonces con cero ingresos, admitían que se habían adaptado semanas después de la erupción a esta modalidad para poder pagar facturas. Una empresa de avistamiento de cetáceos también se reconvirtió para realizar excursiones a la zona de la fajana y poder contemplarla tras el perímetro de seguridad.

“El fenómeno volcánico generó una atracción muy importante determinada por la conectividad que tuvo su impulso el fin de semana pero fundamentalmente para el turismo canario”, recuerda Fernández, que apunta que el aeropuerto se ha encontrado en todo momento a merced de la ceniza y que esas visitas de fines de semana y puentes al volcán se producían sobre todo desde barcos procedentes de Tenerife con turismo local y peninsular. Esta tendencia generó también críticas. Por ejemplo, Ana García, astrofísica al frente de una empresa de tours astronómicos (Astro La Palma), incidía en la importancia de que se permitiera la llegada de visitantes, pero matizaba que lo ideal es que el turista de volcán se aloje en la isla, visite otras partes de la misma, observe el volcán lejos de los vecinos afectados y que contribuya a la economía local. “Llegué a ver personas que se quedaban a dormir en su coche”, afirma García. Una empresa tinerfeña, de hecho, organizaba una excursión para pasar unas horas en la isla y regresar por la tarde. 

La experta en astroturismo resalta que estos meses han sido muy duros. Primero, la ceniza complicaba su actividad con los telescopios a lo que se suma la falta de turistas, por la erupción primero y por la explosión de contagios de COVID en Europa. En plena Navidad tenía apenas 12 reservas, “si cuento todas las reservas del mes es un día normal de trabajo (antes de la pandemia y la erupción)” y, por tanto, “no facturó ni el 10% de lo que otros años facturaría en esta época del año”. La llegada de cruceros a la isla concentra la economía prácticamente en la capital, ya que suelen permanecer apenas un día. La apertura de parte de los senderos en los últimos días da una pizca de optimismo, pero era un reclamo que García venía solicitando desde hacía semanas. “Necesitamos alternativas”, decía en referencia a las empresas de turismo activo, ya que “somos los que convertimos a La Palma en turismo diferenciado”. En las primeras semanas de la erupción precisamente escribió una carta abierta al consejero de Turismo del Cabildo de La Palma solicitando diálogo para afrontar ese cero turístico.

La reconstrucción del turismo

Carlos Fernández insiste en que una vez que se prioricen las viviendas e infraestructuras, este será un año para sentar bases hacia esa recuperación de la actividad económica y del empleo. Recuerda que es evidente que la erupción tiene una “repercusión internacional en términos de imagen” para La Palma por la difusión que ha tenido en los medios de comunicación. No obstante, puntualiza que el volcán llevó a una etapa de destrucción que ahora se debe recomponer. El profesor remarca que la isla ya tenía muy trabajado el registro “naturaleza”, y venía apostando por eventos deportivos como la Transvulcania o por el hecho de ser un destino para la ciencia y el astroturismo, pero “ahora aparece con una notoriedad extraordinaria el hecho de lo volcánico y de lo geoturístico”, agrega. Para ello ya se cuenta con un precedente: la apertura del centro de visitantes del Observatorio del Roque de los Muchachos. También existe un centro de interpretación de La Caldera de Taburiente y remarca que la última erupción requerirá de un centro de interpretación para generar ese producto turístico de calidad. “Es una tarea que no es de corto plazo, sino de medio plazo, de manera que le devuelva a la isla fuerza y atractivo, pero insisto en que lo primero es reconstruir las infraestructuras”, insiste. Una de estas prioridades, aclara, es la de recuperar la conectividad con Puerto Naos. 

Fernández subraya que “entramos en un año nuevo, de empezar a sentar bases”. Este 2022, destaca que se deben analizar las circunstancias, ya que habrá reajustes importantes en términos poblacionales y de empleo y se tiene que generar un proceso para recuperar actividad económica. “Es un año de planificación hacia el futuro, y no es nada fácil. Uno de los elementos es ver qué papel y cómo se asienta la actividad turística que sin duda va a ser una de las rúbricas importantes del futuro de la isla, pero el hecho volcánico ha sido de tal envergadura que determinar esto en nuevas coordenadas ahora mismo es una incertidumbre”. “En la perspectiva del lustro, no del año, deberíamos tener un proceso de construcción del producto de geoturismo que lleva de todo, desde formación, infraestructuras, diseño de productos, creación de actividades, proceso de recualificación para entender qué es el fenómeno, y previo está todo lo demás”, estima el experto. 

El profesor recuerda que hay mercados centroeuropeos que están completamente cerrados para la touroperación, como es el caso de Holanda, “uno de nuestros mercados emisores más importantes junto con el alemán y británico”. “No estamos en una situación de normalidad, estamos muy lejos de ella desde el punto de vista de la operación turística y eso repercute a todo el destino y al turismo rural”, afirma. La erupción paralizó importantes actividades, como el parapente, que se realizaba en zonas afectadas, pero la COVID además ha frenado otras actividades importantes, como el senderismo, el turismo de aventuras, paseos de quads, el astroturismo, el turismo vinculado al mundo marino… Para Fernández uno de los retos es “hibridar buenos nuevos productos que tengan que ver con incorporar el imaginario geo y volcánico, como por ejemplo hacer vulcanismo con astronomía” y recuerda que uno de los miradores emblemáticos de observación astronómica como era el Llano del Jable se va a convertir también en uno de los centros donde se va a poder observar la propia montaña derivada del volcán. Otras combinaciones que apunta es fusionarlo con la experiencia gastronómica, pero también con la salud y pone el ejemplo de la Fuente Santa, a la que se le atribuían propiedades curativas. “Esa Fuente Santa asociada a un fenómeno volcánico como fue la que había cubierto el volcán de San Antonio tiene un aliciente y un atractivo adicional que hay que plantearse rescatar entonces”, aclara. 

El experto resalta que un hecho fundamental de estos meses, es que “se ha puesto en el centro a las personas” y “esto significa cuidar a las personas, nuestro entorno y a quienes nos visitan”. Por ello, destaca que es una isla muy cuidadosa en términos medioambientales y “uno de los registros que hay que tener en cuenta es que todo lo que sea el giro a lo ecológico en todas las producciones agro transformadas es un tema fundamental, como por ejemplo el plátano”. “Contamos con una calidad de agua y una pureza de cielo extraordinaria como uno de los atractivos que valoran quienes nos visitan, pues alimentación con agua y con cielo nos da un ecosistema para hacer productos de un alto valor” que considera que abre un universo de posibilidades.

Fernández remarca lo importante que ha sido en estos dos años la figura de los ERTE y menciona las líneas de ayuda a autónomos. Además, se encuentra a la expectativa de ver en qué ver se materializa el paquete de medidas impulsado por la Secretaría de Estado de Turismo que se compone de 10 millones de euros dedicados a las pymes y a la emprendeduría en La Palma, así como incentivos para la mejora de la conectividad, promoción o incentivos de las tarifas aeroportuarias de AENA. A ello se le suma el bono turístico para visitar la isla impulsado por el Gobierno de Canarias y sus campañas específicas. Una serie de medidas por las que pequeños empresarios siguen muy pendientes y esperan que sean ágiles y que incluya a  todos los afectados directa e indirectamente. 

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