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“Santander tiene una extrema necesidad de futuro”

José María Fuentes Pila encabeza la candidatura del PRC al Ayuntamiento de Santander, tal y como ya hiciera en 2011.

Rubén Vivar

José María Fuentes Pila (Santander, 1962) es un santanderino de toda la vida que compagina su actividad profesional como terapeuta familiar y experto en drogodependencias con la política. Desde hace cuatro años ejerce como concejal y portavoz del grupo regionalista en el Ayuntamiento de Santander, donde ha llevado una oposición “muy crítica” a la vez que “constructiva”.

Como breviario para la “agónica” situación en la que se encuentra la capital de Cantabria, este licenciado en Farmacia propone potenciar un eje cultural productivo, desarrollar el concepto Santander ciudad universitaria y poner en marcha una ciudad empresarial junto al Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (PCTCAN), en La Albericia. Con ello, defiende que se conseguiría “muscular” la economía de la ciudad y garantizar un futuro que ahora ve con poco esperanza.    

En apenas tres semanas se enfrentará por segunda vez al plebiscito de los santanderinos, que cree han comenzado a despertar de una especie de “hipnosis de autocomplacencia” que ha provocado que Santander sea la única capital de provincia española que no ha tenido un cambio de gobierno desde el inicio de la democracia.

José María Fuentes Pila, ¿de derechas o de izquierdas?

Siempre he sido un hombre progresista; he tenido tendencia a votar a la izquierda porque los principios de equidad y de justicia social siempre me han movido, pero tampoco renuncio a una posición en la que la política hoy en día se mide a través de los ojos de las personas.

¿Qué es el “regionalismo urbano”?

Es la construcción del discurso de identidad y de pertenencia de unos ciudadanos de un territorio de Cantabria que tienen unas necesidades distintas al resto de los cántabros.

Consideramos que los municipios del Arco de la Bahía necesitan no sentirse huérfanos de discurso, como se han sentido durante un tiempo; no hay más que mirar el voto regionalista en Santander y el resto de municipios del Arco. Éste ha sido uno de mis grandes objetivos y de mis grandes pasiones, poner en marcha ese proyecto cohesionado en el área metropolitana de Santander que nos permita construir nuestro relato identitario, entendiendo que las necesidades de los ciudadanos del Arco de la Bahía son distintas en algunas aspectos a la de los otros ciudadanos de Cantabria.

¿Y cuáles son esas necesidades distintas?

 Evidentemente estamos hablando del sector del empleo, la forma en la que desarrollan las personas sus proyectos de vida en las urbes, su propia historia o ausencia de la misma y, sobre todo, las necesidades en cuanto a movilidad, accesibilidad a los servicios, empleabilidad y nuevos modelos productivos.

¿Incluye comarcalizar algunos servicios de Santander con el resto de municipios del Arco de la Bahía?

Santander tiene sus propias necesidades como ciudad pero a su vez se integra en esa gran área comarcal. Y ahí creo que para mantener la eficacia y la eficiencia, sin atender a criterios de rentabilidad, podemos plantearnos cuestiones de movilidad, de emergencia o de servicios. Es importante que las personas sientan que están en un gran territorio en el que se mueven y se movilizan con facilidad y acceden a servicios, a cultura, a ocio… en los diferentes lugares como si estuvieran en un gran territorio al que todos pertenecen.

Nos centramos ya en la capital. ¿Qué diagnóstico haces del estado de la ciudad?

Agónico. Los últimos ochos años, bajo el mandato de Íñigo de la Serna, es agónico. El candidato del PP se ha inventado una ciudad que no es la real, que no es la de las personas que tienen una extrema necesidad en términos de futuro; no sólo ya en términos de presente, que hay mucha gente pasándolo muy mal, sino que estoy hablando de que esta ciudad no tiene futuro. Pierde habitantes, tenemos la misma población que en 1984; hay 15.000 desempleados, la mitad de los cuales no cobra ningún tipo de prestación, y el futuro de la ciudad pasa por una fachada en la que se intenta vender la realidad que solamente tiene el alcalde en su cabeza. El comercio se está desguazando sistemáticamente, el talento se nos va y no hay músculo económico y productivo real que pueda generar un futuro esperanzador. Ésta es la realidad.

¿Y cuál es el remedio regionalista?

La configuración de la ciudad tiene que estar en función de las capacidades que los santanderinos han demostrado evolutivamente. Si hablamos de cambios de modelo productivo, dejemos de hablar en términos macro y hablemos de un eje cultural realmente productivo, donde el apoyo a las empresas culturales y a los artistas sea una realidad. Éste eje cultural debe impregnar a toda la ciudad porque tenemos recursos suficientes, los naturales y los institucionales.

Si creemos que es una ciudad turística, lo que tendremos que hacer no es un turismo estacionacionalizado sino un turismo cultural, y ser tractores para que Cantabria sea vista de una nueva forma.

Si creemos en un eje de empleabilidad, lo que hace falta es el desarrollo industrial a través de una ciudad empresarial. Desde el año 2007 los regionalistas llevamos reclamando que el ‘prao’ que tenemos frente al PCTCAN, ese casi millón de metros cuadrados, se convierta en un territorio conversor de ideas en productos. Es imprescindible liberar ese gran espacio al servicio de generar una ciudad empresarial. Y a esto se ha negado rotundamente el alcalde de Santander desde 2010, incluso después de haber aprobado el Plan General.

En cuarto lugar, es importante renaturalizar el Parque Científico y Tecnológico. Lo estamos desguazando teniendo allí incrustadas las consejerías del Gobierno de Cantabria, que fueron desgajadas del centro de la ciudad limitando el potencial de consumo de los funcionarios al pequeño comercio.

Por último, también es muy importante pensar si esta ciudad puede competir bajo el signo de ciudad universitaria. A mi juicio, la Universidad de Cantabria tiene que plantearse dar un paso adelante en la transformación de esta ciudad en un gran campus. No tanto en el hecho de generar un Campus de Excelencia, que está muy bien, sino en dar un paso más allá pensando qué nuevas formaciones, máster, postgrados podrían definir ésta ciudad universitaria en función de un análisis comparativo con otras ciudades del entorno. Esto también es productivo en términos de servicios, culturales y como posible retención del talento.

¿Qué balance hace de la actuación del equipo de Gobierno en esta legislatura?

Ojalá pudiera decir otra cosa pero la verdad es que ha sido desastroso. Han desgastado la capacidad de supervivencia de los santanderinos, con una política de presión impositiva brutal y falseada con pequeñas bajadas sobre brutales subidas; no hay más que mirar el IBI, las basuras, el agua… En segunda lugar, la política del ladrillo siempre preelectoral, es decir, dejan seca la ciudad pero cuando llegan las elecciones sacan la obra pública a la calle. Presupuestos que han sido un sudoku permanente, incumplimiento presupuestario, una política de servicios sociales desastrosa, en la que el propio alcalde ha abanderado los recortes que se van a producir en las competencias municipales a partir del próximo 1 de enero de 2016, la aceptación de la exclusión social como una realidad normal, dar la espalda directamente al comercio santanderino y una política de barrios pésima. Y frente a todo esto, De la Serna se ha dedicado a mentir.

Le he preguntado por una valoración del equipo de Gobierno. Ahora, ¿qué valoración hace de la oposición del grupo regionalista que usted encabeza?

Ha sido crítica en muchos aspectos pero también constructiva. Hemos intentado llevar nuestro modelo de ciudad al Pleno del Ayuntamiento. Y en ese constante machacar hemos logrado que algunas de las mociones que hemos presentado, y que creo son trascendentales, hayan sido aprobadas y hoy en día sean proyectos en ciernes, como la pasarela de la Peña del Cuervo o las escaleras de Vista Alegre. También la ordenanza de la bicicleta o el plan de bibliotecas o, en el último Pleno, en el que por fin el alcalde tuvo que aceptar firmar la carta a la Federación Española de Santander para que esta institución nos dé las cuentas del Mundial.

Dicen las nuevas formaciones políticos, como Ganemos Santander Sí Puede, que la oposición no ha existido. ¿Es así, que evidentemente entiendo que es una opinión que no comparte o son ellos demasiado radicales?

Más que radicales creo que cuando no hay discurso recurren al principio de oportunidad, y lo digo con todo mi respeto. En mi opinión, esa afirmación no tiene ninguna seriedad y me parece además muy poco respetuosa. No tienen un modelo de ciudad. Yo estaría encantando de que otras fuerzas nos enseñaran qué opinan del TUS, qué política de mercados tienen, de comercio, de participación ciudadana… porque, por poner un ejemplo, no he escuchado todavía a nadie que vaya a realizar presupuestos participativos en el Ayuntamiento de Santander, cosa que nosotros ya hemos propuesto y que llevamos en el programa.

Al pairo del malestar ciudadano se pueden decir muchas cosas pero las marcas sin caras son eso, marcas sin caras.

Durante esta legislatura ha sido muy incisivo en el Frente Marítimo. ¿Cómo hubiese desarrollado el PRC ese espacio?

Lo hubiéramos desarrollado no de forma tasada en términos especulativos, que es lo que se hizo en marzo de 2011. El plan maestro, que va desde Varadero hasta San Martín, estaba basado en la especulación agarrando las plusvalías, las concesiones y las licencias.

Pero ese plan fue firmado por el Gobierno del PRC.

El plan maestro fue diseñado y firmado íntegramente por el Ayuntamiento de Santander y la Autoridad Portuaria. A cada uno sus responsabilidades, y quién vendió esa maravillosa idea por todas partes, incluso se fue hasta Nueva York, fue el alcalde de Santander. Era su frente marítimo.

Yo dije que “no” porque un gran desarrollo como ese, que se tiene que financiar así mismo, no tiene ningún futuro. Y lo que dijimos entonces y sigo diciendo ahora es que hay que intervenir  en zonas degradadas, como la accesibilidad, el aparcamiento en Castilla Hermida o la re-conexión con el Barrio Pesquero. Lo que hacía falta era tener conciencia de cuáles son las necesidades de la ciudad, de que con la apertura de todo ese frente marítimo, la ciudad nos fuera diciendo las prioridades en cuanto a dotaciones, servicios, lugares de esparcimiento, etc.

Hoy en día hacer un concurso internacional de ideas sobre los “cachucos” que ha dejado el alcalde es un despropósito, porque para ese viaje no hacen falta alforjas que tienen un coste de 270.000 euros.

El alcalde hace éxitos de fracasos. Ya pasó con la Capitalidad Europea, que nos pegamos el batacazo a la primera pero, al final da igual porque siempre dice: “Hemos ganado”. El alcalde fracasa y dice éxito, y lo mismo ha ocurrido con el frente marítimo de Santander.

Otro de los aspectos en los que han sido muy incisivos es en la reclamación de las cuentas del Mundial de Vela. ¿Cree que puede existir alguna irregularidad?  

Lo que ha sido es una chapuza. Independientemente de las irregularidades que puedan darse en la Federación Española de Vela, ha habido una falta de criterio del alcalde no habiendo fiscalizado las cuentas públicas.

En el acuerdo inicial, todo el mundo ponía dinero: Consejo Superior de Deportes, Federación, Autoridad Portuaria, Gobierno y Ayuntamiento. Total de la juerga: 8,8 millones de euros. Al final, la Federación no sólo no puso lo comprometido sino que además ha gestionado las tasas de las casetas y esta semana nos enteramos que el Mundial deja más de 300.000 euros en pérdidas.  

Está bien la competición pero todos los cántabros, incluidos los santanderinos, hemos puesto 4,4 millones de euros, para un evento que el alcalde dijo que ha generado 36 millones de euros ante lo cual la gente se quedó perpleja. Se preguntaban si se estaba riendo de ellos.

Este evento estaba programado desde hace seis años y tenía que haber generado un antes y un después en la mirada del mundo a Santander, y eso no ha ocurrido. Y cuando salimos a la calle y hacemos 120 encuestas entre los comerciantes, el resultado es que han facturado un 20% menos que en el mismo periodo del año anterior. Pues, ¿dónde está el éxito?

Este liderazgo obsesivo que tiene el candidato del PP a la Alcaldía de ya me arrobado yo el éxito, pues que asuma también los fracasos

En su opinión ha fracasado.     

En lo que se refiere a la gestión de los dineros públicos por parte del alcalde, rotundamente sí. Ni siquiera era necesaria la duna de Zaera.

Luego el deporte fue un éxito y la organización ha tenido luces y sombras. Mientras hablaban de un Mundial, estábamos pidiendo que la Escuela de Vela no se cerrara. Hay una falta de criterio y de planificación en el deporte base muy evidente.

En el conocimiento de la vela y salir a la calle, los santanderinos lo han disfrutado. Luego cada uno valorará en cuánto. Y para el comercio no ha sido un éxito. En los patrocinios ha sido un fracaso, de los 9 millones ha habido 1,7, y al final ha sido a todo correr.

Tres propuestas muy concretas de la candidatura de José María Fuentes Pila para Santander.

La activación del comercio santanderino con diez propuestas básicas, entre las cuales, estaría la cubierta de la Porticada; el tax free para los autónomos; Santander ciudad universitaria y Santander ciudad empresarial e I+D+i.

El eje cultural productivo, el de I+D+i y un eje empresarial son las tres dianas que permiten que la red de la ciudad, es decir, el comercio, las familias y los vecinos, no sólo se mantenga sino que se muscule.

Acabando ya. Más de años 30 de gobierno de la derecha en Santander. ¿A qué lo achaca?

Creo que los santanderinos tenemos la idea de que nos puede ir siempre bien. Tenemos una maravillosa ciudad, la gente ha vivido del pequeño comercio, hemos recibido el aplauso turístico, hemos sido una ciudad con prestigio como consecuencia de la UIMP, del FIS… Es una especie de joya de la que estamos muy orgullosos y, de alguna manera, hemos sido autocomplacientes. Y esa autocomplacencia ha ido en consonancia con la tendencia electoral. Si no nos cambia la vida, para qué vamos a cambiar el voto.

Ahora, por primera vez, los santanderinos empiezan a despertar de esa especie de hipnosis de autocomplacencia y empiezan a ser partícipes de su propio destino. De hecho, lo que el alcalde llama “plataformitis” es movilización ciudadana real de los santanderinos a favor de sus derechos, de sus necesidades y de lo que sienten que es suyo.

La última: ¿ha sido Ignacio Diego un buen presidente para Santander?

Ha sido el peor presidente que yo he conocido para la capital de Cantabria. El peor sin lugar a dudas. Dos gallos no pueden entrar en el mismo corral, y lo que no puede ser es que los ciudadanos tengamos que pagar esa especie de desencuentro en silencio. Los presupuestos del Gobierno de Cantabria han estado secos para la capital, y lo más lamentable es que el acalde de Santander ha sido el hermano Marx mudo. No ha abierto la boca ni ha hecho una sola reclamación al Gobierno de Cantabria cuando se hartó en la pasada de legislatura de pedir hasta el delirio, hasta un metro ligero. Y la Carta de Capitalidad no se le ha escuchado en estos cuatro años de Gobierno de Diego.

El peor presidente del Gobierno para Santander y desde luego en esta legislatura el alcalde no ha dado la talla en la gestión y las necesidades de la ciudad.

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