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Entrevista
Gabriel de la Rosa, cantante de Shinova

“Nunca ha sido fácil hacer música en este país”

Integrantes de la banda Shinova.

Blanca Sáinz

12 de diciembre de 2021 19:51 h

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Están viviendo su mejor momento como artistas y se les nota. Y es que a pesar de las dificultades de la pandemia y del pequeño parón que les supuso, los integrantes de Shinova han sabido sobreponerse a todo lo que les ha ido viniendo, lo que les ha terminado de colocar en el lugar en el que están. Así lo reconoce el cantante de la banda vizcaína, Gabriel de la Rosa, con motivo del próximo concierto que darán en Santander dentro del ciclo Magdalena Winter. Allí compartirán escenario con Dorian, La La Love You y Cora Yako, en uno de los eventos más importantes para los amantes del indie de la comunidad: “Algo positivo de esta pandemia es que se ha descubierto que hay muchísima gente a la que le interesa la música y que se hacen los kilómetros que haga falta para escuchar un concierto. Esa gente está ahí y ellos son los que hacen que la música siga viva”.

Comenzaron su carrera en 2008 cuando estalló la crisis económica y ahora les toca una pandemia… ¿Han notado el cambio en la receptividad del público durante este tiempo?

Son tiempos complicados… Dentro de lo que se presentaba como una gira con muchas dudas a principios de este año, las cosas han ido bien y hemos tocado muchísimo. Primero con la gente sentada y con las mascarillas, después con las mascarillas pero ya hemos visto cómo se podía bailar, y al mismo tiempo como todo el mundo respetaba muchísimo todo lo que se pedía para que los conciertos fueran adelante y que estuviéramos todos disfrutando pero a salvo. Este año ha sido de muchísimo aprendizaje y donde nos hemos dado cuenta de que estamos en un sector donde se hacen muy bien las cosas y donde la gente que disfruta con la música también son muy conscientes de dónde están y de la situación que estamos viviendo.

Me comentaba Sean Frutos, de Second, en una entrevista que se habían dado cuenta de que, normalmente, las canciones más escuchadas eran las mejores. En su caso... ¿Lo comparten? ¿La democracia del público existe?

Creo que existe. Creo que hay canciones que conectan de una manera más instantánea y otras quizá no tanto. Vivimos en unos tiempos en los que los singles son cada vez más breves, incluso la campaña de un disco dura mucho menos que hace cuatro o cinco años. Hay canciones que quizá están más escondidas y tienen un avance más lento pero que acaban siendo muy importantes también, y es precisamente por esa democratización del público. Lo que pasa es que un single siempre va a llegar antes… Y puede que no sea el mejor tema, pero es el que más se va a mover y el que más va a llegar, y generalmente esos singles son breves y muy instantáneos. No tienen por qué ser los mejores y tampoco tienen por qué ser los peores.

Con ‘La buena suerte’, han ido sacando singles progresivamente, supongo que un poco como consecuencia de la pandemia, pero, ¿les ha gustado esta forma de acercarse a la gente poquito a poco?

Es por esto que te comentaba ahora... Al final todo es tan instantáneo que una manera de dar más vida a un disco es desgranarlo poquito a poco, y sabes que si lo sueltas ese disco que te ha costado dos años de trabajo va a durar una semana y a partir de ese momento empieza a envejecer. Entonces, una estrategia es ir sacando singles poco a poco. Pero nosotros no fue estrictamente por la pandemia, ya teníamos nuestra agenda preparada antes de marzo de 2020. Y sumamos dos singles más por la pandemia, pero vamos, que la estrategia era la misma. Aunque la pandemia nos obligó a cambiar un poco, eso sí que es verdad. Desde la producción, que tuvimos que hacerla primero a distancia. El disco lo hubiésemos entrado a grabar en abril de 2020, finalmente no entramos hasta julio. La producción en el local la hicimos en junio, y lo que hicimos también fue aprovechar para desarrollar un poquito más los temas que estaban ya muy redondos, incluso así salieron dos canciones, como te comentaba antes, que son ‘Torre de naipes’ y ‘Te debo una canción’. Sobre todo nos obligó a cambiar las fechas y posponer muchas de las cosas del proceso para hacer el disco, pero si no hubiese pasado esto hubiera habido adelantos, y se le hubiera dado fuerza a los adelantos igualmente.

El disco está teniendo una buenísima acogida por parte del público. ¿Cree que tiene algo que ver que se trate de un álbum optimista? ¿Necesitamos menos drama?

Puede ser. Puede que la clave esté ahí. Lo cierto es que desde el principio este disco nos dio muchísimas alegrías y nos las sigue dando. Es la primera vez que fuimos directamente al dos en listas de ventas en España, al uno en vinilos… Y eso que coincidimos con C.Tangana en el día del lanzamiento de nuestros discos, y ahí poco podíamos hacer, pero dadas las circunstancias, entrar en un puesto número dos para nosotros fue una alegría que no esperábamos y que sucedió. Así que algo tiene este disco porque está funcionando de una manera… Que los otros también han funcionado, pero no con tanta fuerza.

Quizá tengamos un poco idealizado aquello de que las mejores poesías y las mejores canciones vienen de la tristeza...

Tenemos un disco que es, quizá, muy duro en cuanto a temática, que es ‘Cartas de navegación’, y muchas de las canciones están en el repertorio de los conciertos y creo que hay canciones que ya se han quedado y que la gente las ha acogido de una manera increíble y que siempre van a estar ahí. Pero sí que es un disco que quizá tiene una etapa más oscura, y recuerdo que me costó muchísimo escribirlo, e incluso hubo un par de bloqueos que no venían de la cabeza sino del pecho. Pero con este no, con este ha fluido todo de otra manera porque venía de un lugar completamente opuesto. Básicamente, estaba muy feliz y de ahí empezó a nacer todo, esa tinta que escribió las letras de ‘La buena suerte’. Y en mi caso, a mí no me sale escribir cuando estoy en un periodo de tristeza o de apatía mayor. Me cuesta muchísimo crear en general, porque me cuesta hasta tocar la guitarra porque no me apetece. Pero cuando hay otra motivación, cuando uno sonríe más quizá la inspiración surge. Pero hay gente para todo y lo bonito es expresar las emociones que uno tenga y convertirlas en algo: en una canción, un texto, una poesía, una pintura, un libro… Creo que lo bonito está ahí, después cada cual encuentra la inspiración en diferentes momentos. Pero vamos, que a mí me encantaría poder encontrar la inspiración en todos los estados emocionales.

Y no le voy a preguntar si considera que Shinova es indie, pero sí si considera que el indie es el nuevo pop rock...

Pues dentro de la etiqueta indie hay muchísimas bandas de pop-rock, bandas de rock, bandas de pop más clásico pero que están dentro de una escena que ha sido catalogada como tal… Pero creo que ni siquiera los encargados de poner las etiquetas tienen muy claro lo que es exactamente el indie. El indie real puede ser la banda punk que tienes en el local de al lado y que se fabrican hasta las chapas ellos y que se ponen el dinero de su bolsillo para poder hacer un concierto. Y si esos no son indies ya me dirás… Creo que se ha difuminado un poco esa etiqueta, y al mismo tiempo abarca muchísimas tendencias, muchísimos estilos y muchísimas bandas.

Y, ¿podríamos decir que la música comercial es lo opuesto al indie?

Mmmm… No. Para mí es muy difícil hacer separaciones dentro de la música, y está claro que hay tendencias y me gusta escucharlas, pero también escucho música antigua, y esto es algo que compartimos todos los miembros de la banda. Entonces, estamos en un momento en el que podemos ver a artistas que están considerados más mainstream y los ves en festivales en los que hasta ahora solo encontrabas bandas que eran consideradas indies. Y ves cómo cada vez esos carteles mezclan artistas que antes era impensable, y ahora ves que funciona esa mezcla porque es música. Cada vez necesitamos menos etiquetar, y así debe ser. La globalización que vivimos tiene muchas cosas malas como que es una trituradora de personas, pero por otro lado, mirando el aspecto positivo ves cómo se empiezan a abrir las mentes y cómo se empieza a entremezclar absolutamente todo. Y creo que también de esa mezcla viene el crecimiento, y que surgen cosas nuevas que nos hacen evolucionar, y ya no hablo solamente de la música, sino de todos los aspectos.

¿Son de los que se sienten más cómodos en festivales? ¿O prefieren los conciertos en sala?

En los dos lugares. Son formatos que se necesitas entre sí. Un festival te sirve como escaparate, hay mucha gente que nos ha conocido en un escenario en un festival, y que ni siquiera habían escuchado nuestro nombre, y de repente te encuentras a esa gente en una sala. Ahí te das cuenta de que si no nos hubiesen conocido así, en ese festival al que no iban ni a vernos, nunca hubiesen formado parte de esta familia que sentimos que formamos. Así que ambos son formatos necesarios que se retroalimentan entre ellos. Y luego está la gente que ha ido a los conciertos cuando tenían que estar sentados con la mascarilla, con la distancia, que venían con su pareja y se la ponían a un metro y medio porque la norma era así -esas cosas incongruentes que nunca hemos llegado a entender pero que se ha cumplido a rajatabla-, y estaban ahí viendo música y moviendo un pie o quizá un hombro, y también es genial. Algo positivo de esta pandemia es que se ha descubierto que hay muchísima gente a la que le interesa la música y que se hacen los kilómetros que haga falta para escuchar un concierto. Esa gente está ahí y ellos son los que hacen que la música siga viva.

Cambiando de tema, ¿qué diría que le falla a la cultura en España?

No lo sé. Creo que el análisis debería ser intensivo y que vaya a través de los últimos 10 o 20 años para entender el porqué. Algo que hemos visto claro es que teníamos un ministro de Cultura hasta hace nada, y creo que sigue bastante parecida la cosa con el nuevo, que no tenía muy claro lo que era un concierto realmente, no sabía lo que sucedía allí ni qué tipo de acontecimiento era. Por lo tanto, todas las medidas que llegaban eran bastante absurdas y, como comentábamos antes, acababan siendo un auténtico despropósito. Pero nunca ha sido fácil hacer música en este país si lo miramos como relación con las instituciones, y el problema es que no tenemos a personas que sientan pasión por la cultura en esos lugares. Eso falla. No tienen esa vocación, sino que colocan en esos puestos a alguien del partido porque había que colocarle en algún lado. Son puestos muy importantes y es necesario que quien esté ahí sea con una vocación grande. Pero en este país hay suficiente gente a la que le apasiona la música como para sostener al sector.

Le preguntaba al principio de la entrevista cómo ha ido cambiando el panorama musical en estos años y ahora, como última pregunta, quiero que me diga cómo ha cambiado Shinova como banda y hacia dónde se dirigen.

Como casi todas las personas, a cada segundo vamos cambiando y en cada segundo dejamos de ser los del segundo anterior. Nosotros empezamos en el 2008 haciendo heavy metal y hacíamos canciones para subir a MySpace, y la banda no llegó hasta 2009 y después de sacar dos discos, que esos sí que eran indies, el grupo se rompió y lo que hicimos fue mantener el nombre pero entró una formación nueva, que es la actual. Así que llevaremos seis años desde que comenzamos de cero. Básicamente la banda era otra y lo único que se mantuvo es el nombre… Era renovarse o morir, y elegimos la primera. Y ha sido increíble, sobre todo este último periodo ha sido alucinante. Para nosotros es un honor vivir esto, y además junto al equipo que tenemos, que han sido nuestros salvadores en el momento más complicado de la historia reciente. Después de tantísimo tiempo hemos cambiado. Si miramos ahora el salto de cómo comenzamos a este momento pues no somos los mismos, pero sí que tenemos encima todos los aprendizajes de esas etapas previas. Y vamos a seguir trabajando, pero tenemos metas, aunque a corto plazo. Podemos intuir cuándo podría salir otro disco, pero somos muy de mirar cerquita, esa es nuestra filosofía. Y esto suena a topicazo, pero creemos que a base de golpes y aciertos hemos aprendido a disfrutar cada segundo de lo que estamos haciendo, por lo que no vemos mucho más de ahí. Queremos disfrutar de la próxima meta sin pensar en la siguiente. Y suena a topicazo, pero si tanta gente lo dice será por algo.

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