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Unidas por Santander urge recuperar el patrimonio cultural que amenaza ruina en la capital de Cantabria

Resto de batería de 1702 en Cabo Menor.

Javier Fernández Rubio

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Unidas por Santander ha pedido al equipo de gobierno municipal que elabore un plan para recuperar y poner en valor el patrimonio cultural existente. Miguel Saro, portavoz de la coalición, ha pedido empezar este proceso de recuperación por la batería de Cabo Menor, que data de 1702 y se encuentra en ruinas, como lo está prácticamente el castillo de Corbanera. El concejal ha criticado también, como ejemplo de recuperaciones fallidas, la Batería de San Pedro del Mar, que está desaparecida en los cimientos del actual Centro de Interpretación del Litoral.

Además, Unidas por Santander (UxS) ha instado al Ayuntamiento de Santander a crear un Plan de gestión del Patrimonio Cultural, para poner en valor “los pocos restos arquitectónicos que aún quedan en la ciudad de Santander”. “Observamos con preocupación cómo perdemos patrimonio histórico municipal, debido a la desidia de las administraciones, sobre todo del Ayuntamiento de Santander”, ha denunciado el concejal de la formación, que llevará esta medida al próximo pleno municipal.

Saro ha nombrado casos notorios, como el antiguo castillo de Corbanera, que “lleva decenios ocupado, ante la absoluta parálisis del Ayuntamiento local”, o la antigua batería de San Pedro del Mar, que en su día fue declarado Bien de Interés Cultural y convertida en un Centro de Interpretación, “y cuyos restos han acabado prácticamente destruidos”.

UxS pone el foco ahora en la batería de Cabo Menor, “la única que queda en Santander”, que está en un estado de “abandono deplorable”. Esta fortificación, que data de 1702, fue utilizada en la defensa de El Sardinero y toda la ciudad hasta mediados del siglo XIX. “Es un caso más, suma y sigue, del abandono cultural del Ayuntamiento, que solo se preocupa por los Baños de Ola, el turismo de Congresos y nada que tenga que ver con el patrimonio histórico, salvo que tenga relación con la familia Botín”, ha denunciado Saro.

Es un caso más, suma y sigue, del abandono cultural del Ayuntamiento, que solo se preocupa por los Baños de Ola, el turismo de Congresos y nada que tenga que ver con el patrimonio histórico, salvo que tenga relación con la familia Botín

Miguel Saro Portavoz de UxS

Plan Cultural

El edil ha reclamado la creación de este Plan de Gestión del Patrimonio Cultural, con el objetivo de poner en valor todo los bienes y áreas señaladas del patrimonio histórico local, tanto etnográfico, etnológico, natural, paisajístico, cultural como arquitectónico. “La idea es que estén catalogados mediante fichas individuales, o un catálogo, algo que hay que recordar que ya estaba previsto, en su día, en el Plan Director de Cultura y no se ha hecho nada en absoluto”, ha recordado Saro.

La moción registrada para el pleno municipal del mes de abril reclama que se establezcan planes de actuación y de gestión, con obligaciones concretas, tanto a las Administración como a los propietarios, en caso de ser privados, se fijen recursos y, sobre todo, herramientas para el control de la ejecución de este plan.

El plan, insiste Saro, debe contar con una amplia participación pública, porque “solo si comprometemos, tanto a las entidades de conservación del patrimonio como a los vecinos de Santander, vamos a tener éxito en este empeño en proteger el patrimonio histórico de nuestra ciudad, tras la ignominiosa desidia habitual de nuestro equipo de Gobierno”.

Historia de la batería

El estallido de la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII, supuso el levantamiento de nuevas defensas desde Cabo Menor al Sardinero en forma de parapetos terreros con estructuras de madera para la artillería gracias a los encinares de la península de La Magdalena, y la mejora de los ‘castillos’ construidos anteriormente, en deterioro permanente por ser su mantenimiento asumido por la villa, llegando a contarse hasta 13 baterías o fortificaciones de San Martín hasta Cabo Menor por toda la costa en el croquis del ingeniero François Llovet de 1738.

La misma necesidad justificó la construcción al norte de la ciudad de pequeñas baterías en ensenadas como en la cala de San Pedro del Mar en Monte, San Juan de la Canal en Soto de la Marina, o en la isla de Nuestra Señora del Mar. Andando el siglo XVIII la importancia estratégica de Santander se fue incrementando al encauzar las producciones de las Reales Fábricas de Liérganes y La Cavada, y por la reactivación al fondo de la bahía del Real Astillero de Guarnizo (1723).

La concesión del título de Ciudad a Santander y la realización del Camino de Castilla incrementó el peso estratégico de Santander y su importancia defensiva, conservándose alzados y plantas de los más importantes castillos locales realizados en 1762 por el ingeniero Joaquín de Pino, que destaca entre las más importantes de la ciudad la batería de ‘San Felipe’ (adosada al castillo), la de ‘San Martín’, ‘La Cerda’, ‘Salvador de Ano’, ‘San Juan’ en La Concha de El Sardinero, Cabo Menor y ‘San Pedro del Mar’.

De todas las baterías costeras con que contó Santander en los siglos XVIII y XIX hoy apenas quedan algunos restos de la de Sandoval, levantada en 1898 en la península de La Magdalena, y de la de San Matías o de Cabo Menor.

“La desaparición del declarado BIC Fuerte de San Pedro del Mar en 2008 bajo el Centro de Interpretación del Litoral no es un fenómeno extraño, a la vista del maltrato recibido por la batería alta de San Martín o el polvorín del Dueso en Santoña”, ha manifestado Saro.

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