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“Si hubiera tenido un accidente no hubiera pasado nada, pero al ser un embarazo no podía estar de baja”

Documento de denegación al recurso presentado por la afectada

Hilario López - El Crisol de Ciudad Real

Una historia más de un despido de una interina pero que en su caso se ha convertido en un eco que resuena con fuerza, ya que la “dolencia” a que se refiere la Consejería de Educación es una lumbalgia sobrevenida por su embarazo.

Su caso no es un hecho aislado. Una trabajadora de la limpieza de un IES de Valdepeñas fue readmitida hace unas semanas tras ser despedida por una razón similar y otra profesora también interina fue igualmente despedida tras obtener la baja médica por un embarazo. “Es una discriminación”, “hablan de defender a la familia pero pasan estas cosas”, explica Silvia Campos.

En estos dos años ha hecho entrevistas, han acudido a hablar con ella medios nacionales y su historia ha ido resonando por la injusticia que supone despedir a alguien porque le den de baja por causas asociadas al embarazo. “El Instituto de la Mujer nos apoya”, explica, tras acordar con ellos una denuncia por discriminación a cuenta de su despido, que será presentada en nombre de lnstituto nacional a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

La historia de su despido comienza en Toledo cuando tras tres meses de trabajo en el IES El Greco en Toledo, “estoy de octubre a Navidad, conduciendo hora y media de ida y hora y media de vuelta sin ningún problema”, le dan el cese antes de las vacaciones y dentro del nuevo tratamiento a los interinos. El 13 de enero la vuelven a llamar desde el Gobierno regional para que acuda el día 16 a su nuevo puesto, en Méntrida (norte de Toledo) que ella acepta porque se encuentra con “ánimos”. Aquel lunes del año 2012 llega a las 10 horas al trabajo, con una hora de retraso tras perderse por el camino, y empieza a buscar un hotel, el martes sigue su jornada laboral de forma normal y el miércoles no acude porque tenía una cita para las revisiones del ginecólogo concertada semanas antes, y, por último, el resto de la semana acude a su puesto de forma normal, hasta que el viernes por la tarde acude al médico por un dolor de espalda y recibe la baja.

Con esta historia de los hechos, reflejada así también en los escritos que el Gobierno regional le ha remitido, Educación decide revocar su nombramiento, al entender que la lumbalgia a los ocho meses de embarazo entra dentro de la normalidad y que por lo tanto, aunque no sufriera dolores y no estuviera de baja, no debería haber aceptado el puesto de trabajo. “Cuando firmé estaba con una barriga así (y pone la mano a varios centímetros por delante). No voy a rechazar un trabajo por eso, no tengo ninguna enfermedad y estaba perfectamente”, explica la profesora.

Al lunes siguiente de recibir la baja del médico por los dolores de espalda, recibió la llamada de la Junta indicándole que le revocaban el nombramiento y que si “devolvía” lo cobrado en esa semana de trabajo no le “echaban de la lista”. Una conversación, explica, en la que el Gobierno regional le pedía que se ‘autoinculpara’, que aceptara que era su culpa el no poder seguir trabajando por razón de un dolor de espalda, o si no no podría volver a ser llamada para sustituciones.

Consideran un embarazo como una enfermedad

Hay dos cosas que le llevan a su enfado, “lo primero que consideren un embarazo como una enfermedad” y lo segundo es que si ese dolor de espalda hubiera venido por un accidente de coche o cualquier otra circunstancia que no fuera un embarazo “no hubiera pasado nada”, le habrían dado de baja y no hubieran revocado su nombramiento.Esta revocación implica que esa semana y el tiempo de baja no cuenta como experiencia docente de cara a la puntuación en las bolsas de interinos.

Tras el despido comenzó un mes de estrés, que explica le produjo picores y alguna dolencia tras el parto. Un mes de llamadas, recursos y los condicionantes que supone el aproximarse la fecha del parto. “Lo recuerdo como un mes horrible”, explica cuando piensa en esos días de final del embarazo.

Ahora dos años después de este relato, Silvia Campos da la cara y su nombre se quiere convertir en un símbolo del derecho a las mujeres a quedarse embarazadas, para evitar más despidos por este condicionante. Así, este jueves su caso se debatirá en las Cortes regionales y se pedirán datos de cuántos profesores han sido despedidos por estas circunstancias, y su juicio el día 10 de abril en Toledo y la demanda del Instituto de la Mujer, marcarán los tiempos para hablar de esta otra discriminación por quedarse embarazada.

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