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Las Casas Colgadas de Cuenca: un símbolo de la ciudad que estrena nueva imagen

Casas Colgadas con la parte exterior reformada

Teresa Sánchez Garzón

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Si por algo es conocida y reconocida la ciudad de Cuenca es por sus Casas Colgadas. Encaramadas a la cornisa de la roca sobre la hoz del Huécar son símbolo indiscutible de Cuenca y verdaderas joyas de la arquitectura gótica popular. Del conjunto de estas casas, muchas fueron derribadas o se cayeron, y sólo tres son visitables: la Casa de la Sirena y las Casas de los Reyes que albergan el Museo de Arte Abstracto Español.

“Son nuestra imagen icónica aunque las Casas Colgadas que conocemos ahora no son del siglo XVI porque han tenido muchísima reformas, de hecho la última ha sido en el siglo XX”, señala el concejal de Educación, Cultura, Turismo y Patrimonio Histórico, Miguel Ángel Valero. Las dos casas son propiedad del Ayuntamiento, una se va a convertir en restaurante y la otra es el Museo. “El año que viene tendremos que hacer obras de mantenimiento y conservación de las estructuras. Para nosotros son símbolos y los cuidamos como tales”. 

El día 6 de diciembre de 1996 el Recinto Histórico de la Ciudad de Cuenca fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Esta declaración fue el resultado de una serie de iniciativas realizadas por diferentes organismos de la ciudad unidos con un único fin: proteger y conservar la riqueza artística y monumental de una de las mejores ciudades-paisaje que existen en el mundo.

El 11 de Octubre de 1996 se aprueba la declaración de las Casas Colgadas de Cuenca como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Monumento. Un reconocimiento con el que se protege el valor patrimonial de este emblemático edificio, símbolo icónico de la capital conquense.

“La construcción de estas viviendas, de estos rascacielos, se hizo sobre una roca de bastante durabilidad, lo que ha permitido que nos lleguen casi todas al siglo XXI, con las pertinentes reformas. No hay ninguna originaria del siglo XVI”, explica el concejal. Hace más de un año y medio se inició la rehabilitación integral de las Casas Colgadas para volver a albergar un servicio de restauración, cuyas obras se encuentran en la actualidad a falta de los últimos detalles.

Con esta intervención se ha incorporado la Casa de la Sirena al conocido restaurante Casas Colgadas, diseñando un único establecimiento con una doble entrada al público y cinco comedores para 100 comensales. Un giro de 180 grados a los espacios interiores de este icono de la ciudad que ha tenido como hilo conductor el Museo de Arte Abstracto Español.

Así las cosas, el nuevo establecimiento se ha concebido con cinco espacios gastronómicos, cada uno de ellos con identidad propia, que trasladan al comensal a un ambiente determinado y muy particular. Sala Blanca, Sala Negra, Caja Pétrea, Cava y Comedor del Rey son los nombres elegidos para estos espacios, que conforman el renovado complejo de las Casas Colgadas y que ha sido posible gracias a la incorporación de la segunda planta y la cámara de la Casa de la Sirena, que estaban destinadas a vivienda del adjudicatario y, por lo tanto, no abiertas al público.

“Exteriormente, las fachadas han sido reparadas, así como las balconadas tan características y emblemáticas, que han sido arregladas. Se ha restaurado integralmente la Casa de la Sirena, haciéndose la cubierta nueva y se han quitado los cables de sus fachadas, así como en la entrada del Museo de Arte Abstracto que afeaban mucho la escena”, explican Javier Redondo y Miguel Ángel Redondo, arquitectos autores del proyecto y dirección facultativa de dichas obras.

Ya en el interior, con esta obra, detallan, se han recuperado espacios completamente desconocidos para el ciudadano, como es el caso del interior de la Casa de la Sirena. “Estos espacios han sido transformados en espacios nuevos que dotarán al restaurante de más capacidad y opciones de uso. Así, el Salón pétreo, el Comedor Blanco o los baños que dan servicio a ambos espacios, son nuevos espacios que se han creado y puesto en valor para el restaurante y para el conjunto edificatorio de las Casas Colgadas”. 

En los espacios existentes se ha hecho una rehabilitación integral “muy cuidadosa”. El comensal verá nuevas texturas y colores, en homenaje y en diálogo con el Museo de Arte Abstracto español, “que es un referente en el mundo” y que, por la importancia que ha tenido en la historia reciente de Cuenca, ha sido un claro desencadenante de esta intervención. “El cuidado, artesanal, en el detalle y en la pequeña escala, eliminando elementos nocivos o espurios han sido de vital importancia, pues hemos intentado buscar una grata experiencia o vivencia, alimentando también el alma o los sentidos”, aseguran los arquitectos.

En la misma línea se han ocultado las nuevas instalaciones de ventilación o climatización de las que carecía el edificio. Se han ocultado los mecanismos, rejillas de ventilación, y otros elementos, para darle un carácter atemporal y cuidado. “Se han puesto en valor los balcones, por un lado, reforzándolos y pudiendo comer en ellos, y, por otro lado, disponiendo unas carpinterías que dan la opción de abrirse en su totalidad, llegando a mostrarse la Sala Negra como un espacio volado encima del risco. Se ha dotado de accesibilidad a buena parte del edificio, con una entrada accesible para que todos y todas puedan comer y disfrutar en dicho espacio”. 

Una compleja intervención que ha supuesto todo un reto, no solo a la hora de la redacción del proyecto, que ha corrido a cargo de Redondo Soria Arquitectos, S.L., sino también en su ejecución, por parte de la UTE CYR-ISC, sobre todo por el hecho de estar acometiendo la rehabilitación no solo de un edificio histórico sino, además, de todo un emblema y símbolo de la ciudad. Una cuestión que, sin duda, ha tenido mucho peso a lo largo de todo este tiempo.

“Ha sido un proyecto y dirección muy complejos, por diversos motivos, como la ubicación del inmueble (a la que es muy difícil que accedan los vehículos para suministrar materiales o trabajar), la escasez de espacio para el acopio, la catalogación con el grado de Bien de Interés Cultural del edificio, con todo lo que conlleva. Además, es evidente que, por la importancia de este edificio emblemático, cualquier decisión será destino de opiniones y críticas, con razón o sin ella”, señalan. 

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