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Culturas de Castilla-La Mancha

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El colectivo minero se une cada 4 de diciembre para celebrar el Día mundial de los Mineros. Se conmemora Santa Bárbara. Eso ocurre por ejemplo en la provincia de Ciudad Real, con gran tradición en esta actividad económica.

Puertollano es una de esas localidades con pasado minero. Esta semana se ponía de manifiesto durante un acto para celebrar el 75 aniversario del colegio María Inmaculada donde algunos niños se disfrazaron de mineros y mineras. Un oficio siempre presente en la localidad.

El alcalde Adolfo Muñiz les decía a los más pequeños: “Contamos con vosotros para construir la ciudad y la sociedad sea más libre, que prepare mejor las mimbres de un mañana mejor y seáis los constructores del futuro”.

La ciudad minera reconvierte ahora su actividad y mira hacia el hidrógeno verde. En otros tiempos las minas del carbón marcaban su economía. Algunas como la 'mina Emma' son hoy zonas destinadas a otras funciones.

270 explotaciones mineras activas en la región y un amplio patrimonio cultural

El departamento de Cultura de Castilla-La Mancha publica hoy un extenso artículo sobre el pasado y el presente minero de la región. Actualmente existen en la comunidad autónoma 270 explotaciones mineras activas, lo que supone el 10,15% de las explotaciones a nivel nacional y un 4,49% del empleo. Se producen áridos, fundamentalmente arcillas, yesos y otros productos minerales.

En el pasado fue “una actividad fundamental” que proporcionaba importantes materias primas, metales y minerales, necesarios para la economía y la supervivencia de la población. Plomo, plata, oro, el cinc, cinabrio, yeso, o la sal, entre otros.

Esa actividad económica dejó un “rico patrimonio minero-industrial de gran valor”, aseguran desde Cultura, formado por yacimientos arqueológicos, salinas, canteras, castilletes, restos de maquinaría y edificaciones.

Algunos de ellos han alcanzado la categoría de Patrimonio Mundial, como las Minas de Almadén, en Ciudad Real. Otros son Bien de Interés Cultural, como en La Bienvenida (Ciudad Real), Bien de Interés Patrimonial (el Cerco de Buitrones en Almadenejos, también en Ciudad Real) o están considerados como yacimientos visitables como minas de lapis specularis en Cuenca, Ciudad de Vascos en Toledo, las salinas de Guadalajara o las canteras de Piédrola en Ciudad Real.

Para que la minería se convirtiese en algo relevante en la hoy comunidad autónoma de Castilla-La Mancha hay que remontarse, sobre todo, a la época romana, con la extracción de plomo, plata, mercurio y yeso.

Ya durante la Edad Media la extracción minera continuó, aunque con menos fuerza. Así, en el yacimiento visitable de la Ciudad de Vascos, en el municipio toledano de Navalmoralejo. De principios del siglo XIII datan los primeros documentos conocidos en torno a la explotación de la sal en las Salinas de San Juan en Guadalajara. “Este mineral era fundamental para la alimentación humana y animal”.

Y en la Edad Moderna, entre los siglos XV-XVIII, Cultura destaca “la interesante cantera de Piédrola en Ciudad Real, que proporcionaba materia prima para la elaboración de útiles empleados en distintas actividades económicas”. Será también durante estos siglos, con el descubrimiento de América, cuando la explotación del cinabrio de las minas de Almadén adquiera verdadero protagonismo por la exportación del mercurio para el trabajo de las minas en el nuevo continente. Este conjunto minero continuó su actividad extractiva hasta bien avanzado el siglo XX.

Plomo plata y el mercurio en la antigüedad: La Bienvenida

Situada en el sector centro-occidental del Valle de Alcudia, en Ciudad Real, La Bienvenida es una ciudad antigua, que tuvo su origen en el Bronce Final, perviviendo en época ibérica y romana, momento este último en el que se convirtió en la capital minera más afamada de la antigüedad debido a la explotación de cinabrio, el 'oro rojo', procedente de las minas de Almadén, además de las minas de plomo y plata, muy abundantes en la en el Valle de Alcudia y Sierra Morena. Asentada sobre un volcán basáltico, La Bienvenida, o Sisapo como se la conocía en época romana, presenta una posición estratégica para el control de las rutas de comunicación y la gestión de los espacios mineros del valle.

En el yacimiento que está en el término de Almodóvar del Campo existe una zona urbana. En el centro del mismo destaca una gran casa, conocida como 'domus de las Columnas Rojas'. De planta cuadrada, esta vivienda fechada entre los siglos I al III d.C. se articula en torno a un patio columnado (peristylum), al que se abren distintas estancias, entre las que destacan el comedor (triclinium), habitaciones de uso privado (cubicula) y una estancia de recepción, todos ellos provistos de elegantes mosaicos y coloridas decoraciones pictóricas en sus muros.

También hay murallas de época prerromana y romana. La construcción más antigua se corresponde con una muralla de bastiones. La segunda fase constructiva está representada por una obra de casamatas, muy resistente, que aflora en el flanco oriental de la ciudad, fechada a mediados del siglo II a. C. Y además, se puede ver una necrópolis: el hallazgo de un espacio funerario, fechado entre finales del siglo V y VI d. C, permite asegurar que existió una ocupación tardo antigua efectiva en la zona. La necrópolis de Arroyo de La Bienvenida se ubica en las inmediaciones de la pedanía de La Bienvenida con un área de excavación dividida en dos zonas, una exclusiva de enterramientos, con diez tumbas y otro espacio localizado al Oeste, con construcciones auxiliares de la necrópolis.

La producción de 'vidrio' romano en las minas de lapis specularis

El lapis specularis, conocido popularmente como espejuelo, espejillo, reluz, etc., es una variedad mineralógica del yeso, que fue extraído y explotado por los romanos en Hispania como recurso estratégico, fundamentalmente durante los siglos I y II d.C., exportándose a todo el Imperio Romano, donde se empleó a modo de vidrio de ventanas y otras aplicaciones de índole semejante.

Las minas más importantes de todo el imperio se localizaban en este territorio de la actual provincia de Cuenca, donde se conservan abundantes vestigios arqueológicos de su explotación.

Tal como atestigua Plinio el Viejo, el lapis specularis de Hispania se localizaba en una extensión de cien mil pasos romanos (147 kilómetros) alrededor de la ciudad de Segóbriga, en Saelices (Cuenca), debiendo esta ciudad romana su fortuna a ese mineral.

Su explotación se abandonó en el siglo II d.C. “Desde entonces hasta nuestros días apenas se realizaron trabajos extractivos en ellas, por lo que los minados romanos se mantienen prácticamente intactos, tal como fueron abandonados, localizándose numerosos indicios y registros que permiten hoy en día interpretar el modo en que su laboreo se llevó a cabo”, explica el departamento de Cultura.

Las minas localizadas son siempre subterráneas, y apenas superan los 30m de profundidad. Las galerías son de sección reducida, con frecuencia menor de 1m2, aunque es muy habitual localizar cámaras que, en ocasiones, llegan a tener varios metros de altura. El acceso original a los minados se realizaba bien por pozos, o mediante socavones subhorizontales. No obstante, hoy en día, los accesos más frecuentes son los que se generan de forma natural por colapso de galerías o cámaras.

Actualmente están abiertos al público las minas de La Mora Encantada en Torrejoncillo del Rey, La Condenada y La Vidriosa en Osa de la Vega y Las Cuevas de Sanabrio de Saceda del Río en Huete, todas ellas en Cuenca.

 La explotación de los metales preciosos en Ciudad de Vascos

La Ciudad de Vascos fue una antigua medina de Al-Andalus, que estuvo habitada entre los siglos X y XII d.C. Las excavaciones realizadas en el lugar han proporcionado algunos elementos, como escorias, martillos mineros, moldes… que han puesto de manifiesto que fue un centro metalúrgico de cierta envergadura en el que se trabajaban metales, especialmente preciosos, procedentes de las minas de los cercanos Montes de Toledo.

Situada al Este del municipio de Navalmoralejo, en el paraje denominado ‘Las Cucañas’, posee una topografía irregular, ya que se asienta en uno de los márgenes abruptos y de litología granítica que baña el río Huso (o Uso), afluente del Tajo.

Fue una fundación omeya, de tiempos de Abd-al-Rahman III, fundada entre los años 930 y 950 d. C. Debió su fortuna por ser un enclave estratégico, ya que estaba situado en la línea fronteriza entre cristianos y musulmanes, constituida por el Tajo, y ser vadeable el río en este punto.

En la actualidad es un yacimiento visitable en el que se pueden apreciar los restos de la muralla que envuelve a la medina, una zona de topografía muy abrupta en descenso hacia una vaguada, la alcazaba levantada sobre un cerro granítico dominante, restos de dos cementerios y un arrabal.

La importancia de las canteras: Piédrola

Piédrola es uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de la comarca de La Mancha Centro, tanto en extensión territorial como cronológica. Entre los elementos culturales que lo forman destacan las canteras de piedras de molino, que ocupan más de dos kilómetros de extensión. Estas canteras estuvieron en funcionamiento, al menos, entre los siglos XV y XVIII, alcanzando su máximo esplendor en el Siglo de Oro. De hecho, casi con toda probabilidad, las muelas que daban vida a los molinos que Cervantes describe en El Quijote procedían de Piédrola, por lo que en cierto sentido también estamos ante un espacio cervantino.

La visita a este conjunto arqueológico permite comprender el trabajo que, durante siglos, realizaron los canteros en este paraje, al tiempo que nos acerca a la vida cotidiana en la España de los Austrias. Actualmente es posible visitar la que ha sido bautizada como Cantera C5, situada al norte del conjunto arqueológico. Se trata de la única cantera molinera excavada y acondicionada para la visita en Castilla-La Mancha, siendo posiblemente la más importante de la región y una de las más importantes de España.

En total se han inventariado más de 150 piezas conservadas todavía in situ. Las piedras areniscas extraídas y labradas en este lugar resultaron de vital importancia para el correcto funcionamiento de la industria agroalimentaria de la época basada en el cultivo y transformación del cereal, la vid y el olivo en pan, vino y aceite.

Las Salinas de Saelices de la Sal, en Guadalajara

El origen de la explotación salinera puede ser muy antiguo, explica el departamento de Cultura de Castilla-La Mancha. Estudios sobre la cercanía de yacimientos salinos y poblados celtíberos hacen suponer que estos pueblos ya conocían y utilizaban los afloramientos de sal necesarios para la alimentación, el ganado y la forja del hierro. Este importante mineral también fue explotado y utilizado por los romanos y los árabes.

En el valle del Arroyo de la Vega, que discurre en sentido Oeste-Este por el término de Saelices de la Sal (Guadalajara), se sitúan las Salinas de San Juan, un conjunto de inmuebles destinados a la explotación salinera que consta de dos pozos o norias, cocederos y recocederos, albercas, canalizaciones y un almacén o alfolí.

Los primeros documentos relativos a la extracción de sal en este lugar se remontan a 1203, si bien las instalaciones que actualmente pueden verse se deben al impulso industrial que llevaron a cabo los Borbones en el siglo XVIII en el medio rural. En el XIX el estanco de la sal empezó a ser cuestionado y en la Revolución de 1868 fue definitivamente abolido.

En el año 2003 estas salinas empezaron una nueva andadura con la compra, a los últimos propietarios, del Ayuntamiento de Saelices de la Sal. A partir de ahí comenzó su restauración y rehabilitación, que fue llevada a cabo en el año 2008 por el Ministerio de Cultura.

Desde 2011, se continuaron los trabajos de restauración en el Partido de Abajo mediante un convenio con la Diputación de Guadalajara. Además, se comenzó la explotación artesanal de las salinas que han continuado ininterrumpidamente hasta el día de hoy.

La explotación del ‘oro rojo’ o cinabrio en Almadén

En Almadén se localiza la mayor concentración de mercurio de la corteza terrestre. El cinabrio ha sido un mineral utilizado desde la antigüedad hasta prácticamente nuestros días, pero fue a partir de la Edad Moderna cuando adquirió mayor importancia en relación a la exportación del mercurio hasta América para ser utilizado en las minas de oro y plata en el proceso de separación y extracción del oro de las rocas o piedras en las que se encontraba. En la Edad Contemporánea los usos del mercurio se ampliaron a otros ámbitos de la ciencia y la medicina. La importancia de este metal ha llevado a calificarlo como “oro rojo”.

En el año 2002 las minas se cerraron debido a la toxicidad del mineral y a la expansión de la tecnología digital y electrónica en aparatos médicos y meteorológicos.

La Unesco declaró el Parque Minero de Almadén patrimonio mundial en 2012. En 2022 recibió el sello de Patrimonio Europeo.

El conjunto minero industrial de Almadén lo conforman tanto elementos vinculados a la extracción del cinabrio como a su transformación en mercurio, siendo algunos de ellos notable testimonio de la minería del mercurio a nivel mundial. Entre ellos destacan los hornos de alúdeles o de Bustamante del siglo XVII son los únicos de este tipo que se conservan restaurados en el mundo. Ubicados en el cerco de destilación (Buitrones), fueron reproducidos en las minas de Almadén en 1646 por Juan Alonso de Bustamante.

Después están los Bariteles de San Andrés y San Carlos del siglo XVIII. El baritel (o malacate) es una máquina usada en las minas para la extracción de minerales y agua. El baritel de San Andrés se encuentra en el interior de un hueco excavado en la roca de 139,31m de perímetro y una altura máxima de 13m, recubierto por una bóveda de ladrillo y piedra. Tiene un tambor en lo alto y debajo las palancas a las que se enganchaban las caballerías que lo movían.

Fue construido a principios del siglo XVIII para extraer el mineral a través del pozo San Andrés. Para moverlo hacían falta ocho mulas, que se cambiaban cada tres horas. La operación era lenta y costosa y en doce horas se podían extraer unas 40 toneladas.

Los castilletes metálicos de San Aquilino, San Teodoro y San Joaquín (siglos XIX y XX)

Los castilletes son estructuras situadas sobre los pozos mineros que, por su altura, destacan en el paisaje minero. En Almadén destacan los de San Aquilino, San Teodoro y San Joaquín

El castillete de San Aquilino posee una estructura metálica de principios del siglo XX, cuyos soportes están alrededor del pozo, de 16,5m de altura y una planta rectangular de 14 x 5,6m2, que sustenta las poleas guías, alineadas con el hueco pozo libre, por donde circulan los cables planos de suspensión de las jaulas que servían de acceso a personas y materiales.

El Cerco de Buitrones

Considerado como un Bien de Interés Patrimonial desde el año 2016, el Cerco de Buitrones se sitúa al norte de Almadenejos. Está compuesto por una serie de construcciones relacionadas con las labores mineras surgidas en la mitad del siglo XVIII, en torno al mercurio extraído de las cercanas minas de Vieja y Nueva Concepción.

El recinto tiene planta rectangular y está delimitado por una muralla con siete puertas, en cuyo interior se hallaban los hornos de aludeles y dos almacenes; junto a la puerta oeste se localiza la garita del portero, y al sur una estructura de planta cuadrada que se corresponde con uno de los accesos al interior de la mina de la Concepción.

El Real Hospital Minero de San Rafael (siglo XVIII)

 Para paliar los problemas de accidentes y enfermedades que producían abundantes bajas entre los mineros, en 1752 se fundó en Almadén el Real Hospital de Mineros de San Rafael, que comenzó a funcionar en 1774.

Este edificio, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1992, se rehabilitó durante el período 2000-2003. Actualmente, aloja tres salas expositoras y el archivo histórico de Minas de Almadén.

El parque minero de Almadén nos permite introducirnos de lleno en una mina auténtica. En las Galerías de san Aquilino puede verse el método de excavación subterránea a lo largo de unos 100m. Esta galería comunica el pozo de San Teodoro con el pozo de San Aquilino. Inicialmente debía estar toda en roca, pero actualmente aparece con un tramo del siglo XVIII revestido de muros de mampostería y bóvedas de ladrillo. A partir de esta galería salen otras que fueron realizadas para la investigación y beneficio de algunos minerales. ​​​​​​​

​​​​​​​Las ruinas de la Real Cárcel de Forzados (siglo XVIII).

La Real Cárcel de Forzados fue construida en 1754 por el ingeniero Silvestre Abarca. El edificio constaba de dos plantas con un gran patio en el centro, todo ello rodeado de una gran muralla. En la primera planta estaban las dependencias del personal y en la segunda las celdas de los presos. Tenía capilla y baptisterio, enfermería, botiquín y dos salas para enfermos.

Sin embargo, en 1525 ya estaba en funcionamiento la primera cárcel de Almadén. En origen se trataba de una prisión para presos comunes, pero sobre todo para presos forzados de la Corona, gitanos y esclavos. Más tarde, debido a la falta de mano de obra en las minas necesaria para para mantener el volumen de producción, comenzó a suplirse con reos condenados a trabajos forzados, esclavos y gitanos que eran acusados de ladrones sin haber cometido delito alguno, manteniéndose el trabajo de forzados hasta 1799.

Durante el siglo XIX estas instalaciones recibieron distintos usos hasta su demolición en 1969: Cárcel Provincial, campo de concentración (1939-1941) o silo-almacén de trigo del Servicio Nacional de Cereales (1941-1969). En el solar que quedó se construyó la actual Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de Almadén.

En la actualidad estas ruinas han sido recuperadas e integradas en el edificio de la Escuela de Ingeniería Minera e Industrial, donde puede verse un pasillo central con celdas a los lados.

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