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Sobre este blog

Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.

A vueltas con el decrecimiento

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En palabras del economista Timothée Parrique, el decrecimiento se puede definir como el proceso de “reducción de la producción y del consumo con el objeto de disminuir la huella ecológica mediante una planificación democrática y con un espíritu de justicia social y preocupación por el bienestar de las personas”. 

Con esta idea en mente, y más allá de las diversas dudas que de inicio pudiera generar el concepto, se propone analizar sus posibilidades a partir de las crisis múltiples y concatenadas que enfrenta nuestra civilización: climática, alimentaria, energética o de recursos, entre otras.

Estas crisis, en parte, se deben a la necesidad innegociable por crecer de nuestras sociedades. Unos supuestos principios inmutables y universales impuestos por el capitalismo y las leyes del mercado, nos obligan a perseguir un crecimiento perpetuo y sin límites.

Pero esos límites existen, y el calentamiento global y los cada vez mayores impactos del cambio climático, no hacen sino recordarnos que estamos adentrándonos en un terreno desconocido.No entendemos las consecuencias de nuestro afán por crecer y entender erróneamente que la naturaleza y el planeta están a nuestro servicio.

Las respuestas institucionales ante el problema no hacen sino caer en un autoengaño y optimismo ingenuo. El desarrollo sostenible y los ODS, el pacto y el capitalismo verde o la creencia en soluciones tecnológicas que nos permitirán solventar el problema, nos permiten seguir viviendo bajo la ilusión de que vamos a seguir disfrutando de unas economías basadas en un crecimiento infinito sin apenas impactos ambientales.

Sin embargo, la realidad de los datos nos avisa del fracaso de esos parches. El aumento continuado de las emisiones de gases de efecto invernadero, y por tanto la imposibilidad de cumplir el límite de 1.5º de temperatura establecido en el Acuerdo de Paris, nos encamina a un aumento de las temperaturas globales que se acercan o incluso pueden superar los 2º.

Necesitamos propuestas audaces que busquen el cambio social, se aparten de la visión cerrada del crecimiento y nos permitan mantener ciertos niveles de bienestar y justicia social

Buscar soluciones diferentes a las propuestas institucionales no es por tanto una opción, sino una necesidad. Propuestas audaces que busquen el cambio social, se aparten de la visión cerrada del crecimiento y nos permitan mantener ciertos niveles de bienestar y justicia social, ante un futuro de escasez y aumento de la desigualdad.

La necesidad de un cambio, no ya económico, sino civilizatorio y más allá de la globalización, se puede plantear a partir de los problemas que pueden surgir en la producción alimentaria y el coste de los alimentos debido a la intensidad de la sequía. Esta no es una cuestión que se plantee dentro de las fronteras de España.

En Marruecos o Reino Unido, por proponer dos países cercanos, la sequía está provocando el aumento de precios,el desabastecimiento de productos frescos o el freno a la exportación de los mismos.

Igualmente, y ante unos recursos cada vez más escasos, cabe la posibilidad del surgimiento de conflictos de diversa índole e intensidad entre diferentes comunidades y territorios. La evolución en la intensidad de la discusión sobre el trasvase Tajo-Segura y la garantía de caudal ecológico para el Tajo, pueden servir como ejemplos que traspasan lo político y se trasladan al diverso sentir de las poblaciones de las comunidades autónomas afectadas.

Sin embargo, la crítica desde Castilla-La Mancha al insostenible modelo de desarrollo económico del sureste peninsular, dependiente del agua del trasvase ybasado en la agricultura intensiva, el turismo de masasola urbanización costera, encontraría su contrapunto con la apuesta por las macrogranjas por parte de Castilla-La Mancha.

A pesar de las diferencias, un mismo modelo extractivo y depredador de recursos que enfrenta territorios y es necesario desterrar de nuestro futuro.

Reimaginar nuestro futuro y el de los que están por venir

Frente a futuros definidos a partir de la escasez y el conflicto, debemos ser capaces de redirigir nuestras sociedades hacia nuevos modelos de desarrollo, bienestar y cuidados equitativos. También pensando en el largo plazo, dado que cada vez resulta más difícil asegurar que las necesidades básicas de las generaciones futuras van a estar cubiertas.

Una responsabilidad intergeneracional que debemo sejercer mediante una renuncia material consentida y colectiva. Un proceso de transformación social valiente, tanto en lo individual como en lo colectivo, que dirija nuestros pasos a una reducción al máximo de nuestros niveles de consumo. Ser capaces de vivir bien, con menos.

Decrecer en parte es eso, mantener determinados niveles de bienestar en cuanto a cuestiones esenciales como la alimentación, vivienda, energía o agua, asegurando nuestra capacidad de resiliencia y adaptación al cambio climático, a la par que facilitamos el bienestar futuro de los que están por venir.

En ese camino, debemos ser capaces de transformar nuestras sociedades hacia modelos de organización más horizontales, democráticos, cooperativos y solidarios.

Como mencionaba en este espacio hace un año y medio reclamando una asamblea ciudadana para el clima en Castilla-La Mancha: “Se hace más necesario que nunca el desarrollar, reforzar y adaptar las estructuras democráticas y participativas ante un futuro cada vez más incierto”.

Avanzar en el decrecimiento supone también plantear la importancia de la protección de las personas frente a un futuro de escasez. Reducir las horas de trabajo y mejorar las garantías laborales, hacer bandera de la protección social y los servicios públicos, como la sanidad y los cuidados básicos, o el apoyo de las economías locales son cuestiones fundamentales.

Igualmente, los sistemas agroalimentarios y energéticos no deben ser ajenos a estos procesos. Nuestras comunidades deben ser capaces de producir sus propios alimentos y producir su propia energía limpia, pero también ser capaces de compartir y cooperar a partir de unos parámetros de justicia social y solidaridad.

 Enfrente, y ante unos futuros de creciente escasez, las élites ya se están planteando la necesidad de mantener sus privilegios. La receta es conocida, controlar la producción energética y alimentaria como elementos determinantes para perpetuar la desigualdad.

 La ecuación es complicada: desterrar la ilusión del crecimiento perpetuo + hacer frente al cambio climático + quitar el velo a un sistema y a unas políticas que no hacen nada significativo por enfrentar la crisis planetaria + evitar un colapso de las estructuras sociales que aventuren escenarios hobbesianos + proponer una radical transformación social a partir de la renuncia voluntaria a determinados niveles de bienestar material + asegurar el bienestar de las generaciones futuras + reforzar las estructuras democráticas + adaptar y mejorar los sistemas de protección social + avanzar en la autosuficiencia y la soberanía alimentaria y energética + mantener a raya a las elites en su inercia por querer gestionar la escasez y perpetuar la desigualdad + ...

Nadie dijo que fuera a ser fácil.

Sobre este blog

Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.

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