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Este artículo de opinión nace de la necesidad de reflexionar y valorar diversas cuestiones en torno a la gestión de las principales ciudades 'Patrimonio de la Humanidad' en Castilla la Mancha por parte del Gobierno Regional; y sobre qué tipo de política cultural queremos o qué pretendemos alcanzar con la gestión del patrimonio histórico con el que contamos. Y, es que, apenas hace unos días, Ángel Felpeto, consejero de Educación, Cultura y Deporte, anunciaba en prensa que se estaba terminando de preparar un Plan Estratégico de Cultura 2017-2022, en el que una de las líneas primordiales será la preservación y recuperación del patrimonio.
Antes de empezar a citar que horizonte tenemos para el nuevo año, preguntémonos al menos, que está pasando en el presente y casi finalizado 2016
Este año, ha sido la Celebración del IV Centenario de la Muerte de Cervantes, desplegándose por toda nuestra región una serie de actividades vinculadas a nuestra figura más universal; veremos qué centenario nos toca para el 2017.
Una ciudad que ha marcado la agenda cultural en nuestra Región ha sido Cuenca, ya que en el 2016 celebra sus 20 años como “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”; siendo la exposición de Ai Weiwei y “La Poética de la Libertad” la actividad más ofertada para la celebración de dicho acontecimiento. Se calculaba que en torno a los tres meses de exposición, se recibiría a unas 100.000 personas. La exposición cierra con una durabilidad de casi cuatro meses, con apenas 55.000 personas. Ahora será necesario saber si, los beneficios o pérdidas, son, lo más probable, para la Diócesis de Cuenca, propietaria de la Catedral. Esperemos, que para la celebración de sus 30 años como “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”, el Gobierno regional se tome más en serio la forma de divulgar la importancia de su Patrimonio Mundial en sus tierras y aprenda a poner en valor la historia democrática de su país. Esperemos, que para ese momento, podamos hablar sobre una exposición que ponga en valor la vida y la obra de, por ejemplo, Marcos Ana, poeta y represaliado que más tiempo ha estado en la cárcel como preso político.
El 26 de noviembre del 2016 se celebraba el XXX aniversario de la Ciudad de Toledo como “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”, con una ambiciosa agenda de actividades que perdurarán hasta el 2017. En estos momentos, en la capital de nuestra región, se está dando un intenso debate sobre la situación habitacional y calidad de vida para aquellas personas que vivan en el centro histórico. Esto anima a pensar mucho sobre la mala gestión de las celebraciones en nuestras ciudades históricas, porque posiblemente, este debate aparezca en Cuenca; si no existe ya. Tenemos ciudades Patrimonio de la Humanidad sectorizadas en Turismo y Servicios, sin ofrecer unas condiciones óptimas para la vida cotidiana. Y aquí lo dejo, porque esto trae para un debate largo y tendido.
A todo esto, sumarle cuestiones más generales sobre el tratamiento y divulgación del patrimonio histórico de Castilla La Mancha; que son, desde mi punto de vista, de vital importancia para un mejor conocimiento de la sociedad sobre la materia:
Una web regional totalmente desactualizada y anticuada. Más de 60 bienes patrimoniales abandonados al deterioro más absoluto, e integrados en el Inventario de La Lista Roja de Patrimonio. Se trata de un listado que recoge la Asociación Hispania Nostra con el fin de dar a conocer aquel patrimonio que corre peligro. Este es el panorama que debidamente debe quedar analizado y solucionado dentro de este Plan Estratégico que parte del Área de Cultura. Y, sobre todo, este Plan tiene que contar con lo más importante: la ciudadanía castellano-manchega.
El Patrimonio Histórico, como elemento cultural, tiene que ser accesible a toda la sociedad. Y, claro está, las administraciones pertinentes tienen el deber de protegerlo, investigarlo y adecuarlo para nosotras. Nuestras gentes han decidido tomar las riendas de lo que le pertenece por herencia, y exigirle a sus gobernantes la gestión de este rico legado. Hablamos de movimientos sociales y asociaciones que se han movilizado para la protección y divulgación de sus edificios históricos más próximos; siendo un excelente paradigma de participación ciudadana en la Cultura.
Alguno de estos ejemplos son movimientos como el Foro Social de Campo de Criptana (Ciudad Real) y su Inventario de Patrimonio, la recuperación del Mausoleo Hispano Romano de Las Vegas de San Antonio (Toledo) por parte de la propia ciudadanía y La Venta Borondo de Daimiel (Ciudad Real) con una Asociación con el mismo nombre.
Considero de vital importancia hablar de estos movimientos, ponerlos en valor, y que cada una de nosotras lo exijamos en nuestra localidad. Porque en un ambiente tan rural, como nuestras comarcas, hablamos de enclaves que enriquecen y nutren nuestras raíces. Además, la creación de puestos de trabajo en este sector cultural, asienta a la población en su comarca, frenando el ya odiado éxodo rural. Al poner en valor nuestro patrimonio histórico local, se abre un mundo de posibilidades de cómo articular aspectos tan ricos como naturaleza-patrimonio y gastronomía, donde toda la localidad puede volcar su imaginación y creatividad para crear nuevos modelos de gestión sobre su legado local.
Por tanto, exijamos en nuestros ayuntamientos más medidas de participación ciudadana y herramientas con las que volcar las propuestas y expectativas que nos surjan; también en el ámbito de la cultura. No es un deber que tenemos que hacer como ciudadanas, sino una alegría. La alegría de crear, imaginar y hacer como valorar nuestra herencia más próxima: el patrimonio local.