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Hoy, 31 de Mayo, celebramos en Talavera de la Reina el acto institucional del Día de Castilla-La Mancha con un lema que no por evidente debemos dejar de recalcar: “Nuestra tierra por delante”. Es un día, sin lugar a dudas, para hablar de aquello que nos hace especiales, pero también de lo que nos une al resto de los españoles bajo el paraguas extraordinario de la Constitución Española de 1978, que es la que consagra el actual Estado de las Autonomías y, al mismo tiempo, nos dota de un sistema democrático garante de la libertad y de la igualdad que ha permitido el mayor periodo de convivencia, desarrollo y progreso de nuestra nación en toda su historia.
Pero el lema refleja también que somos capaces de ir por delante en muchos aspectos, con mucho esfuerzo, y con gran sentido de lo que ha de ser el futuro. Porque, sin lugar a dudas, Castilla-La Mancha va por delante en compromiso social, en energía verde, en la importancia que le concedemos a la educación y a la cultura, en el apoyo al sector agrario como palanca de desarrollo, en voluntad de compartir el crecimiento, sin exclusiones ni personas abandonadas en la cuneta. En capacidad de diálogo y consenso social, en captación de inversiones, en confianza en el futuro, en legislación y transparencia.
Y entre todo lo realizado, me enorgullece especialmente la reciente aprobación de una ley que avanza en el cuidado y preocupación de las personas discapacitadas y sus familias, al extender la protección efectiva de éstas cuando queden desamparadas por el fallecimiento de sus progenitores. Hoy, en Castilla-La Mancha, miles de personas cuya única preocupación, después de una vida de atención y lucha por un hijo discapacitado, es qué será de él cuando ellos falten, pueden dormir más tranquilas. Y eso es gobernar para las personas, escuchar a los ciudadanos, y tratar de dar respuesta a sus inquietudes. Es dar certidumbres y eliminar temores. Dar seguridad y estabilidad, una tarea obligada a la que debe aspirar un buen gobernante.
Una vez más, en estos días convulsos que no son sino continuación de toda la incertidumbre y excepcionalidad que ha marcado la legislatura, volvemos a proclamar nuestra lealtad a España, a la Constitución, a los ciudadanos libres e iguales de todos sus territorios, así como la necesidad de que esta lealtad sea una vía de doble sentido, y recibamos la consideración que merecemos, en lo institucional y en lo presupuestario. Exigimos que cualquiera que sea la salida que España encuentre a esta grave crisis, ésta recoja una nueva financiación más justa que garantice la igualdad de acceso de todos a los servicios públicos esenciales, sea cual sea su lugar de residencia.
Por eso, en el plantel de personas e instituciones reconocidas este año, además de personas que han destacado por su profesionalidad, por su ejemplo, por su entrega a los demás, incluimos con orgullo a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, sin cuyo sacrificio, trabajo y serenidad habría sido imposible suturar la herida cruel del terrorismo de ETA.
No es algo casual que el Día de Castilla-La Mancha, el día de nuestras ciudades y pueblos, el de nuestra gente, se celebre esta ocasión en Talavera de la Reina. En este año en el que hablamos de poner por delante los intereses de nuestra tierra, de nuestra región, adquiere un especial significado el hacerlo en esta ciudad, pues hace cuatro años se celebró también este mismo acto en el Teatro Palenque, y la diferencia en cuanto a hechos, en cuanto a sentido institucional y en cuanto a prioridades resulta más que evidente.
Hoy en Castilla-La Mancha se gobierna para las personas y no a mayor gloria de una sola o de un partido. Hoy en Castilla-La Mancha se gobierna para resolver problemas, para mejorar los servicios públicos. Hoy en Castilla-La Mancha se gobierna para que los territorios especialmente afectados por la crisis y por la despoblación puedan dar un golpe de timón. Para que Talavera de la Reina, sin ir más lejos, esta vez sí, pueda mirar al futuro con confianza. Hoy en Castilla-La Mancha gobernamos, en definitiva, poniendo por delante a nuestra tierra, defendiendo nuestra agua, nuestro medio natural, nuestras reivindicaciones como una comunidad que ha recuperado su autoestima, apuntando de nuevo, por supuesto, en la capacidad de su gente, de su territorio.
Talavera es este año el punto de encuentro para celebrar que somos Castilla-La Mancha. Para hablar de presente, pero sobre todo, de futuro. De un futuro que nos exige anteponer el interés de nuestra tierra, siempre.