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VIAJES

Rutas por los caminos de la Mancha a ‘tempo lento’, con el ritmo del viejo Rocinante

Ilustración de El Quijote de Gustave Doré

Carmen Bachiller

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El Toboso, Campo de Criptana, Puerto Lápice, Argamasilla de Alba, Ruidera… Son algunos de los sitios imprescindibles para conocer los lugares que Miguel de Cervantes describe en su obra ‘Don Quijote de la Mancha’. Molinos de viento, ventas, cuevas, lagunas, castillos… son atractivos para cualquier turista.

Ahora una nueva guía se sale de los circuitos más conocidos para ofrecer una nueva perspectiva. ‘Tras los pasos de Rocinante, el lugar de Don Quijote' (Editorial Círculo Rojo, 2023) es una guía de caminos. “Ha sido hecha expresamente para el lector cervantino actual, el del siglo XXI”, según explica su autor Luis Miguel Román (Alcázar de San Juan, 1961).

Su propuesta pasa por “recorrer los mismos caminos y parajes manchegos en los que seguro que estuvo Cervantes y que le sirvieron como escenario real para enmarcar las aventuras de ficción de don Quijote”.

La guía parte de Alcázar de San Juan, en la provincia de Ciudad Real porque “en los estudios que hice sobre el lugar de don Quijote coincide con las citas que nos dejó Cervantes y cumple con las variables geográficas que aparecen en el libro”.  

¿Por qué seguir los pasos de Rocinante y no los de don Quijote o los de Sancho?, le preguntamos. “El título tiene un sentido concreto”, dice el autor, que tiene que ver con la elección de un caballo “viejo y con taras. Cervantes llega a decir que tiene más cuartos que un real y eso significa tener una enfermedad en los cascos que se agrietan y el dolor invalida al animal”.

El cervantista cree que fue “un recurso ingenioso para que a Don Quijote le ocurrieran aventuras por alcance. Es el que caso del episodio con el caballero del verde gabán”. Se refiere a Don Diego de Miranda con quien don Quijote se encuentra en el capítulo XVI de la segunda parte de la obra. “La yegua del caballero alcanza a Rocinante y para mí es muy ingenioso cómo Cervantes aborda la velocidad en la novela”.

Por eso Luis Miguel Román utiliza para la guía el mismo “espacio-tiempo” que tardaría Rocinante en recorrer las rutas. “La referencia es la de un animal que anda la mitad que un caballo normal. Propongo al viajero que haga el recorrido despacio. A tempo lento y nada de vehículos, sino andando o en bicicleta. Cervantes estuvo entre 1605 y 1615 escribiendo el libro, así que no tengamos prisa”.

¿Qué encontraremos en la guía?

La obra está repleta de mapas y fotografías que guiarán al lector a lo largo de su travesía. “Hay un sentimiento de cualquier viajero cuando va por un lugar nuevo que es el de sentirse perdido. Trato de que eso no ocurra cuando llegue a una bifurcación de caminos. Siempre acompaño con un mapa, un detalle fotográfico y coordenadas”.

Y sí, es fácil perderse en la Mancha, confiesa el autor. “Hay caminos que fueron auténticas autopistas en otros tiempos, como el que va de Toledo a Murcia. Hoy la agricultura, la falta de conservación y otras circunstancias los han convertido en peores caminos que otros que fueron secundarios. Es todavía más complicado cuando se entra en Sierra Morena”.

Román propone un viaje introspectivo, incluso para leer o releer el libro durante el trayecto. “Me gusta decir que esta es una guía original porque ni el origen ni el trazado, casi todo son caminos, coincide con otras guías y mapas que se han venido publicando desde finales del siglo XVIII”.

Es la primera de tres guías que publicará Luis Miguel Román, socio fundador y primer presidente de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan. La siguiente podría estar lista el año que viene.

“Me centraré en los caminos de la Mancha natural”, aclara el autor, sin abordar en su propuesta los lugares que don Quijote, tras dejar atrás las lagunas de Ruidera o la cueva de Montesinos. “A partir de La aventura del rebuzno comienzan sus peripecias en Aragón y luego en Barcelona, además de la vuelta, pero ese tramo no lo voy a publicar porque vivo y conozco los caminos de la Mancha, pero no aquellos otros”.

Es la quinta obra de este “investigador independiente”, como él mismo se define, que otorga protagonismo al caballero de la triste figura y a su creador, Miguel de Cervantes. En 2010 publicó Mi vecino Alonso y después La venta cervantina de Sierra Morena (2012), Las aventuras de don Quijote en Sierra Morena (2017) y Alcázar de San Juan en las crónicas de viaje (2020).

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