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ENTREVISTA

El actor Jordi Sánchez: “Con los cadáveres acumulados no sé qué pueden negar los negacionistas”

El actor y dramaturgo Jordi Sánchez

Germán Aranda Millán

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Hace poco más de un mes, el actor, dramaturgo y escritor Jordi Sánchez estaba entubado con coronavirus en una UCI, con delirios que pensaba que eran ciertos y en los que sus seres allegados morían. Ahora ya se encuentra recuperado y promocionando su nuevo libro de relatos, Nadie es normal, en el que explica con humor y sensibilidad historias en las que es fácil verse reflejado, conversaciones en bares, pensamientos sobre el amor, conversaciones cazadas al vuelo o nacidas en su mente. Ya tiene ganas de volver al trabajo con la serie La que se avecina que le ha hecho famoso en toda España por su papel de Antonio Recio, un pescadero facha, desagradable y perdedor. Tras su experiencia como paciente de COVID-19, se muestra tan contundente como respetuoso en sus respuestas a los negacionistas. 

¿Cómo está? 

Bien, la verdad es que después de tantos días en coma inducido he tenido una recuperación rápida y no me ha quedado ninguna secuela, por suerte. 

¿Haber pasado por la enfermedad le hace vivir la presentación del libro con más intensidad? 

No, el libro lo he vivido exactamente igual. Lo único que me hace es tener más conciencia de que necesito tiempo para mí, fines de semanas, vacaciones. Que no pasa nada por hacer tres pelis en vez de cuatro. Y al haber pasado por esta mierda de enfermedad, pues le doy un par de vueltas más. Pero bueno, soy un poco hiperactivo y ya tengo ganas de volver a trabajar, que también me aburro. 

En el libro cuenta cosas basadas en hechos reales, algunas desternillantes como la gente que te para por la calle pensando que eres Antonio Recio, tu personaje en 'La que se avecina'. 

Sí, parto de cosas que me importan, que me interesan, y algunas son pura ficción y otras se basan en la realidad. En ese cuento las anécdotas son reales, conocí a un taxista muy joven que se obsesionó en llevarme de putillas. Y yo le decía, que no, que te equivocas, que no soy Antonio Recio. Son cosas que pasan con la fama, como que en la playa un abogado te dé su tarjeta por si un día te hace falta u otro chico te diga que ahí tienes su casa y piensas: si voy de verdad te hundo la tarde. Pero la mayoría de gente es muy agradable, encantadora. 

Hay quien, como Miguel Bosé, usa esa fama para difundir un mensaje negacionista en relación a la pandemia. ¿Qué te parecen actitudes así después de salir de la UCI? 

A estas alturas de la película, negar el poder de las vacunas cuando nos han sacado de enfermedades tan graves como la polio o la gripe me parece un error, nadie con conocimiento de causa lo hace. Me quedan aún unos meses y cuando me llegue, me pondré la que me toque. Y sobre la pandemia no quedó muy claro si pensaba que no era grave porque moría mucha gente de otras cosas... Yo, que soy enfermero [se diplomó en enfermería antes de dedicarse a la interpretación] y tengo muchos amigos en los hospitales, lo que te dicen es que lo han pasado fatal y que nunca habían visto los hospitales como estaban. 

No parece tan enfadado como él.

Bueno, es que yo a Miguel Bosé no lo conozco. No comparto lo que dice y ya está, tampoco me voy a ensañar. Cuando ves los cadáveres acumulados en el Palacio de Hielo, pues no sé qué puedes negar como negacionista. Pero no me voy a poner a ensañarme. Hoy en día es muy fácil insultar y enfadarse y se te tiran al cuello en las redes porque lo que dices no puede gustar a todo el mundo, por eso yo no las uso mucho y tampoco hago muchas entrevistas en profundidad. No me interesa hablar una hora y media de mis intimidades, mi vida es privada. Hago promociones como ahora que presento libro y ya está. 

¿Quién crees que se ha equivocado en que se haya creado alarmismo con las vacunas? ¿Los medios, los políticos? 

No tengo ni idea. Yo simplemente me pondría la vacuna que me tocara. Es mucho peor coger el virus, que también produce trombos, que una vacuna con un riesgo muchísimo menor, pero muchísimo. No quiero opinar mucho porque no es un tema del que domine, pero a veces parece que hay que hacer hablar a cuatro médicos y a un actor porque es mediático. 

Los Antonio Recio, homófobos, racistas... han encontrado su plataforma política en Vox. 

Los Antonio Recio existen, si no el personaje no funcionaría. Siempre hay quien me dice 'mi tío es igual', 'mi vecino es igual'... Es gente real. Están todos los defectos ahí concentrados en una sola persona, aunque luego tiene esa cosa infantil de que todo le sale mal y te despierta una cierta ternura como de niño malo. En cuanto a la ultraderecha, sí, se ha envalentonado y ha tirado millas, pero ha pasado en todos los países. Antes, en España, estaba toda la derecha concentrada en un partido. 

Ayuso, en ese sentido, tiene un discurso cercano a veces, pero se ha metido en el bolsillo a los hosteleros. ¿Qué le parece esa gestión? 

Yo que vivo a caballo entre Barcelona y Madrid, he visto dos ciudades opuestas en ese sentido. Yo entiendo el rebote de los hosteleros en Barcelona, pero la política de Madrid es una política opuesta a la que se ha seguido en toda Europa. Me parece un poco arriesgado. 

Usted explicó que cuando salió de la UCI que había vivido una mezcla de sueños con alucinaciones. ¿Cómo fue exactamente? 

Hay una cosa que está descrita médicamente que es el delirio de UCI. Yo lo recuerdo como sueños muy claros pero te los crees, no es aquello de que cuando te despiertas te das cuenta. Es mucho más real. Yo creí que había muerto mi hijo y también más gente. Era horrible. Estás dormido pero tu cabeza funciona. Y hasta tres días después no pude preguntarlo y confirmar que no era así. Yo estaba leyendo una serie de ciencia ficción que me habían prestado para que me mirara y soñaba que me tenían encerrado en unas piscinas... Nada interesante. Se me mezclaba el sueño, con la serie, con la realidad. Y para mis familiares aún era más duro, porque no sabían si me iba a despertar, ni cuándo, ni cómo. Al principio no podía andar ni escribir, por suerte al cabo de tres o cuatro días ya sí que me recuperé. 

Son ya muchos años como Antonio Recio en La que se avecina y fueron otros tantos en Plats bruts en Catalunya. Personajes muy icónicos. 

Sí, de hecho me llamaron de La que se avecina porque me habían visto en Plats Bruts. Son ya 14 años, con lo cual hay gente de 24 que me ve desde que tenía 10 años, es toda una generación. Por eso te hablan en la calle como si te conocieras, pero claro tú no les conoces a ellos. Yo siempre digo que que solo me parezco a Recio en la calva. 

De dirigir la obra de teatro de Krámpack, que fue un éxito, a La que se avecina pasando por Plats bruts como actor, por otras obras que has dirigido, libros de relatos… ¿Has tenido la fortuna de participar solo en proyectos que te motivaban?

No, alguna mierda he hecho, aunque con todos los proyectos que has mencionado me siento muy a gusto. Cuando no tienes nada, hay que hacer cualquier cosa. He recibido algunos guiones en los que he dicho… ¿cómo se pilla esto? Pero bueno, tengo facilidad para verle a todo el lado bueno e intento llevarlo a mi terreno. En teatro, si no te gusta algo, es más complicado, porque tienes que defenderlo todas las noches. Con Recio, por ejemplo, me sigo divirtiendo. 

En el caso de Krámpack, han pasado 27 años y se ha reestrenado recientemente y de alguna forma toca un tema que está más vigente que nunca. ¿La sigues sintiendo tuya tantos años después? 

Sí, la verdad es que me gustó cómo quedó entonces y así como con otras obras pienso que no han envejecido bien, con Krámpack no me ha pasado para nada. Habla de un tío que no sabe si quieres ser novio de su amigo o de su novia y tal vez se hable más ahora de esas cuestiones de orientación sexual. Pero los temas de sentimientos y de pasiones han funcionado toda la vida. 

Para alguien que trabaja en la comedia, ¿cómo se vive esta fase actual en la que hay un debate intenso sobre con qué se puede y con qué no se puede hacer humor?

Creo que se puede hacer broma de todo, que drama más tiempo es igual a comedia. Sin ofender a nadie no se puede hacer humor. La diferencia es que antes el que se ofendía tenía que hacer el esfuerzo de enviar una carta a las cadenas, esperar que te respondieran… Ahora mismo no hace falta, te ponen a parir en dos minutos. Nosotros con Plats Bruts ya recibíamos cartas, no sé, del colectivo de calvos… Pero ahora hay que ir con más cuidado. De todos modos, a mí no me interesa la risa por la risa, me gusta hablar de gente llana y hacer comedia dramática, tomarme con humor las cosas que me importan y me interesan.

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