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Los empleados del Mobile World Congress que se han quedado sin trabajo: “Era mi sustento de este mes”

Los operarios ya han empezado a desmontar el recinto que tenía que albergar el Mobile

Pol Pareja / Maria Sabaté

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Álvaro, Paula, Tania, Jordi… son algunos de los nombres de quienes, a última hora de este miércoles se quedaron sin un trabajo esporádico con el que pretendían ganar una suma de dinero gracias a largas jornadas durante una semana. Como cada año, el Mobile World Congress (MWC) iba a suponer un alivio temporal para el bolsillo de algunos trabajadores en el paro o de estudiantes que quieren dinero para su día a día. De repente, se han quedado sin el trabajo que les habían asignado, sin su remuneración correspondiente ni indemnización alguna.

“Llevaba días esperando el correo electrónico que indicaba cuántos días me tocaba trabajar”, señala Jordi Figueras, un parado de 38 años que lleva tiempo sin un empleo estable. Pretendía trabajar en el MWC entre 7 y 14 días coordinando un 'network garden' con el que iba a ganar 160 euros brutos diarios. “Este dinero era el sustento de este mes, tengo cero ingresos previstos”, señalaba el jueves desde el domicilio de sus padres, al que se ha mudado temporalmente hasta resolver su situación. “Me han dejado tirado como un calcetín”.

Según las previsiones de los organizadores, el MWC de 2020 iba a generar 14.100 puestos de trabajo. No todos estos empleos, temporales en su inmensa mayoría, eran dentro de la feria, muchos de ellos son trabajos en los aledaños del congreso o en otros negocios que necesitan refuerzos, como hoteles, agencias de chóferes y restaurantes.

Es el caso de Paula Ponce, una estudiante de publicidad de 20 años. Ponce tenía previsto trabajar de azafata en el hotel Renaissance Fira, que queda a pocos metros del recinto ferial situado en L’Hospitalet de Llobregat. La empresa china Huawei reserva prácticamente todas las habitaciones del hotel para sus trabajadores y también lo utiliza para celebrar reuniones privadas con clientes.

“Mi trabajo era estar de florero durante 12 horas al día a 12 euros limpios la hora”, explica Ponce en conversación telefónica. “En marzo me voy de Erasmus a Berlín y pretendía ahorrar ese dinero para cuando me vaya”, añade. La joven tenía previsto trabajar durante cinco días, más uno de formación que también iba a cobrar.

A medida que se acercaba la fecha del congreso y algunas empresas cancelaban su asistencia, las empresas intermediarias iban avisando a sus trabajadores de que tal vez no tendrían el puesto que les habían asignado. En el caso de Ponce, sin embargo, nadie le advirtió de nada, ya que el cliente era Huawei, una de las compañías que se había posicionado a favor de mantener la edición de este año. La empresa que la contrataba, además, le avanzaba en un principio 100 euros para asegurarse su presencia durante los días del congreso.

Ayer por la noche recibió un correo en el que le decían que una “inesperada y dramática fuerza mayor” les impedía “llevar a efecto el servicio acordado entre nosotros”. Finalmente no cobrará nada, ni siquiera los 100 euros que la empresa se había comprometido a adelantarle.

En la otra cara de la moneda están empresarios como Joaquín Ausejo, director del hotel Alma. Tenía las 72 habitaciones de su hotel reservadas para congresistas del MWC. Las reservas las hizo la empresa intermediaria de GSMA, la patronal organizadora del congreso, que se encarga de reservar miles de habitaciones con un año de antelación para luego ofrecerlas a los asistentes al evento.

Ausejo explica que esta agencia suele adelantar entre el 20 y el 40% del importe de las reservas, pero que la cantidad relevante es la que se paga cuando llega el congreso. Él espera poder percibir la totalidad de las reservas, que a día de hoy siguen sin liberarse porque ya tenía un contrato firmado. “La empresa que nos hizo las reservas es solvente y tenemos confianza”, señala. Anticipa, sin embargo, una batalla legal porque los organizadores del MWC ya han insistido en que la cancelación se debe a una “fuerza mayor” que, si se demostrara, les eximiría de cualquier responsabilidad.

El grueso de quienes se quedarán sin trabajar en el MWC, sin embargo, son jóvenes o parados con empleos precarios o a tiempo parcial. Algunos como Álvaro Lorenzo, de 28 años y trabajador en el sector de la hostelería, reconoce que la cancelación no le supone un gran problema ya que lo que iba a percibir “no le arregla la vida”. Lorenzo tenía previsto trabajar en un stand de comida dentro de la feria a 9,6 euros brutos la hora.

Otros, en cambio, contaban con esos ingresos y ahora tendrán que buscarse la vida. Es el caso de Tania, que trabaja esporádicamente en una empresa que presta servicios de limpieza a Fira de Barcelona. Desde hace tres años, durante los días previos y posteriores al MWC la llaman para trabajar a 9 euros la hora.

“El MWC es la feria que me ofrece más horas y, por lo tanto, más dinero”, explica esta limpiadora, que prefiere que no se publique su apellido. “Ahora, a finales de mes tendré unos 200 euros menos que para mí eran fundamentales”.

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