Unidad de la gente para derrotar a las elites

Vivimos momentos excepcionales. Las movilizaciones sociales desde la eclosión del 15M, sin perder fuerza, han ido dando paso a proyectos para la recuperación de unas instituciones que han sido secuestradas y que ya no son capaces de dar voz ni de representar a la mayor parte de la ciudadanía. En este contexto, han irrumpido nuevas formaciones políticas como Podemos, cuya toma de decisiones se realiza, en gran parte, mediante la participación colectiva telemática.

Esta semana se ha convocado la Asamblea Ciudadana de Podem Catalunya y ya están en marcha las votaciones para decidir si nos sumamos a la candidatura Catalunya Sí que es pot. Una confluencia que sigue la estela y los objetivos de las que han logrado conquistar los ayuntamientos de Madrid, Barcelona, A Coruña, Valencia, Compostela… Un proyecto similar pero con sus propias singularidades: se trata de un proceso - en construcción - hacia unas elecciones catalanas que tienen muy poco de común. Quien puede convocarlas, busca plantearlas desde una premisa irreal de una consulta plebiscitaria sobre la independencia de Catalunya, a la par que intenta ocultar debates esenciales sobre cuestiones sociales y económicas que la ciudadanía catalana reclama.

Los procesos de confluencia siempre son complejos, exigen de una gran habilidad para poder encajar distintos actores, así como de grandes dosis de generosidad por parte de todos los agentes. Los tiempos institucionales - marcados por un Govern asediado por casos de corrupción - se han impuesto a las necesidades políticas y sociales y de las clases populares catalanas. Por lo mismo, el proceso de confluencia ha tenido que trabajarse a contrarreloj, sin todo el cuidado que requieren las grandes empresas. Prima, no obstante, la voluntad de continuar tejiendo entre los principales actores - ICV, EUA, movimientos sociales y vecinales, esperemos que Procés Constituyent también, y Podem-. Y se mantiene abierto, siempre, a las sinergias y la contribución de todos los agentes de la sociedad civil organizada, así como de la ciudadanía que quieran sumar por el cambio. En la 'Catalunya sí que es pot' prevalece la unidad de todos aquellos agentes que están por el cambio en Catalunya y el situar a las personas, de nuevo, en el centro de la política. Por tanto, sigue en pie hasta el 27S y también tras esa fecha, el reto de desplegar contrapoderes reales y efectivos en el conjunto del cuerpo social, desde asambleas territoriales que garanticen la participación y el empoderamiento de la ciudadanía, hasta la incorporación de nuevos sectores en lucha y movilizados contra la crisis.

27S: Lo que quieren que sea - y lo que podría ser

Las elecciones del 27S se van a disputar entre dos bloques opuestos. De un lado, encontramos el bloque soberanista vestido con las tan “independientes” Murial Casals y Carme Forcadell y con Raül Romeva como testaferro de Artur Mas, alias 'El Escondido'. Una propuesta que encumbra la operación de refundación del partido, Convergencia Democràtica de Catalunya, que bajo una supuesta transversalidad pretende seguir aplicando las políticas austericidas de recortes y privatizaciones de los servicios públicos.

La derecha catalana se reorganiza y rearticula. Ha buscado nuevas fórmulas y el ‘Junts pel Sí’ es una operación de lifting para invisibilizar unas siglas manchadas de corrupción, que ha conseguido reagrupar y agregar a distintos actores para supeditarlos al servicio de Mas. Sin duda, Barcelona en Comú ha puesto en alerta a los grandes poderes fácticos. Se ha demostrado que la unidad de la gente puede derrotar a quienes recortan y están al servicio de una minoría privilegiada. Es por esta razón que Artur Mas señaló, el pasado mes de junio, al adversario político que tiene enfrente: “los del sí se puede”.

Esta operación estética del partido con las sedes embargadas ha logrado subsumir a la supuesta izquierda independentista de ERC y a dos asociaciones culturales bajo su propia lógica. Una lista para el President que tiene una finalidad muy específica: detener los procesos de empoderamiento colectivo que se están llevando a cabo en los países más golpeados por la crisis y por los programas de ajuste. A nadie se le escapa que tanto Artur Mas como Mariano Rajoy han sido la puerta de entrada de Angela Merkel y de la Troïka en el sur de Europa. Un sur que empieza a levantarse frente a las imposiciones del gran capital financiero y en el que estamos viviendo una ola de movilizaciones y una posibilidad de ganar las instituciones que no tienen parangón en nuestra historia reciente.

Ante este desafío, encontramos, en el otro lado, el bloque de la soberanía real y de la recuperación de la dignidad de todos aquellos catalanes y catalanas maltratadas y desposeídas por quienes se han enriquecido con la crisis económica. Una amplia alianza social y política por el cambio en Catalunya que apela a esta mayoría social para discutirlo y decidirlo todo. Una Catalunya SI que Es Pot que fundamentada en un Plan de Rescate Ciudadano, la regeneración democrática y el derecho a decidir, maximice las oportunidades para ser un proyecto ganador, un proyecto de cambio, que retorne el Parlament y el Govern de Catalunya a la ciudadanía.

Una candidatura encabezada por Lluis Rabell, incansable luchador y activista que ha dedicado esfuerzos por mejorar los barrios de Barcelona y las condiciones de vida de quienes los habitan. Rabell es el reflejo de esta irrupción de las clases populares en las instituciones, de todas aquellas personas que han luchado y se han movilizado contra las agresiones de la gran banca y de responsables políticos que se han puesto a su servicio. La dignidad y la ciudadanía consciente se abren paso en el mapa político catalán con el objeto de conquistar el Govern de la Generalitat.

Articulo firmado por Sonia Ruiz, politóloga, investigadora en Oxford Brookes y secretaria de formación de Podem Catalunya; Marc Llaó, historiador, secretario de organización de Podem Catalunya y Alejandro Pérez, politólogo, miembro del consejo ciudadano de Podem Catalunya.