Pere Ríos: “Me cuesta creer que haya un 'legado Pujol'; probablemente sea un autolegado”
Si algún libro que aparece en el momento oportuno, Banca Catalana: caso abierto, subtitulado Lo que nunca se explicó del escándalo que enriqueció a Jordi Pujol, es el ejemplo perfecto. Se presenta en plena efervescencia de la Comisión parlamentaria que investiga la confesión del ex-presidente de la Generalitat de que tuvo dinero escondido en el extranjero durante 34 años. El libro no resuelve la duda sobre el origen de ese dinero pero aporta muchas informaciones y novedades sobre la fortuna atesorada por el ex-presidente y su familia con el banco que quebró en los inicios de los años ochenta. Acierto periodístico de Pere Ríos, desde 1996 en El País, y acierto editorial de Península (Planeta). Y la Comisión de Investigación del caso Pujol acertará si convoca al periodista para que presente “Banca Catalana, caso abierto” en el Parlament.
Son dos libros en uno. Las primeras 100 páginas son para economistas y las 150 siguientes tienen un tono más literario, con entrevistas intercaladas incluso.
Los informes del Banco de España en los que se sustenta el escrito de la Fiscalía son muy contundentes y claros. Hay que entender los conceptos. El compañero Andreu Missé (director de Alternativas Económicas) me ha asesorado y he intentado explicarlo de forma comprensible.
Se entienda o no de economía, una conclusión está clara: Jordi Pujol hizo mucho dinero de diversas maneras con Banca Catalana.
No me lo invento. El libro está hecho a partir de la lectura del sumario del caso Banca Catalana. Un sumario que, por cierto, los diputados del Parlamento no pueden consultar por el secreto de las actuaciones hasta que pasen cuarenta o cincuenta años. La comisión de investigación lo pidió por vía oficial y les contestaron que aún no se pueden consultar estos archivos judiciales.
No se pueden consultar pero tú tienes el sumario.
Es la base del libro. Los informes del Banco de España, elaborados con la contabilidad de Banca Catalana, cuando fue intervenida, sirven de base para el escrito de la Fiscalía. Nadie cuestionó nunca estos informes. Los jueces no los cuestionaron, pero consideraron que no veían delitos sino irregularidades contables.
Leyendo esta primera parte del libro queda clarísimo que Jordi Pujol hizo mucho dinero por diferentes vías en Banca Catalana. En cambio, en la segunda parte del libro aparecen personas como Francesc Cabana o Joan Piqué Vidal que dicen que no es verdad.
Probablemente porque cuentan con que los papeles que desvelan que no dicen la verdad son inaccesibles. Me ha llegado la información de que el consejero de Justicia ha ordenado la apertura de una investigación para saber quién me ha filtrado el sumario. Con un argumento tan estúpido como que he tenido acceso al sumario original. Pero todas las partes implicadas tienen acceso a un sumario.
Son muchos miles de papeles y no todo el mundo tiene espacio en casa para guardarlos. El fiscal José María Mena explica en el prólogo del libro que él destruyó muchos papeles. No son precisamente los fiscales quienes guardan el sumario.
¿Te has encontrado muchas sorpresas al hacer el libro?
He descubierto que la tesis que construyó el pujolismo durante tantos años no es verdad. Si lees los libros de memorias de Jordi Pujol, él dice que no se enriqueció con Banca Catalana, que nunca le importó el dinero. Pero cuando empiezas a leer todas las operaciones que le beneficiaron a él y a su familia ves que es totalmente lo contrario. Esto ayuda a entender, tal vez, la confesión. Un hombre que pasaba por austero, que no tenía ninguna afición por el dinero, que comía fricandós y huevos fritos, que no gustaba del buen pescado ni del buen vino, que nunca llevaba dinero encima, al que había que invitar a un cortado,... Resulta que, al final, nos ha engañado a todos y tiene una fortuna oculta.
En el libro digo que me recuerda a Enric Marco, el personaje de “El impostor”, el libro de Javier Cercas, que dijo que estuvo muchos años en los campos de exterminio nazis y era mentira.
La verdad es que Jordi Pujol a pesar de tener todo ese dinero no lo ha utilizado. Ha sido realmente austero.
Lo tenía escondido bajo una baldosa o encuentas suizas. En eso no entro. Relato documentos del sumario que nadie cuestionó nunca, elaborados por unos inspectores que, como dice el fiscal Mena, eran gente de orden, que venían a Barcelona con el “ABC” bajo el brazo.
A pesar de todas las críticas e, incluso, amenazas, que sufrieron entonces los fiscales que elaboraron la querella -José María Mena y Carlos Jiménez Villarejo- ahora muchos reconocen su labor y honestidad.
Les acusaban de no saber economía. O a los jueces, que tampoco sabían de economía y exculparon a Jordi Pujol. Es la tercera pata del libro, el último capítulo, donde aparecen jueces que relatan que miraron el techo en vez de mirar el sumario. Con independencia de que después procesaran o exculparan a Jordi Pujol. La obligación de los jueces es mirarse los papeles. Y muchos tenían la actitud pre-determinada de no hacerlo.
Es muy interesante el relato que hace Margarita Robles, que votó a favor de la imputación, explicando que compañeros suyos le reconocían que no se mirarían el sumario.
Hay un juez que habla desde el anonimato, con un nombre falso: Antoni. Está a sueldo de la Generalitat todavía.
Algunas entrevistas deben haber sido difíciles
La de Joan Piqué Vidal fue dura. Y lo cuento en el libro. Parecía que yo hiciera de fiscal más que de periodista. Me sentí extraño. Me intentaba engañar, engatusar. Cuando no sabía cómo salir de un apuro, me decía que no se acordaba.
La conversación con Francesc Cabana también es reveladora, cuando dice que hace veinte años que no va a casa de Jordi Pujol. “A Jordi no le debo nada”, dijo con contundencia.
También tiene blancos en su memoria. Mencionas una operación de su mujer en Banca Catalana y Cabana dice que no sabe nada.
Después, en la Comisión de Investigación, explicó que había mirado el sumario y lo había encontrado. “Mi mujer compró unas acciones pero se las vendió”, dijo. Esta operación define el sistema de actuación que utilizaban. En enero de 1982, Jordi Pujol, Maria Pujol y su madre venden 9.000 acciones a una sociedad que se dice Hoe SA, por 25 millones de pesetas, que era el precio oficial, aunque Banca Catalana ya estaba de capa caída. ¿Cuál es el problema? Hoe SA es una de las 27 sociedades instrumentales utilizadas para desviar fondos a la Caja B. Hoe SA compra estas acciones a los Pujol a través de un crédito que le da Banca Catalana, un crédito que no podrá devolver nunca porque tiene unas pérdidas de cientos de millones de pesetas.
Es perverso. Crean una Caja B y sociedades instrumentales. Les dan préstamos que no podrán devolver nunca pero que sirven para venderles acciones. Y con la venta de estas acciones, los Pujol pagaron el impuesto de sucesiones a la muerte de su padre. Les salió gratis.
En el libro te sorprendes de que Banca Catalana haga constar en sus documentos que ese dinero se dedicó a pagar un impuesto de sucesiones.
Lo más sorprendente es que Banca Catalana certifica esta operación en septiembre de 1986. ¿En qué cabeza cabe que si eres cliente de un banco, al cabo de cuatro años de tener un depósito y cancelarlo se haga un documento que dice que ese dinero se dedicó a pagar un impuesto de sucesiones. ¿Qué le importa al banco a qué se dedicó el dinero?
¿Y por qué lo hace constar?
No lo sé. Quizás necesitan encubrir una operación o a una persona. Pensemo que estamos en 1986, cuatro años después de la operación.
Son muchos millones para pagar un impuesto de sucesiones. Eso significa que la herencia fue considerable.
Son 22 millones de pesetas. Hago un cálculo en el libro. Un fiscalista calcula que la totalidad de la herencia de Florenci Pujol son 107 millones de pesetas. Para la mujer de Florenci Pujol y sus hijos, Jordi y Maria.
Aquí está el núcleo de la cuestión: la herencia de Florenci Pujol y el famoso legado en el extranjero. ¿Has sacado algo en claro del origen del dinero del legado que confesó Jordi Pujol?
Es evidente que Jordi Pujol hizo dinero, mucho dinero con Banca Catalana, y que relacionarlo con el origen de su fortuna no es una hipótesis descabellada. Entre 1974 y 1980 cobró 84 millones de pesetas en dividendos ilícitos. Es mucho dinero. En la página 77 del libro hago un cálculo de cuántos euros serían ahora, con la desviación del IPC, y me salen 4 millones.
Queda claro que la familia Pujol tenía mucho dinero.
Hay más operaciones. Hay depósitos a plazo en condiciones muy ventajosas, créditos cruzados a las empresas, créditos ficticios. La tesis del libro es que Jordi Pujol no se arruinó con Banca Catalana. Al contrario, ganó mucho dinero, a diferencia de miles de ahorradores que en noviembre de 1982 vieron reducido el valor de sus acciones a una milésima parte.
Francesc Cabana, el cuñado de Jordi Pujol, cuando se trata esta cuestión siempre saca a colación el nombre de Josep Andreu Abelló, que se quejó mucho de que se había arruinado con Banca Catalana mientras los Pujol obtenían grandes beneficios. Cabana dice que Andreu Abelló miente.
Porque era socialista. Cabana dice que Andreu Abelló se enriqueció y que él, en cambio, dedicaba su dinero a comprar acciones de Banca Catalana. Reconoce que Jordi Pujol se desprendió de las acciones antes de la crisis, pero insiste en que no se enriqueció.
Luego está el tema de la donación ficticia de Jordi Pujol a la Fundación Catalana. Aún está por aclarar. Intento aportar algo de luz. La tesis de los periodistas Félix Martínez y Jordi Oliveres en su libro sobre Jordi Pujol de que vendió las acciones puede ser correcta. En mayo de 1982, Jordi Pujol hace una donación de 90.000 acciones a la Fundación Catalana. Eran acciones de serie A, que valían 5.000 pesetas, y de serie B, que valían 1.000. Las acciones de la serie A son sindicadas. Para deshacerse de ellas había que ofrecerlas primero al resto de poseedores de acciones de la serie A.
Francesc Cabana dijo en su comparecencia en la Comisión que llevaba la escritura donde constaba esta donación y que la operación se inscribió en la Generalitat y en el Ministerio de Justicia. Pero la escritura tiene una cláusula suspensiva que dice que para que la donación sea real se debe ofrecer las acciones al resto de accionistas de la serie A. Esta oferta no se hizo nunca. Por tanto, la donación no tuvo efectos legales. No se produjo nunca.
¿Y Francesc Cabana qué dice cuando se lo planteas?
Que fue un error. No fue un error. Si la operación está supeditada a esta condición y no se cumple, la donación no se produjo nunca. ¿Qué pienso que pasó? Que Pujol conservó la titularidad de las acciones. Cabana dice que, después de unos años, Pedro Toledo, presidente del Banco de Vizcaya, que se quedó Banca Catalana, ofreció la posibilidad de revalorizar las acciones de la serie A y que triplicaron su valor.
Lo que pienso es que Pujol conservó las acciones y que cuando se reflotaron, lo que no valía nada volvió a valer una millonada. Esto explicaría que, en el año 1986, Banca Catalana diga que no les consta en sus archivos esta donación.
Probablemente no aclararemos las dudas sobre el famoso legado hasta que Jordi Pujol Ferrusola no comparezca en el juzgado el día 26. O quizás tampoco.
Han construido una tesis tramposa. Cabana no se ha creído nunca que existiera este legado. A mí me cuesta creer que haya un legado. Los diputados de la Comisión de Investigación del Parlamento piden que se levante el secreto bancario, que es la vía para aclararlo. Es lo que ha hecho Xavier Trias cuando le acusaron de tener dinero en el extranjero. Así sabríamos dónde están las cuentas, de donde han venido el dinero, quién lo ha puesto, cuando, por qué cantidad, bajo qué concepto, ...
¿Hay alguien que nos pueda explicar esto algún día?
Sí. Quién lo sabe todo es Joan Anton Sánchez Carreté. No tengo ninguna duda.
En la Comisión de Investigación ya se vio que no tenía demasiadas ganas de explicar nada. ¿Y el propio Jordi Pujol?
Es que no sé porque confesó. Me lo preguntan en las entrevistas. ¡A saber! ¿La relación turbia con Marta Ferrusola? ¿El complejo de mal padre? Que si tenía sus hijos abandonados, que si no se ha ocupado nunca de ellos, que si Marta le ha obligado,…
Lo que importa es que lo hace. Y a partir de aquí destruye el mito o el personaje que había creado.
Nos han engañado durante muchos años.
Sí. En el libro intento explicar el engaño de que la querella de Banca Catalana era contra Cataluña. Pujol, desde el balcón del Palacio de la Generalidad, acusa al Gobierno de hacer una jugada indigna. Y resulta que lo primero que hizo Felipe González es poner a Javier Moscoso de Fiscal General del Estado que veta el recurso contra la exculpación de Jordi Pujol. Moscoso sustituyó a Luis Antonio Burón Barba, que dimitió porque no soportó las presiones que recibía en este tema.
Para la historia, sin embargo, quedará que fueron los socialistas los que promovieron la querella. Marta Ferrusola y Francesc Cabana están convencidos.
Felipe González dice que no cree que Jordi Pujol sea corrupto. Intenté hablar con él mientras hacía el libro pero no ha querido. Primero me dijeron que se lo estaba pensando y después de que “no era el momento”.
¿Hay más gente que no se haya dejado entrevistar?
Narcís Serra, a quien Jordi Pujol señala como instigador de la querella. El propio Jordi Pujol. Desde que hizo la confesión no ha dado ninguna entrevista. En cambio, me ha sorprendido que Joan Piqué Vidal, abogado de Jordi Pujol, aceptara hablar conmigo. Piqué Vidal es una pieza básica. Uno de los cinco jueces que habla en el libro me explicó, guardando el anonimato, que Piqué Vidal se presentó en su despacho ofreciéndole un piso a buen precio, con los planos y todo. Esto es espantoso, ¿no?
El testimonio de Fernando Ledesma, ministro de Justicia de la época, es suficientemente elocuente y contundente. Explica que la querella incomodaba el Gobierno y que él no la vio con buenos ojos.
Habrá mucha gente a la que no gustará “Banca Catalana, caso abierto”
Espero. No escribo artículos y libros para gustar. Lo hago para desvelar hechos. Pero esto no es el Código da Vinci. Es la lectura del sumario y entrevistas a personas de la época.
Mirando atrás, ¿por qué ha tardado treinta años en aparecer un libro así? ¿Por la famosa omertà?
La omertà se insinúa en el libro. El diario “El País” se quedó bastante solo en todo esto. Contrapongo las editoriales de “El País” y “La Vanguardia” el día de la exculpación. Pujol utilizó los medios de comunicación como arma de combate. Los medios públicos le dieron mucho apoyo. El mismo día de la exculpación se dirigió al pueblo de Cataluña con un mensaje institucional y dijo que “Cataluña respira tranquila”. Es la idea de la patrimonialización del poder. Mucho silencio en los medios, sí.
¿Está superada esta omertà?
Ha cambiado un poco pero no excesivamente. La situación política es diferente. Hay más pluralidad de medios de comunicación. Se respira de otra manera. El nuevo poder político tiene otra concepción. Han pasado más de treinta años. Las cosas han cambiado ligeramente. Tampoco creamos que podemos escribir lo que queramos, pero más por culpa del poder económico que por el político. La mayoría de los medios están en manos de los bancos.
En TV3 no hemos visto ningún debate serio sobre Banca Catalana y la confesión de Jordi Pujol.
Cada medio tiene su línea editorial. Es un tema que cuesta. A mí me hubiera costado vender el libro y publicarlo sin la confesión. Parecía que estaba todo dicho. Empecé a escribir el libro antes de la confesión. Tenía la sensación de que se había instalado en la sociedad un mensaje que no era real. Sobre todo cuando me hice con el sumario y me di cuenta de este engaño.
Jordi Pujol, su familia ¿nos darán más sorpresas?
Será difícil. Las sorpresas están en manos de Jordi Pujol. Sánchez Carreté, como asesor fiscal, sabe todos los secretos. Pero no parece que esté muy dispuesto a explicarlos. O sí. ¡Quién sabe!
¿Sabremos algún día el origen del dinero del famoso legado?
No lo sé. Lo que está claro, y lo intento explicar en el libro, es que Jordi Pujol hizo dinero, se enriqueció, en contra de lo que dice en sus Memorias, y relacionar este dinero de Banca Catalana con el origen de su fortuna me parece una hipótesis razonable, fundamentada y lógica.
¿Qué hizo con ese dinero? ¿Lo puso bajo las baldosas? ¿Lo invirtió? No se le conocen propiedades, inversiones... Al final resultará que fue un auto-legado
Probablemente. Él habla de un legado pero su propio cuñado no le cree. La tesis que dicen ellos es que el padre muere en septiembre de 1980 y el legado lo gestiona Delfí Mateu, uno de los 25 querellados de Banca Catalana. Mateu muere y a partir de 1989 lo gestiona Joaquim Pujol i Figa, primo de Jordi Pujol y secretario general de Presidencia de la Generalidad. En 1990 lo empieza a gestionar Jordi Pujol junior y en 1992 se hacen las particiones entre los siete hermanos y la madre.
Han construido este relato. Delfí Mateu está muerto. Joaquim Pujol i Figa está muerto. Es difícil que alguien salga a desmentirlo.
Vivir tantos años con el peso de saber que tienes este secreto escondido no debe de ser cómodo. Y menos siendo presidente de la Generalidad.
Alguna razón deben tener los psicólogos cuando dicen que el delincuente al final no puede con su conciencia y termina confesando. Jordi Pujol es un hombre de profundas convicciones cristianas.
¡Qué final!
Es el que él ha elegido.