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El polémico “encaje” político de Manuel Borja-Villel entre la Generalitat y el MNAC

Manuel Borja-Villel, en una imagen de archivo.

Peio H. Riaño

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El 21 de febrero la Generalitat de Catalunya creó un “programa temporal” para el “desarrollo y encaje” en el sistema museístico de arte del proyecto de ampliación e impulso del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), posiblemente la operación cultural más importante del Estado en los próximos seis años. Este martes, durante el patronato del MNAC se procederá al nombramiento de Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957) al frente del cargo, tal y como ha podido confirmar elDiario.es y como adelantó La Vanguardia.

En la reunión del patronato se concretarán las funciones y el tipo de relación que desarrollará el cargo político con la institución cultural. La consellera de Cultura, Natàlia Garriga (ERC), ha creado un contrato de alta dirección, adscrito a Cultura, para el exdirector del Museo Nacional Reina Sofía.

La propuesta del movimiento, tal y como ha podido saber este periódico, parte del secretario general de Garriga, Jordi Foz i Dalmau. Con este nombramiento sin concurso público, Borja-Villel cobrará 99.000 euros anuales durante los próximos tres años, y tendrá dos personas a su cargo (un técnico y un administrativo).

El Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC) del 23 de febrero indica que Cultura “necesita disponer de personal de alta dirección con conocimientos y experiencia adecuados” para “liderar” la operación del MNAC. Esta aseveración ha sido interpretada en el entorno del museo como un menosprecio a la dirección del museo, que desde 2011 desempeña Pepe Serra (Barcelona, 1969) y que el patronato del centro renovó el pasado junio por otros cinco años más.

Una dirección capacitada

A pesar de la declaración política publicada en el DOGC, el máximo organismo de gestión del MNAC valoró “muy positivamente” la tarea de Serra al frente de la institución. Y destacó “el posicionamiento social y cultural conseguido” por la labor de Serra, con “un incremento de visitantes muy importante, alcanzando los 900.000”. Otro punto que destacó el patronato fue el crecimiento de la colección, con numerosas adquisiciones y donaciones gracias a acuerdos estratégicos.

En la misma sesión del patronato también se acordó iniciar el proyecto de ampliación del museo al Palacio Reina Victoria Eugenia (situado en la parte inferior de Montjuïc), que en su primera fase entregará los planes de viabilidad y museografía durante 2022 y 2023. El concurso público de ejecución del proyecto se dará a conocer a finales de 2023 y la finalización de las obras está prevista para 2029. El nuevo pabellón del MNAC añadirá 14.000 metros cuadrados a los 12.000 metros cuadrados de exposición que tiene la sede principal.

El Palacio de Victoria Eugenia fue una de las primeras obras levantadas en la conquista de la montaña, realizado por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch (a base de hormigón armado y columnas de hierro), donde se celebró la exposición internacional de 1929. Un siglo después se quiere rendir homenaje a la fecha y a uno de los lugares en los que se inauguró la modernidad.

Viejas rencillas

La fiesta de la ampliación contará con un nuevo invitado, a pesar de la muy mejorable relación que hay entre Borja-Villel y el sobrino de Narcís Serra (Barcelona, 1943). La tensión en público se remonta a 2006 cuando Borja-Villel, entonces director del MACBA, mostró su “sorpresa” ante el nombramiento de Serra como director del Museo Picasso de Barcelona.

“Habitualmente en los museos que tienen una colección muy específica, el director suele ser alguien con experiencia y con un proyecto muy definido”, dijo Borja-Vilell sobre el recién nombrado. Criticó el nombramiento porque sabía que al concurso internacional “se habían presentado varias personas con una amplia experiencia”, aseguró entonces Borja-Villel a EFE.

Tal y como ha podido reconstruir este periódico, el director del MNAC conoció la creación de la nueva oficina y a su asesor especial de manera consumada. Y decidió reunirse con Borja-Villel a solas para mostrarle su desacuerdo con la creación de esta oficina. Después vino una reunión a tres, en la que junto a Serra y Borja-Villel la anfitriona fue la consellera Garriga.

En esta cita ya se expusieron las principales debilidades del nombramiento. La más llamativa de todas es la injerencia política en la legitimidad de la dirección del MNAC. “Las tres partes abandonaron la reunión con la sensación de que ninguna tenía lo que quería”, explican fuentes conocedoras del encuentro.

El nombramiento de la consellera Garriga no ha sentado bien al sector del arte catalán, precisamente por el “cuestionamiento de la credibilidad e independencia del sector de los museos en Catalunya”, tal y como explica uno de los directores a este periódico. Esta fuente, que prefiere el anonimato, explica que el cargo “no tiene poder ejecutivo reconocido”. Es decir, Borja-Villel podría proponer al secretario general de Garriga, Jordi Foz i Dalmau, cambios editoriales en el MNAC contrarios a los postulados de Pepe Serra. Pero Serra podría no atender estas recomendaciones de programa.

Se avecina tormenta

Entre los objetivos publicados por el DOGC para el nuevo cargo creado por la consellera de Cultura se indica que debe “repensar, en colaboración con el equipo directivo, el nuevo rol y el relato del Museo en la nueva era pospandemia” y situar así al MNAC “entre los museos de referencia de Europa y del mundo”.

Cultura tampoco se muestra muy satisfecha con la dirección del MNAC como “agente principal en la producción de exposiciones y actividades museísticas”, a pesar de que desde 2011 la institución ha organizado “más de 70 proyectos expositivos, ha renovado la presentación de las colecciones de arte moderno y del Renacimiento y el Barroco, ha trabajado en la formación de la colección de posguerra y segundas vanguardias y en un centenar de proyectos en colaboración con otros museos”, según acta del último patronato del MNAC.

Para liar más el lugar desde el que desempeñará sus funciones Manuel Borja-Villel, desde Cultura también se aclara que este asesor “podrá formular propuestas expositivas u otras actividades cuya realización permita prefigurar el nuevo Museo y evaluar el nuevo relato propuesto”. Es decir, el nuevo “líder” podrá intervenir en el trabajo del director del MNAC por prescripción política.

“Lo que puede suceder en los próximos tres años es una guerra que debilite la credibilidad de Serra, porque no queda claro si es un tutor de Serra o un segundo de Serra”, indican las fuentes consultadas. Desde el MNAC aclaran a este periódico que el patronato de este martes aclarará las responsabilidades además de hacer público el nombre de Borja-Villel, si no hay cambios de última hora.

La Asociación de Directoras y Directores de Arte Contemporáneo en España (ADACE), siempre activos a las injerencias políticas en el desempeño de sus funciones, asegura que “no existe nombramiento ni procedimiento indicado para tal nombramiento para el momento”, a pesar de la creación de la oficina publicada en el DOGC. “Es por esto que no vemos que sea necesario hacer ningún comentario al respecto”, añaden.

Sí quieren matizar los representantes de las directoras y directores de museos que “cualquier Administración tiene la potestad de contar con asesores o cargos políticos y técnicos para desarrollar sus planes estratégicos y, sin duda, las directoras y los directores de las diferentes instituciones públicas estamos acostumbrados a trabajar, dialogar y negociar con ellos, porque esa es una parte central de nuestro cometido”.

Este periódico también ha preguntado a ADACE si cree adecuada la manera en la que se ha creado el cargo y su incidencia en el Código de Buenas Prácticas pactado por el sector del arte. Aunque han preferido no contestar. Los profesionales de museos catalanes consultados por elDiario.es sí lamentan que un “sueldazo” como el creado para este asesor especial no haya sido convocado por concurso público, para cumplir de esta manera con el Código de Buenas Prácticas.

El propio Borja-Villel llegó en 2008 a la dirección del Museo Reina Sofía gracias a la aplicación de este código de transparencia. “Estoy a favor de las buenas prácticas”, dijo hace seis años, cuando reclamó al Museo del Prado que usara las Buenas Prácticas para encontrar al sustituto de Miguel Zugaza.

Las fuentes consultadas se sorprenden de que este cargo tenga el mismo salario que la directora del MACBA, Elvira Dyangani Ose, o que la alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona, Ada Colau. Pepe Serra, al frente del MNAC, ronda los 110.000 euros. Como director del Museo Reina Sofía, Borja-Villel tuvo un salario cercano a los 130.000 euros, según el Portal de Transparencia. Miguel Falomir, director del Museo del Prado, cobra 156.000 euros y la directora de la Biblioteca Nacional de España, Ana Santos, menos de 100.000 euros. El salario del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, no llega a 80.000 euros y el de María Pérez Sánchez-Lauhlé, subsecretaria del Ministerio de Cultura y Deporte, es de 116.000 euros.

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