Àngels Chacón, una candidata independentista que quiere hablar de gestión
En el momento en que fue expulsada del Govern se dijo, como la letra del himno, “ahora es la hora” y se lanzó a la carrera por conseguir representación para el PDeCAT en solitario. Àngels Chacón, nacida en Igualada en 1968, es desde hace tres semanas la candidata proclamada de su partido, que según las encuestas tiene un pie dentro del Parlament y otro fuera. A la que fuese consellera de Empresa hasta septiembre pasado le preocupan poco estas predicciones. “Aún hay mucha gente que nos sitúa dentro de la candidatura de Junts, pero tenemos tiempo para explicar nuestro proyecto”, afirma.
El tiempo es, sobre el papel, apenas tres meses, los que quedan para los comicios del próximo 14 de febrero. Hasta entonces Chacón quiere presentarse como una independentista que tiene un plan para los próximos años, lo que significa para una Catalunya que no será un país independiente. Eso no quiere decir, explican desde su partido, que el programa del PDeCAT deba basarse solo en la fría gestión. Al contrario, los herederos de la extinta Convergència hacen una apuesta clara por remarcar la parte ideológica, que en su caso es de corte liberal y situada en el centro-derecha.
Chacón opina que el independentismo, y en concreto Junts per Catalunya, “ha confundido unidad con uniformidad” y “ha querido ser tan transversal que ha acabado desdibujándose”. Por eso, ella asegura querer hablar de cosas concretas y no de grandes proyectos. “Al final tienes que decidir qué votas sobre aquel impuesto y sobre aquel otro”, explica, dando a entender que no tiene complejos en defender sus ideas. Sin ir más lejos, esta semana en el Congreso su partido presentó junto a Junts y el PNV una enmienda a la nueva ley educativa a favor de la escuela concertada, que acabó contando con el respaldo de todos los grupos de la derecha, incluyendo el PP, Vox y Ciudadanos.
La coincidencia con estos grupos no es un problema para el PDeCAT, cuya candidata defiende por encima de todo el pacto y la negociación. Su trayectoria personal, siempre cercana al mundo comercial tanto en la empresa como en la política, tiene mucho que ver con la negociación. Profesionalmente se ha dedicado al sector papelero, con fuerte implantación en su localidad, y en concreto en la exportación hacia mercados de Europa del Este y Oriente Medio. Desde 2008 y hasta su entrada en política fue gerente de la Unión Empresarial de la Anoia. Chacón se incorporó en 2011 al ayuntamiento de Igualada, en el que fue concejal y teniente de alcaldía, pero siempre conectada con el ámbito económico.
Pocos meses antes del referéndum del 1 de octubre, el conseller Jordi Baiget la fichó como directora general de Industria de la Generalitat y, tras el 155, Quim Torra la “ascendió” a consellera. Chacón acabaría siendo la única del equipo de Govern que mantuvo fidelidad al PDeCAT durante el divorcio entre las dos almas de Convergència, que se produce paulatinamente a lo largo de esta última legislatura y cristalizó a finales del verano pasado.
Carles Puigdemont rompió el carné de los 'demòcrates' el 31 de agosto, y al líder de Waterloo le siguieron todos los consellers que militaban en el PDeCAT. Todos menos Chacón, que prefirió seguir los pasos de Artur Mas y apostar por el proyecto que no reniega de la tradición de Convergència y huye del conflicto directo con el Estado. A partir de aquella decisión, la consellera solo duró un mes en su cargo, y acabó destituida el 3 de septiembre junto a otros dos conselleres que Torra tenía en su diana, como eran Miquel Buch (Interior) y Mariàngela Vilallonga (Cultura).
El PDeCAT consideró aquella destitución una “purga política”, pero fuentes internas del Govern señalaban que, si bien la ruptura en JxCat había tenido que ver, la gestión de Chacón tampoco era “la más brillante”. Desde el equipo más cercano a Torra aseguraban que tanto tanto en el departamentos de Cultura como en el de Empresa había faltado energía y determinación en los meses más duros de la pandemia. También apuntaban sus críticos al fiasco de la Nissan, que anunció su marcha de Catalunya –y de toda Europa– en mayo.
La exconsellera de Empresa, en cambio, defiende su gestión. “Estoy muy tranquila con el papel que tuvimos”, indica, “estuvimos en todo momento en contacto con la dirección de Nissan, tanto en Barcelona, como a nivel europeo e, incluso, yo misma viajé a Japón para tratar de encauzar la situación”. Pese a los esfuerzos que hicieron diversas instituciones, la planta automovilística acabó marchándose. “Dos no dialogan si uno no quiere”, resume Chacón en referencia a Nissan, y destaca que, en esta cuestión, la conselleria que ella dirigía y el Ministerio de Industria fueron “siempre a la par”.
Aunque no dio los resultados esperados, aquella experiencia de esfuerzos conjuntos entre la Generalitat y el Gobierno central sirve a Chacón para ejemplificar el tipo de relaciones que también puede tener Catalunya con Estado, mientras el referéndum pactado y reconocido internacionalmente al que el PDeCAT aspira no llega. Eso no es obstáculo para que los votos que consiga la candidatura que lidera la exconsellera sean contados como independentistas. “Pero que quede claro, nosotros no consideramos que pasar del 50% sea suficiente para hacer ninguna acción unilateral ni proclamar la independencia”, afirma porque, para Chacón, en estas elecciones no se vota sobre una independencia en un futuro lejano sino sobre la Catalunya que quedará en unos años recién salida de una pandemia.
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