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Ciudadanos, de ganar las elecciones catalanas a suspirar por una coalición con el PP en solo tres años

Inés Arrimadas, Albert Rivera, Lorena Roldán y otros miembros de Ciudadanos, en un acto ante el Parlament

Arturo Puente

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“Por primera vez en Catalunya ha ganado las elecciones un partido constitucionalista y ha sido Ciudadanos”, exclamó triunfalmente Inés Arrimadas la noche del 21 de diciembre de 2017, entre coros de “campeones, campeones” de sus seguidores. La jerezana había hecho historia al catapultar a su formación por delante de las dos candidaturas independentistas. La victoria, sin embargo, era amarga, pues Arrimadas sabía que no podría gobernar. Y aún más complicada iba a ser la gestión de aquel buen resultado durante la legislatura, tres largos años en los que el partido ha sido incapaz de consolidarse como alternativa única al separatismo y que le han llevado a temer una debacle electoral si no lo remedian.

Con todas las encuestas en contra y unas elecciones en Catalunya que podrían convocarse en cualquier momento, Ciudadanos ha apostado por empujar a favor de presentarse en una coalición amplia que una a todo el constitucionalismo. Según afirman desde la formación naranja, ellos querrían concurrir junto al PSC y el PP, pues esta sería la mejor fórmula para derrotar al independentismo. Pero los socialistas ya han cerrado la puerta y las opciones de convencerlos parecen nulas. Así que Ciudadanos presiona ahora al PP de Alejandro Fernández para que se avenga a repetir en Catalunya un tándem como el que ya probaron en las últimas elecciones vascas.

En este contexto se explica la caída de Lorena Roldán, quien hasta hace poco era considerada el futuro del partido en territorio catalán. Sin embargo, la hasta ahora líder de Ciutadans era un obstáculo para la coalición con el PP, que es el motivo que el partido ha aducido para cambiarla por su compañero de filas Carlos Carrizosa. Pero Roldán presentaba también problemas como candidata en solitario. La diputada no había sido capaz de ser tan conocida como Arrimadas, tenía un perfil menos atractivo y tampoco había podido ganar credibilidad como presidenciable alternativa.

La oposición de Ciudadanos siempre ha sido muy dura contra el independentismo y el Govern, pero en el último año se había desdibujado de forma irremediable, en cuanto los agitados asuntos del procés habían dejado de llenar titulares para dar paso a la gestión autonómica del día a día. En estas batallas el protagonismo lo ha sabido ganar Miquel Iceta, que en algunos momentos ha ejercido de jefe de la oposición suplente en ausencia del titular.

La salida de Arrimadas del Parlament para reforzar la campaña presidencial de Albert Rivera ya dio muestras de que Ciudadanos sacrificaba y dada por perdidas sus aspiraciones en Catalunya. Lorena Roldán llegó entonces para dirigir un grupo que se había hecho fuerte en un contexto de tensión pero que estaba cada vez más atrapado por la paulatina moderación –pese a los frecuentes sobresaltos– de la situación política catalana.

La nueva líder llegó a protagonizar tropiezos importantes, como la fallida moción de censura que planteó contra Torra en octubre pasado. Una maniobra pensada en clave electoral española, a un mes de las generales y para presionar al PSOE, pero que acabó destacando que no había alternativa al Ejecutivo independentista. La moción de censura acabó brindando a Torra uno de los pocos triunfos parlamentarios que ha podido apuntarse en toda la legislatura.

Primera fuerza con los pies de barro

Las encuestas indican que una parte importante del electorado catalán de Ciudadanos está siendo atraído por otras opciones. El último barómetro del CEO (el llamado CIS catalán) preveía un descenso de hasta 17 diputados para el partido naranja, un batacazo que lo dejaría casi con la mitad de su representación. La encuesta del Gesop de El Periódico todavía era más severa y dejaba a la formación de Arrimadas con entre 15 y 16 asientos. Todas los estudios demográficos apuntan a que Ciudadanos sufre fugas de voto en hasta tres direcciones, con el PSC, PP y Vox beneficiándose.

La fotografía de las encuestas al Parlament confirma lo que ya habían descrito otras elecciones en Catalunya, generales, locales y europeas: Ciudadanos no conseguía capitalizar el hecho de tener el grupo más numeroso del Parlament. La apuesta por hacer una coalición con Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona acabó en desastre, con el grupo municipal partido, y ni siquiera colocar a Arrimadas como cabeza de lista en las generales hizo que Cs mejorara su tendencia, pues quedó como último partido tanto en Barcelona como en Tarragona.

Las malas perspectivas de Cs en Catalunya han ido en paralelo a las que ha experimentado a nivel estatal. Y a ese mismo ritmo el partido ha pasado de rechazar la propuesta de una gran coalición de centro derecha bajo la marca “España Suma”, auspiciada por el PP de Casado para el conjunto de España, a abrazarla en Euskadi con la fórmula PP+Cs. Esta candidatura vasca funcionó solo a medio gas, pues aunque en conjunto no logró mantener la representación que anteriormente habían conseguido los populares en solitario, permitió que Ciudadanos entrara por primera vez en la Cámara de Vitoria.

El PP, sin prisa por decidir

Una trayectoria opuesta respecto a los pactos preelectorales ha realizado el PP catalán. Los de Fernández han pasado de reclamar la candidatura única en las elecciones generales y, posteriormente, en enero pasado, para ahora mostrar reticencias a esta opción. Las encuestas son elocuentes también en el caso de los conservadores, que podrían llegar a doblar sus actuales diputados. De esta forma, la dirección catalana del PP ha respondido con frialdad a la propuesta de formar ahora una candidatura conjunta.

El PP no se cierra en redondo, pero afirma que está estudiando en qué circunscripciones una coalición con Ciudadanos sumaría más que si se presentaran ambas opciones por separado. Para comenzar, consideran que en Barcelona y Tarragona hay espacio para las dos, y sí se muestran abiertos a una lista de consenso en Girona, una provincia especialmente difícil para ellos. Sobre la cuarta circunscripción, Lleida, hay más dudas, pues el PP sí había obtenido representación allí en elecciones pasadas.

La propuesta está en el tejado del PP y, en concreto, de la dirección nacional que lidera Pablo Casado, quien siempre se ha mostrado partidario de la coalición con Ciudadanos en todo el territorio. Ahora, sin embargo, hay factores que podrían hacer que Casado optase por lo contrario. Para comenzar, la propia situación política catalana. Fuentes del PP apuntan también al giro dado por Arrimadas para llegar a acuerdos con el Gobierno de Pedro Sánchez, lo que consideran incompatible con presentarse a las elecciones con ellos. La decisión final deberá tomarse cuando finalmente haya elecciones en Catalunya pero, por el momento, el PP no tiene prisa por atar el acuerdo, consciente de que el precio de Ciudadanos cotiza cada día más a la baja en el mercado electoral.

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