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Spoiler: no habrá república catalana

Quim Torra, durante un momento de su intervención.

Neus Tomàs

Más de lo mismo. Esto es lo que ofrece Quim Torra para satisfacción de aquellos independentistas que sueñan con una república catalana sin preguntarse cómo hacerlo sin poner vidas en riesgo. Los mismos que de buena fe se creyeron que se puede pasar de una autonomía a un estado independiente solo con sonrisas y buen rollo. No son todos los independentistas pero sí representan a una parte importante de esos más de dos millones de catalanes que no quieren seguir en esta España.

Es también más de lo mismo para aquellos catalanes que no quieren la independencia y que con razón no se sienten interpelados por un candidato a la presidencia que en su discurso de investidura se dirigió solo a la otra mitad de los catalanes.

Torra promete impulsar un proceso constituyente que concluya con una Constitución catalana. Más de lo mismo. Vale la pena recordar que en el Parlament ya se constituyó en el 2016 una comisión para diseñar un proceso constituyente y acabó como el rosario de la aurora y provocando la primera querella contra Carme Forcadell. Ese mismo año un colectivo denominado Constituïm, integrado por juristas y representantes de otros ámbitos, entregó a la entonces presidenta del Parlament un borrador de Constitución catalana. La elaboraron a iniciativa propia tras escuchar la opinión de 3.400 ciudadanos que vía telemática o en decenas de reuniones celebradas por todo el territorio explicaron cómo querían que fuese el texto más importante de una futura república catalana.

Estamos en el 2018 y se promete otra vez una Constitución propia cuando Catalunya lejos de estar en la preindependencia está en la preautonomía por culpa de la aplicación del artículo 155. Es una guadaña que seguirá presente porque Albert Rivera y Mariano Rajoy (por este orden) lo han convertido en su mejor arma para humillar a la mayoría de catalanes. Bloquear la Generalitat no sólo ofende a los que se definen como independentistas.

Torra promete “trabajar sin descanso” para conseguir la república que más de una mitad de catalanes no quiere. Esa es la clave. Para transitar por la senda independentista se necesita más apoyo social y no parece que el discurso de Torra sirva para ganar adhesiones a la causa republicana.

Junts per Catalunya y ERC prometen la república como prometieron un Estado independiente la pasada legislatura. La diferencia es que ahora no se fijan plazos ni se anuncia un desafío a la legislación vigente. El portavoz de ERC, Sergi Sabrià, insistió en en que Catalunya es “un solo pueblo”, pero minutos Inés Arrimadas había evidenciado en su intervención que no es así.

La obligación de todos, la de Torra –si la CUP le permite ser presidente–, la de ERC pero también la de Ciudadanos es conseguir que al menos Catalunya no sea un pueblo cada vez más fracturado.

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